Eduardo Naranjo

Fuente:
Hechos
El 10 de junio de 1990 en Trujillo, Valle del Cauca, el campesino y concejal del municipio EDUARDO NARANJO falleció por pena moral.
Relata la fuente: "Eran las 5:00 a.m. cuando la familia Naranjo Betancur escuchó varios golpes a la puerta. Un allanamiento por parte de los agentes del F2, el organismo de inteligencia policial de la época, acabó con la tranquilidad en la casa. Entre preguntas y confusiones no entendían por qué estaban capturando a dos de sus hijos. Orlando de 21 años, y Fernando de 19, fueron llevados a la fuerza por supuestos crímenes que cometieron.
“Nos tildaron de guerrilleros, extorsionistas, secuestradores, de tantas cosas que al final nosotros decíamos: bueno, ¿y al fin qué somos?”, comenta Orlando, 28 años después del suceso, en la misma casa donde ocurrieron los hechos.
Para el padre de la familia, Eduardo Naranjo, concejal del municipio de Trujillo, su pesadilla comenzó ese 7 de marzo de 1990, en el que el conflicto paramilitar que apenas empezaba a vislumbrarse en el pueblo tocó a su puerta.
De las 1982 masacres de las que se tiene registro, la de Trujillo fue una de las más sangrientas en el Valle del Cauca. Entre 1986 y 1994, el pueblo comenzó a vivir una de las épocas más difíciles, en la que varios grupos paramilitares, entre secuestros, homicidios y torturas, cobraron la vida de 342 personas.
Aunque Eduardo conocía de cerca algunos episodios de violencia, nunca pensó vivir una historia semejante con sus seres queridos. Luego de que sus hijos fueron liberados, la familia tomó la decisión de que Orlando y Fernando se desplazaran a Medellín para que estuvieran fuera de peligro, sin embargo, por seguridad no se comunicaron telefónicamente en ningún momento.
La incertidumbre de Eduardo por no saber nada de ambos fue generando en él una crisis nerviosa. Cuenta su familia que su mejor compañía era la radio, se mantenía atento de posibles noticias sobre sus hijos. Su esperanza era simplemente nunca oír sus nombres en boca de los periodistas que anunciaban la muerte de civiles.
No habían pasado tres meses cuando las condiciones de salud de Eduardo comenzaron a decaer. Por la angustia que vivía, él, un hombre de 61 años, alto, de contextura media, que se caracterizó siempre por su excelente estado de salud, empezó a afectarse.
Recuerda su esposa, Carmen Betancur, que su marido comenzó a sufrir de insomnio, pues prefería desvelarse escuchando las noticias. “Yo le apagaba el radio a medianoche y él se levantaba a prenderlo. Él ya no dormía”, narra la viuda.
La crisis nerviosa de Eduardo lo llevó a sufrir de desnutrición. Su cuerpo se deterioró como si en tres meses hubieran pasado décadas. El 8 de junio del mismo año fue trasladado a la clínica del pueblo luego de un desmayo. Un paro cardiaco fulminante terminó con su angustia.
“Murió de pena moral el 10 de junio de 1990”, reza hoy en el informe ‘Trujillo, una tragedia que no cesa’, del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH.
Como Eduardo, varias personas afectadas por la violencia han desarrollado enfermedades psicosociales, producto del conflicto armado, pues según un informe de Médicos sin Fronteras, de 4455 pacientes atendidos por la organización, el 67 % presentaron afecciones en su salud mental. No obstante, no existe un registro nacional exacto del número de personas afectadas psicológicamente por la violencia".
Fuentes:
- 1. Los otros males que aún \\\'atacan\\\' a muchas víctimas de la violencia en Colombia - Valentina Parada, del semillero de periodismo UAO - El País, Junio 04, 2018