El 28 de agosto de 1965 en jurisdicción del municipio de Corinto (Cauca), miembros del F-2 de la 3ª brigada del ejército asesinaron a cinco trabajadores de la hacienda García Abajo: NEMESIO CÓRDOBA CAICEDO, mayordomo, RUTH MARINA LORA DE BARBOSA, ABSALÓN OSCORÓ, MANUEL PAZ e HIPÓLITO ARARAL.
Relata la fuente: “Profunda indignación ha provocado el nuevo genocidio cometido por elementos del ejército, en jurisdicción del municipio de Corinto, la martirizada región en donde a los campesinos se les ha venido sometiendo a una política de terror y de represiones, desde que se produjo el secuestro del millonario Harold Eder. Las tropas que ocupan dicha región causaron la muerte a cinco trabajadores de la hacienda García Abajo, de la familia Eder Garcés, y después se trató de justificar el hecho presentándolos como “bandoleros”.
El crimen fue cometido el día 28 de agosto a eso de las tres de la tarde, es decir en plena luz del día. El parte oficial expedido por la 3ª brigada, presenta los hechos como una exitosa acción del ejército contra elementos de la banda de Tijeras, que fueron dados de baja al ofrecer resistencia. Sindicó además a los cinco “bandoleros” muertos, entre los cuales figuraba una mujer, amante de uno o varios de ellos, según el comunicado dado a la prensa, de estar ejecutando una extorsión contra un rico comerciante de Corinto.
Pero al ser identificados los cadáveres de las cinco personas, se comprobó que se trataba de cinco honrados trabajadores de limpio pasado y ajenos a toda empresa dilectiva. Además, como lo divulgó ampliamente el periódico conservador Occidente, dichas personas mal podrían haber ofrecido resistencia a la tropa, cuando ninguno de ellos portaba arma de ninguna especie. Los trabajadores asesinados, cuyos cadáveres presentaban cada uno varios impactos de fusil en el pecho, el vientre y la cabeza, fueron identificados como el mayordomo de la hacienda García Abajo, de apellido Córdoba, un vaquero de la misma y dos peones. La mujer resultó ser la señora Ruth Marina Lora de Barbosa, esposa de un trabajador del ingenio Balsillas, cercanos a Palmira, que viajaba todos los sábados a la región de Corinto con el fin de proveerse de viveres para la semana.
La protesta popular por este nuevo y cobarde asesinato colectivo cometido por el ejército del régimen oligárquico y proimperialista, ha venido expresándose en diversas maneras. Al entierro de la señora Lora de Barbosa concurrieron no menos de 500 personas, en Palmira, todos ellos trabajadores, que quisieron manifestar asi su condena al crimen oficial. El partido comunista, regional del Valle, ha hecho circular una enérgica declaración señalando como este hecho prolonga la cadena de violencia contra el pueblo desatada por las clases dominantes y muestra la necesidad de elevar la organización, la vigilancia y la autodefensas populares”.
Fuentes:
1. VOZ PROLETARIA Año III - Num 91, Pag. 11, Bogotá, D.E., Septiembre 16 de 1965 + VOZ PROLETARIA Bogotá, agosto 4 de 1966