El 24 de diciembre de 1981 en Florencia, Caquetá, cuando muchos niños esperaban el regalo de navidad, a la casa de la familia Floriano llegó la noticia fatal: “Don Eduardo ha sido asesinado”. Lo mató la policía porque discutía con el dueño de un campero por un leve choque de un vehículo que conducía EDURDO FLORIANO con el jeep. Cuando era conducido a la estación de policía en carropatrulla, uno de los uniformados disparó tres veces y a sangre fría contra Floriano que era conductor desde hacía tiempo en la compañía Ingenieros Constructores SICO Limitada.
Alirio Meneses es el nombre del policía que hizo fuego contra el trabajador sin que mediara en absoluto ninguna causa, según testigos presenciales, lo que ha alarmado notoriamente a la ciudadanía de esta capital departamental por la inseguridad y estado explosivo de los cuerpos uniformados y secretos del gobierno. La oportuna intervención de algunos conocidos de Floriano impidieron que el trabajador fuera desaparecido por la policía, lo cual parecía ser la intención de dicho cuerpo represivo. El criminal dijo en el parte que lo que pasaba era que el ciudadano había tratado de desarmarlo, pero como ya se anotó, testigos presenciales desmienten esta afirmación.
Por este nuevo crimen oficial el gremio de conductores de Florencia elevó su sentida protesta, a tiempo que el pueblo dio a la víctima un adiós postrero en medio de manifestaciones de denuncia. Dejó el occiso dos huérfanos de corta edad: Eduardo y Aydeé. “El regalo de navidad que nos dio la policía fue asesinarnos a nuestro padre”, decía una pancarta que los dos huérfanos portaban en los actos fúnebres de su progenitor.