El 22 de marzo de 1974 en Girardot, Tolima, JULIO CÉSAR GARZÓN y GUILLERMO GÓMEZ FORERO, dos jóvenes ayudantes de albañilería, son secuestrados conjuntamente con un tercero, que logra escapar y sus cadáveres son descubiertos casualmente semanas más tarde en el abismo del Salto de Tequendama; tenían fracturas en el cráneo y en el rostro, el hígado y el bazo reventados, posiblemente a causa de puntapiés. La ciudadanía del puerto fluvial afirma que los crímenes abarcan a otras personas, por lo cual hay motivo para pensar que en Girardot hay creado un siniestro “escuadrón de la muerte” en el seno de la policía. Autores materiales de tales hechos se señalan a Luis Ernesto Sánchez, jefe del F-2 de Girardot, a un agente de nombre Carlos Ferro, conocido como alias “Lalo” y a otros de apellido Hernández. La banda policial está comprometida en chantajes y extorsiones a ciudadanos de la región.