Orlando Niño Duarte

Fuente:
1. Aserrador
Hechos
Masacre: QUEBRADA AGUABLANCA - SIMACOTA 24-Mar-88
Víctimas en estos hechos: 3 (Asesinadas: 3- Desaparecidas: )
El 24 de marzo de 1988 en Simacota, Santander, aproximadamente entre las 8:00 y 8:30 a.m., el campesino GERARDO GARRIDO BERNAL y los aserradores ORLANDO NIÑO DUARTE y GUSTAVO CARVAJAL PEREZ fueron detenidos y asesinados por tropas del Batallón Luciano D' Elhuyar a cargo del Capitán Manuel Orlando Moreno Martínez y el Teniente William Fernando Rubio Moreno, comandantes de los cuerpos contraguerrilla Cigarra No. 1 y No. 2 respectivamente, en la quebrada Aguablanca cerca de la finca la Unión, ubicada en la vereda El Guayabal. Ese día en horas de la mañana, la tropa de la contraguerrilla “Cigarra Dos” al mando del Teniente Rubio Moreno se presentó en la finca donde se encontraba Gerardo junto con su hijo Gilberto sembrando maíz. Los militares traían a los dos aserradores Orlando y Gustavo, quienes se encontraban laborando en un predio vecino. A Gerardo lo llevaron con los dos detenidos y a todos los llevaron como a cien metros, al lado de la quebrada Aguablanca donde los asesinaron. El hijo del agricultor, al escuchar las balas salió corriendo y se escondió en la casa de una vecina.
Luego, los militares fueron a la casa de una vecina llamada Nydia Cárdenas. A ella le informaron que en el camino habían dejado a tres guerrilleros muertos, a lo cual la señora respondió diciendo que los muertos no eran ningunos guerrilleros, sino que habían matado a dos jóvenes aserradores y a don Gerardo Garrido. Entonces los militares requisaron la casa y encontraron a los hijos de doña Nydia. Después volvieron a la casa de Gerardo y la saquearon, robaron y destrozaron los enseres y algunas prendas de vestir, además de matar algunos pollos y echarlos a la alberca del lugar.
Posteriormente, los uniformados se movilizaron y allanaron la casa de Rosa García, ubicada en la misma vereda. En ese lugar detuvieron a tres personas: DOMINGO BERNAL, RAMIRO PINZÓN y el menor de edad SAMUEL RUEDA. Luego los trasladaron a la casa de la señora María del Rosario Pinzón donde detuvieron a ALFREDO PINZÓN NIEVES y ELIBARDO MARIÑO PINZÓN. Una vez reunidos los cinco, como a las 2:00 de la tarde, los detenidos fueron llevados al sitio donde se encontraban los cuerpos de los campesinos recién asesinados y los obligaron a cavar con picas y palas una fosa para enterrarlos. Los militares les dijeron que hicieran una pequeña fosa, pues tenían que “picar los cuerpos con un machete para que cupieran los tres”; los campesinos se negaron a hacerlo y decidieron cavar una fosa más grande, proporcional a la altura de don Gerardo, que era el mas alto de los tres jornaleros.
Durante la excavación, los campesinos fueron humillados, insultados y golpeados. Alfredo alegó que le dieron una bofetada, mientras que Samuel dijo que le pusieron la boquilla de un fusil en su boca, le daban patadas por la espalda y le montaban una pierna en su cuello; por su parte Ramiro afirmó que el Teniente Rubio lo golpeó injustificadamente. Ninguno pudo reconocer a los campesinos porque sus cuerpos se encontraban desfigurados. Mientras tanto, un grupo de soldados se quedó en la casa de doña María para robarle $300.000 y algunos pollos que tenían, los cuales se comieron.
Alfredo Pinzón fue obligado a untar tinta en los dedos de las manos de los cuerpos para que un soldado registrara sus huellas. Cuando echaron los cuerpos a la fosa, los militares le dijeron que habían dado muerte a los tres individuos porque los habían atacado; señalaron que Gerardo Garrido era “alias Albeiro”, un comandante de la guerrilla, mientras que a los aserradores los tildaron también como guerrilleros. Al finalizar, aproximadamente a las 6:00 p.m., los soldados les ordenaron irse porque sino los mataban, pues venían grupos del MAS y ellos no podían asesinarlos en el momento porque estaban uniformados, además de imponer a Alfredo y Elibardo la condición de presentarse el día siguiente a las 6:30 de la mañana. Según Alfredo Pinzón Nieves, él escuchó que uno de los comandantes de la tropa era el Capitán Moreno, y uno de los detenidos aseveró que les hicieron firmar constancias de buen trato.
