Elsido Antonio Ascanio Bautista
Fuente:
Hechos
Masacre: FAMILIA ASCANIO - MESA RICA LA PLAYA 08-mar-81
Víctimas en estos hechos: 10 (Asesinadas: 10- Desaparecidas: )
El 8 de marzo de 1981 en la vereda Mesa Rica, municipio de La Playa, Norte de Santander, miembros de la base Pantera del ejército pertenecientes al Batallón Santander de Ocaña asesinaron a ANTONIO LUIS ASCANIO, ELSIDO ANTONIO ASCANIO BAUTISTA, ANTONIO ASCANIO TELLEZ, TEODORO ASCANIO TÉLLEZ, AGUSTÍN ASCANIO, LUIS JESÚS ASCANIO, ARGEMIRA ASCANIO, ALCIBIADES ASCANIO, EVELIO ASCANIO y VÍCTOR JULIO ASCANIO.
Relata la fuente: ''El 8 de marzo de 1981 la familia Ortiz Sepúlveda organizó un baile en la finca “El Charco”, ubicada en la vereda Mesa Rica, jurisdicción del municipio de La Playa. En dicho baile, resultaron cuatro personas muertas y una herida; entre los fallecidos figuraban ALCIBÍADES, VICTOR JULIO, EVELIO Y AREMILSE ASCANIO. Al día siguiente, los cuerpos sin vida de Alcibíades y Víctor Julio fueron llevados a la finca de su padre, Antonio Ascanio, aproximadamente a las 12 del día. Mientras los familiares y amigos se encontraban en el velorio, se presentó violentamente una patrulla de doce uniformados de la compañía “PANTERA”, comandada por el Cabo Primero Peregrino Sánchez, Jaime Alfonso y el dragonianante Luis Jesús Rojas. Tan pronto ingresaron al sepelio los militares solicitaron los documentos de identidad de los cadáveres y requisaron grotescamente a los familiares de las victimas, insultándolos. Ante estos hechos el abuelo Antonio Ascanio de 70 años les dijo “que respetaran, que estaban de duelo y los invitó a acompañarlos”.
Ante esta situación, el cabo de la escuadra militar gritó “Fuego mis soldados”, golpeando a su vez con la carabina que portaba, la cara del anciano. Los uniformados cargaron las armas y dispararon contra las personas que se encontraban en el lugar, entre ellos ancianos, mujeres y niños. Muchos de ellos salieron corriendo como LUIS JESÚS ASCANIO a quien a cien metros le disparó el soldado Parada; así lo confirmó el militar. Así mismo el Inspector de Policía Cristóbal Ropero Díaz que se encontraba en el sitio, manifestó a uno de los soldados “Présteme su fusil que yo soy de ustedes mismos, yo les ayudo a disparar”. Estos hechos dejaron como resultado, además de la muerte de Luis Jesús, seis víctimas más de la familia Ascanio: TEODORO ASCANIO de 80 años, ANTONIO ASCANIO de 70 años, los hijos de Teodoro: ANTONIO LUIS ASCANIO y ARGEMIRA ASCANIO de 50 y 35 años de edad respectivamente y sus sobrinos AGUSTÍN y ELCIDO ASCANIO. En las horas de la mañana del día siguiente, los cerdos y los perros desgarraban las carnes del cadáver de Luis Jesús en presencia de los familiares sin que los militares permitieran que estos protegieran los cuerpos. Los muertos permanecieron en el mismo lugar donde fallecieron por espacio de dos días, hasta que dieron la orden de que los enterraran.
El siguiente testimonio corresponde a uno de los miembros de la familia Ascanio, en el cual relata los vejámenes a los que fueron sometidos sus familiares, durante y después de la masacre:
La permanente victimización de la familia Ascanio
“Este si es un caso que ya a nosotros nos empieza a doler más, porque yo digo, en el caso de la primer familia, pues se murieron a tiros, los mataron. Pero, ya estos compañeros si no los asesinan, son asesinados vilmente por una patrulla del Batallón Santander directamente, y compañeros que fueron detenidos entrando a la vereda en el corregimiento de Astilleros, fueron torturados de una forma cruel, o sea todas las señas que aparecen fueron violados, despedazados y los semienterraron, o sea después del hecho pues cogen y los semientierran uno tras del otro y les quitan, por ejemplo, traían dos motos, una moto de esas la esconden y la otra se la llevan, se lo llevaron ellos, ya este hecho si siembra otro precedente grandísimo, pero muy doloroso entre nosotros porque cuando se encuentra con una persona que la mataron, o sea, se tiene como la felicidad uno de encontrar el cuerpo y darle sepultura, porque de todas maneras nos resignamos como a eso, que tenemos que nacer y tenemos que morir, pero este hecho si empieza a dañarnos otra vez”.
