El 15 de agosto de 1990 en Bolívar, Santander, el campesino GILBERTO MURCIA de 18 años fue asesinado en circunstancias desconocidas por agentes de la policía en la vereda San Martín. El Comando de Policía emitió un comunicado en el que afirmaba que era miembro del XXIII Frente de las FARC y había muerto en combate. Relata la fuente: “La guerra sucia (en Bolívar NdA) fue rehabilitada por la fuerza pública en los meses de agosto y septiembre de 1990; las víctimas de la represión estatal en este lapso temporal fueron presentadas ante la opinión pública como “dados de baja en combate” o “colaboradores de la subversión”, salvaguardando la impunidad de los crímenes”.