El día siguiente a los crímenes, la esposa de Gerardo, Evelia Quintero de Garrido, salió a las 10:20 a.m. hacia Barrancabermeja a buscar al Inspector de Policía de la población de El Centro, Hermes Rueda Rueda, y a avisarles a los familiares de su esposo y los suyos lo sucedido para que la ayudaran a desenterrarlo. Al encontrar al inspector y dos hermanos, Evelia volvió donde estaban los cuerpos y los desenterraron, viendo que su estado de descomposición era avanzado, y localizando manchas de tinta en las manos y pies para tomarles huellas, y rastros de ácido. El Inspector realizó el levantamiento y localizo alrededor de la fosa bastantes balas de fusil; recogió aproximadamente 98 de ellas. Posteriormente los cuerpos se trasladaron al cementerio municipal de Barrancabermeja. Según la señora Quintero de Garrido, en el sector no operaba frente guerrillero alguno, lo que fue confirmado por las declaraciones de los detenidos. Agregó también que el supuesto enfrentamiento entre las víctimas y los militares alegado por estos nunca sucedió, sino que fue un incidente entre las mismas filas de las tropas.
El diario Vanguardia Liberal en su edición del viernes 25 de marzo de 1988, informó que en Simacota tres subversivos sin identificar, pertenecientes al XXIII Frente de las FARC fueron dados de baja en combates entre la organización guerrillera y fuerzas del ejército adscritas al Batallón Luciano D'Elhuyar, artículo que fue presentado como “Rudo Golpe a la Subversión”. El mismo diario, en su ejemplar del día siguiente, sábado 26 de marzo, informó que ocho campesinos, presuntamente miembros de las FARC fueron dados de baja por tropas del ejército en diferentes sitios del Magdalena Medio. Entre ellos, tres hombres fueron muertos en la vereda Aguas Blancas, jurisdicción del corregimiento de El Centro, siendo identificado uno de los occisos como Gerardo Garrido Bernal, propietario de la finca “Guayabal”.
En el ejemplar del lunes 28 de marzo del mismo año, el diario Vanguardia Liberal en su resumen judicial publicó: “No cesa la violencia”, y afirmó que en otros preocupantes hechos de sangre en el corregimiento de El Centro, jurisdicción de Simacota, fueron ultimados Gerardo Garrido Bernal (45 años) y dos hombres sin identificar, de 30 y 25 años aproximadamente. Finalmente en su edición del martes 29 de marzo, vanguardia Liberal presentó un artículo titulado, “Eran campesinos y no guerrilleros”, donde se publicaron apartes de las declaraciones de la señora Evelia Garrido, esposa de Gerardo Garrido, señalando que nunca hubo enfrentamientos, y que los tres campesinos fueron asesinados por el ejército.
Actuaciones judiciales
Mediante la resolución No. 025 del 11 de enero de 1990 la Procuraduría General de la Nación sanciono con treinta (30) días de suspensión en el ejercicio del cargo al Capitán Manuel Orlando Moreno Martínez por los allanamientos, registros y saqueos de las viviendas de Rosa García y Gerardo Garrido, y la detención de Alfredo Pinzón, Ramiro Pinzón, Samuel Rueda, Elibardo Mariño y Domingo Bernal. El mismo ente en la resolución No. 248 del 15 de junio de 1990 decidió mantener la sanción al inculpado ante el recurso de reposición interpuesto por este.
En la misma providencia al Teniente William Fernando Rubio Moreno la Procuraduría decidió absolver al inculpado de la detención de Orlando Niño y Gustavo Carvajal, así como del asesinato de estos y de Gerardo Garrido Bernal, porque no existe prueba alguna directa e indirecta de su participación en los delitos señalados, y por tanto ''debe dársele aplicación al principio in dubio pro reo''.
Fuentes:
- 1. PROYECTO COLOMBIA NUNCA MÁS – MAGDALENA MEDIO