Posteriormente, los miembros de la patrulla del ejército encerraron a más de 200 personas en tres habitaciones pequeñas, con los cadáveres y heridos impidiendo por más de diez horas su salida. En las horas de la noche llegaron nuevos refuerzos del Batallón Santander de Ocaña, comandados por el Mayor Rodríguez, quienes abrieron la puerta de la casa, permitiendo que las mujeres y los niños salieran de las habitaciones, con las manos en alto, requisándolos a todos y manoseándoles el busto a las mujeres. A estas personas las hicieron pasar la carretera (costado derecho de la casa), despachando a las mujeres en fila con los niños de pecho, para el monte. En la casa quedaron detenidas 42 personas, entre ellas 7 menores de 12 años quienes estuvieron tres días con los muertos de la masacre de la familia Ascanio.
El testimonio de un sobreviviente de dicha masacre ilustra el sufrimiento de la familia y las acciones encaminadas por los soldados para llevar a cabo los asesinatos:
El ejército ni permitió ir al entierro
“Eran las 12 del día, me acuerdo precisamente 12 en adelante, se estaban velando los cadáveres, el hecho impactaba mucho porque eran seres muy queridos, la gente que acompañaba esto, habían aproximadamente unas 200 o 300 personas en el sitio donde estábamos velándolos. De las 12 en adelante el cabo se hizo presente con, pues se trajo casi todos los soldados de la base esa, llegan.... Ya a las 12 llegó el cabo y venía sarao, trabado, azarado, vuelto nada a pesar de que la gente que había ahí eran amigos y conocidos de él, llegó grosero, agresivo, que necesitaba una requisa, inclusive me acuerdo yo, le dice al abuelo que necesitaba los documentos de los muertos y eso a él le dolía muchísimo, entonces ya al abuelo no le gustó y dijo que no, y lo invita todavía a que lo acompañe, y no que él no había venido a acompañar, que la requisa y ahí pues de una vez el cavo sale afuera y ordena; le ordenó a los soldados que procedieran a requisar y que si no dejaban requisar que les dieran plomo porque estábamos arrechos, que la gente que estaban ahí estaban arrechos.
Estando como en esa discusión pues ya el cabo entra como en ese choque con el abuelo y le pega con la trompetilla de su fusil, lo golpea; le pegó duro por la cara con ese fusil, bueno ahí se comienza ante esa cantidad de gente, gente que estaba almorzando, donde habían ancianos, niños, toda la familia estábamos ahí, empieza a disparar a mansalva al que corriera y al que no corriera. Ya ahí es donde sucede el hecho preciso donde asesinan el resto de la familia Ascanio, entre esos cae el abuelo Antonio, su hermano, sus sobrinos.
A pesar de los muertos que quedaron afuera, la mayoría quedaron afuera, quedaron algunos heridos que después fallecieron por falta de atención, digo porque esta el caso de un abuelo, el abuelo Teodoro 70, 75 años en ese entonces. Pues claro que él no iba a vivir porque estaba perforado.... y encierran toda esta gente, le digo que el área de la casa, el saloncito donde se metió la gente apiñorada no media más de 10 metros por unos 4 metros de ancho. Allí la gente se desmayaba de sed, los muertos quedaron afuera, quedaron adentro, y allí permanecieron por el resto de la tarde casi hasta el otro día y ya le meten represión, casi todo el batallón fue al levantamiento y a hacer una lista de todo el mundo que estaba ahí, y lo más doloroso fue que el ejército no dejo asistir a los familiares a ese entierro, ninguno de nosotros pudo ir a ese entierro, no dejaron asistir a nadie, inclusive yo no volví a ver a mi padre estando ahí con él, la familia no pudo ver a sus hijos ni pudo enterrar los que estaban ahí”.
Fuentes:
- 1. PROYECTO COLOMBIA NUNCA MÁS ZONA 5ª - Crímenes de Lesa Humanidad 1966 - 1998 • NORTE DE SANTANDER: TERRITORIO DIVERSO, INFAMIA AGUDA