Luis Fernando Ramirez Echeverri

Fuente: VOZ PROLETARIA
1. Obrero
Hechos
El 11 de mayo de 1980 en La Ceja, Antioquia, el joven de 18 años, obrero de la construcción, LUIS FERNANDO RAMIREZ ECHEVERRI fue asesinado por miembros de la policía. El joven Luis Fernando se encontraba en el patio interno de su residencia ofreciendo a su señora madre una “serenata”. Al respecto comenta la señora Esther Echeverri, madre del occiso: “Todos los demás componentes de la familia nos encontrábamos en mi habitación, a eso de las dos de la madrugada, escuchando la tercera canción que me dedicaba mi hijo Fernando; de pronto escuchamos un disparo y salimos presurosos y presencié como mi hijo forcejaba con el agente Efraín Tamayo Giraldo, quien se hallaba en compañía del cabo Rodrigo Ríos Muñoz”. Ante esta escena la afligida madre preguntó lo que sucedía, respondiéndole Luis Fernando: “Es que me quieren sacar de aquí, pero a mi no me saca nadie, porque no estoy haciendo nada malo; solamente estoy dando una serenata”.
De acuerdo a la versión propiciada por la señora madre del fallecido Luis Fernando, el agente trataba de sacar al joven a la calle, sin lograrlo.
El hermano mayor Leonidas, narra: “Ya el agente Tamayo lo sacaba hacia la calle cuando le solicité una explicación sobre su procedimiento y que además me mostrara la orden de allanamiento, pues era eso precisamente lo que estaba realizando. A esto el enfurecido agente me respondió: “Vos H.P., lo que querés es plomo”.
Los últimos minutos de vida de Luis Fernando fueron cuando pisó la acera de la casa, empujado por el agente Tamayo. En ese momento, el cabo Muñoz disparó su arma de dotación haciendo blanco en su víctima que se inclinó mortalmente herida, alzando la mano izquierda. Entonces el cabo volvió a disparar por dos veces su arma, pegándole en el cráneo y la clavícula izquierda. Luis Fernando cayó allí mismo frente a su casa. “Vea como mató a mi hermano!”, gritó Leonidas, a lo cual el asesino respondió: “Lo maté y qué!”. Luego los policías montaron en las motos en que habían venido y dijeron cuando partían: “Ahí les queda para que lo recojan”.
Posteriormente se pudieron reconstruir los siguientes hechos; Luis Fernando había estado apostando en la gallera donde ganó “buenos pesos”, al decir de algunos, y allí mismo estuvieron los agentes asesinos, quienes pudieron darse cuenta de ello. Posteriormente estuvieron ingiriendo licor en diferentes establecimientos del municipio y llegaron hasta la casa del occiso con el propósito inequívoco de sacarle la plata. Al negarse éste, pretendieron llevárselo detenido, a lo cual lógicamente el joven se negó, lo que le costó la vida.
La reconstrucción del crimen cometido por el suboficial Rodrigo Ríos Muñoz en asocio del agente Efraín Tamayo Giraldo, se efectuó a las 11 de la noche del 22 de mayo y en la diligencia participaron, además de los inculpados, el juez 55 de instrucción penal militar, Marco A. Zanabria, y una veintena de agentes armados, al mando del capitán Rojas Meluk, que hacían las veces de escolta. En el desarrollo de la reconstrucción los inculpados trataron de falsear los acontecimientos, manifestando que todos los familiares del fallecido, en el momento de ellos ir a realizar la detención, habían salido armados, viéndose por ellos “obligados a disparar”. Esto levantó los ánimos de los curiosos y vecinos presentes, los que protestaron enérgicamente. Un niño arrojó un guijarro contra una bombilla cercana, por lo cual el agente Eliseo Orozco empezó a golpearlo. Su proceder llenó de ira a la población y se generó el incidente. La policía huyó hacia el parque de la poblacion, mientras las gentes les gritaban: “Asesinos mentirosos!”. La policía se hizo fuerte frente a la alcaldía, desde donde empezaron a disparar contra quienes protestaban. Uno de los heridos comentando la situación dijo: “Todo era un desorden; las gentes corrían de un lado a otro tirando piedras en respuesta a los disparos de la policía y quemaron varios carros, pero no es cierto que el pueblo disparara. Solamente la policía lo hizo”.
El saldo de esta nueva incursión de la fuerza pública fue la muerte de JOSE FEDERICO FLOREZ, estudiante de primaria de sólo 14 años, a quien un tiro de carabina que le penetró por la parte posterior de la cabeza con orificio de salida en la cara. Varias personas resultaron con lesiones de arma de fuego en diferentes sitios.
En las primeras horas del sábado 23, el comandante del Batallón Girardot, con sede en Medellín, pero en operaciones en el lugar, en compañía del cura de la localidad, trató de intimidar al padre del niño fallecido para que el entierro se realizara en las primeras horas del día, lo cual no consiguió ante la erguida posición del doliente, quien le respondió al militar que el muerto era su hijo y nadie más correspondía decidir cuando y donde le daban sepultura.
Fuentes:
- 1. COBARDE MASACRE POLICIAL EN LA CEJA Voz Proletaria, Junio 12 de 1980