Julio Cesar Mejía Tabares

Fuente:
1. Campesino
Hechos
El día 5 de diciembre del 1979 fue cobardemente asesinado por elementos del CAES llevados desde Puerto Berrío, el agricultor JULIO CESAR MEJÍA TABARES, propietario de una finca panelera en el municipio de Maceo, luego de permanecer detenido y ser torturado por más de 4 horas, acusado de ser miembro activo de uno de los grupos alzados en armas que operan en la región.
Los servicios secretos del ejército habían recibido información de que un ciudadano venia siendo extorsionado y que para no matarlo debía dejar en el sitio denominado “Alto de Dolores”, una determinada cantidad de dinero que alguien recogería posteriormente. Coincidencialmente hasta el mismo sitio llegó para tomar el bus que habría de pasar y lo conduciría a Puerto Berrío el señor Julio Cesar Mejía, quien de inmediato fue detenido por los agentes del CAES, quienes se encontraban escondidos cerca y de inmediato empezaron a torturarlo para que confesara. Cuando estaban en la tarea de la tortura, pasó por allí un carrotanque cuyo conductor se puso a observar la forma como despellejaban a la víctima, el cual fue amenazado en el sentido de que si quería que le hicieran lo mismo o que se fuera inmediatamente.
A eso de las tres y treinta de la tarde fue llamado el alcalde del municipio para realizar el levantamiento del cadáver del campesino Mejía Tabares, “muerto en enfrentamiento a bala” con los efectivos del cuerpo secreto, según el parte llevados por estos. Conocido el dictamen del legista, se estableció que el occiso no falleció por heridas de bala (pues estas habían sido realizadas posteriormente), sino por “laceraciones cerebrales” causadas por golpes, en el cráneo y quemaduras al parecer de algún ácido en ambos brazos al igual que raspaduras en los mismos. La espalda se hallaba completamente desollejada por la acción del arrastramiento a que fue sometido de alguna manera. Finalmente el cadáver presentaba tres balazos: uno a la altura del pecho, otro en el antebrazo izquierdo y un tercero a la altura del abdomen, sin orificio de salida, demostrativo de que se trata de arma de corto alcance diferente a los fusiles utilizados en estos casos.
Es de anotar que el mencionado ciudadano era persona de gran solvencia tanto económica como moral y era muy querido en la región, propietario de la finca “La Paloma”, donde se dedicaba a sus labores de cultivar y procesar panela que vendía en Puerto Berrío. En el momento de ser asesinado se dirigía a este puerto a recibir un préstamo que la Caja Agraria le había proporcionado.
Fuentes:
- 1. VOZ PROLETARIA Julio 31 de 1980