La noche del sábado 11 de junio de 1977 en El Socorro, Santander, tropas del batallón Galán segaron la vida del joven CAMPO ELIAS VARGAS VIVIESCAS, dentro de su residencia, situada en la carrera 16 No 6-86, sin tener causa o motivo para cometer tan grave delito.
Informaciones recogidas por este corresponsal indican que el trabajador-estudiante había tenido un altercado momentos antes con un suboficial del ejército pero no llegaron a mayores.
A eso de las 9 p.m. llegó una patrulla del batallón Galán, que sin pedir permiso penetró a la residencia antes mencionada, sin presentar auto de detención ni orden alguna. Los soldados se dirigieron a la cama, de donde levantaron a Vargas, y le dispararon, dejándolo muerto en el instante.
Su señora madre, al ver la forma agresiva con que penetraron los militares a la residencia, se les puso de rodillas, al tiempo que les suplicaba que “por Dios no me lo vayan a matar”.
El entierro, que se realizó al día siguiente, contó con la participación de los habitantes del pueblo que, con carteles y consignas contra la barbarie militarista, llevaron el cadáver en medio de un gran despliegue de tropa del mismo batallón.