El 20 de febrero de 1988 en Vistahermosa, Meta, hombres armados de la estrategia militar encubierta asesinaron a 17 PERSONAS, catorce de las cuales eran militantes de la Unión Patriótica.
Según la fuente: “En la noche del sábado 20 de febrero de 1988, los habitantes de la inspección departamental Piñalito asistían a una pelea de gallos, espectáculo que constituía una de las pocas diversiones colectivas del lugar. Hacia las 12:15 de la madrugada del domingo 21, incursionaron en la gallera del lugar ocho hombres armados, vestidos de civil y encapuchados, que tenían edades entre 22 y 28 años y portaban armas largas con proveedores curvos de unos 25 centímetros, quienes cortaron el fluido eléctrico, luego se dirigieron a la gallera mientras gritaban:”dónde están esos guerrilleros cobardes, hijueputas”.
Uno de los desconocidos vestía prendas femeninas y una peluca de cabello largo y rubio. Al ingresar al lugar manifestaron que hacían parte del “Grupo Juvenil Anticomunista” y dispararon indiscriminadamente contra los presentes, causando la muerte a diecisiete personas, catorce de las cuales eran militantes de la Unión Patriótica. Las victimas fueron: ÁNGEL MARÍA HURTADO, DANIEL GALINDO, DAVID GALEANO, EDILBERTO RODRÍGUEZ, GABRIEL GALINDO, HÉCTOR FABIO FRANCO, HERMES GARZÓN, HOOVER HERNÁNDEZ, JAMES EMILIO ZÚÑIGA, MARCO FIDEL ORTIZ, MOISÉS FORERO, ORLANDO GIL, ÓSCAR MONTOYA, RUTH PRADA PEÑA y otras TRES PERSONAS no identificadas. Por lo menos 13 personas más resultaron heridas. Al retirarse, disparando y gritando “a las canoas”, los victimarios advirtieron a los sobrevivientes que permanecieran tendidos en el piso por media hora. Unos cinco minutos después se escuchó el ruido del motor de dos carros y una motocicleta con destino a la cabecera municipal.
Se estableció que los victimarios se movilizaban en un Dahiatsu y un Nissan color café. Mientras ocurrieron los hechos, otros dos grupos de encapuchados permanecieron en la carretera y en las afueras de la gallera. Según testigos, algunos de ellos gritaban: “tenemos taponadas las salidas y estamos en acción, corto y fuera” y, “están bravos los guerrilleros”. Se tienen serios indicios de encubrimiento y complicidad por parte de los organismos de seguridad del Estado, pues el área donde ocurrieron los hechos y por la cual se movilizaron los victimarios se encontraba bajo estricto control militar, e incluso, los autores de la masacre pasaron por un retén de la Policía ubicado en cercanías de la inspección departamental, el cual funciona las 24 horas del día. No obstante tanta presencia militar, era común ver en la localidad personal armado de civil.
Días antes de ocurrido el hecho habitantes de la región habían notado la constante presencia de vehículos extraños y se habían presentado varios abusos contra la población civil por parte del tropas del ejército y desconocidos fuertemente armados. Adicionalmente, el comandante del Batallón 21 Vargas, Teniente Coronel Julio Hernán Chaparro, había ordenado retirarse a los militares que se encontraban en la Base del municipio de Vista Hermosa, al mando del Teniente Fernando Gutiérrez. De otra parte, el Ejército acostumbraba llegar al lugar, inspeccionar, hacer requisas y hacer disparos al aire; por ello los habitantes creyeron en un principio que era una acción de la fuerza pública.
El 8 de julio de 1988 el comandante de la VII Brigada del Ejército, con sede en Villavicencio, en ese entonces Brigadier General Harold Bedoya Pizarro, expidió un comunicado público en el cual acusa como autores de la masacre de los 17 campesinos, al frente XXVII de las FARC, argumentando la inexistencia del grupo paramilitar “Juventud Anticomunista”, evidenciando con ello, la pretensión de desviar el rumbo de las investigaciones, para impedir el esclarecimiento de la responsabilidad”.
Fuentes:
1. COLOMBIA NUNCA MAS Zona 7ª - La década del Genocidio, Capítulo III 1985 -1996