CRISTINA DEL PILAR GUARÍN CORTES
Fuente: pixelrgb.com
1. Cajero (Institución: Palacio de Justicia)
1. Sin datos - UPN Universidad Pedagógica Nacional
Hechos
Masacre: PALACIO DE JUSTICIA - BOGOTÁ 06/07-Nov-85
Víctimas en estos hechos: 89 (Asesinadas: 77- Desaparecidas: 11)
El 6 y 7 de Noviembre de 1985, el Palacio de Justicia ubicado en la Plaza de Bolívar del centro de Bogotá, fue ocupado antes del medio día por una columna de 35 insurgentes del Movimiento 19 de Abril -M-19-, que con su acción militar pretendió realizar un juicio político al entonces Presidente de la República, doctor Belisario Betancourt por el fracaso del proceso de negociación.
La respuesta fue un ataque militar de las Fuerzas Militares más feroz de recuperación de la sede de instancias judiciales, que el mismo ataque guerrillero. Los llamados desde el Palacio de Justicia de un cese al fuego por parte de los Magistrados, entre ellos el del Presidente de una de la Corte, el Doctor Alfonso Reyes Echandía fueron silenciados, tergiversados, saboteados por los militares.
La respuesta estatal fue un ataque absolutamente desproporcionado, indiscriminado contra todos los que se encontraban en el interior del Palacio de Justicia, la acción militar produjo el incendio de todas las instalaciones que fueron consumidas por el fuego.
En manos del Ministro de Defensa, General Miguel Vega Uribe, del Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, Mayor General Rafael Samudio Molina, y del Comandante de la XIII Brigada del Ejército, quedó el manejo de la toma y la salvaguarda de los rehenes del M-19.
En la Casa Museo del Florero, el Comandante de la XIII Brigada y el B-2 de esa Unidad Militar instalaban su Cuartel General. El Teniente Coronel Edilberto Sánchez Rubiano, jefe del B-2, coordinaba parte de los operativos desde allí. El Capitán Miguel Ángel Cárdenas Obando, de la Sección 2 de la XIII Brigada, el Mayor Vélez del F-2 de Bogotá, y los Mayores Guillermo León Vallejo y Carlos Fracica Naranjo, de la Escuela de Artillería, eran coordinados por el Oficial Sánchez. El Comandante de la Escuela de Artillería, Teniente Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, era otro de los oficiales, Junto con el Coronel Luis Carlos Sadovnik, encargados de coordinar los operativos militares. Tanques Uruburu y Cascabel, bajo el mando del Oficial Plazas Vega, rodearon el Palacio de Justicia.
De acuerdo con el Camino de la Niebla, el saldo de la operación sería alto: 43 civiles, 33 guerrilleros y 11 miembros de las Fuerzas Armadas y del DAS muertos; dos insurgentes y 11 civiles desaparecidos, y dos estudiantes torturados (Informe del Tribunal Especial de Instrucción, publicado en el Diario Oficial No. 37509, de junio 17 de 1986, pp. 59 a 61). Muchos de los insurgentes y civiles habían sido virtualmente ejecutados, mientras que la mayoría de los desaparecidos habían sido vistos por última vez en poder de miembros del Ejército.
VICTIMAS
ANA ROSA CASTIBLANCO
32 años
Con siete meses de embarazo
Ayudante del Chef en la cafetería del Palacio de Justicia
Asesinada – Sus restos fueron encontrados en el 2000 en una fosa común en el cementerio Matatigres al sur de Bogotá
La recordamos como una mujer alegre, amable, sencilla y siempre pendiente de su familia. Ana Rosa, nació el 18 de noviembre de 1953 en Anolaima, tenía 32 años de edad al momento de su desaparición forzada. Nación en el hogar de Marcelino Castiblanco Cano, quien falleció el 02 de febrero de 1986, y de María Teresa Torres Sierra, quien falleció el 22 de diciembre de 2008. La tercera de siete hermanos, Clara Francisca, María del Carmen, Ana Lucía, María Inés, Flor María y Manuel Vicente.
Ana Rosa, fue madre de dos hijos. Primero nació Esmeralda, quien tenía 13 años en 1985 y a quien por la ausencia de condiciones económicas se vio obligada a dar en adopción desde su nacimiento. Siguió Raúl, quien tenía 4 años de edad al momento de la desaparición forzada y era criado por Ana Rosa con la ayuda de su madre María Torres. Y al momento de la desaparición forzada estaba con ocho meses de embarazo de su tercer hijo o hija, el cual también se encuentra desaparecido.
Ana Rosa de origen campesino, estudió junto con sus hermanas en el Colegio General Santander en Sibaté (Cundinamarca), donde vivieron con sus padres durante doce años. Siguieron a Anolaima, tierra natal de sus padres y desde allí empezaron poco a poco a viajar a Bogotá en búsqueda de trabajo. Ana Rosa, llegó a Bogotá y empezó a trabajar como empleada y luego en varios restaurantes del norte de la ciudad, uno de ellos fue el que la recomendó para trabajar en la cafetería del Palacio de Justicia, donde llevaba dos años como ayudante del Chef. En la cafetería, ella sentía que por fin había logrado estabilidad económica, ya que tenía garantías dignas de trabajo.
Durante el tiempo de trabajo en la cafetería construyó amistad con Gloria Lizarazo, juntas con sus hijos salían de paseo, incluso hasta Anolaima. Los planes de Ana Rosa eran trabajar hasta el nacimiento de su hijo o hija y luego dedicarse al oficio de la modistería. Tenía planeado comprar una máquina de coser y trabajar desde la casa. Era una mujer llena de sueños y muchas ilusiones. Se destacaba por ser una hermosa hermana, todas las navidades compraba un detalle a su hermano menor, Manuel, era alegre, extrovertida, tierna, sencilla y comprensiva (http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/ana-rosa-castiblanco/
Ana Rosa Castiblanco, 31 años, auxiliar de la cafetería del Palacio de Justicia, tenía siete meses de embarazo. Según el protocolo de necropsia 3800 y el acta de levantamiento 1173, el cuerpo de una mujer NN embarazada fue encontrado en el cuarto piso del Palacio de Justicia, ala oriental, costado sur. En 1998 se inhumaron los restos de varias personas que murieron en el Palacio y que, por acción de la Fuerza Pública, resultaron en una fosa común localizada en el Cementerio Sur de Bogotá. En junio de 2001, con ayuda del equipo argentino de antropología forense, se concluyó que entre esos restos calcinados estaban los de Ana Rosa Castiblanco y su bebé. La organización Physicians for Human Rights certificó el proceso (Palacio de Justicia: el misterio de Ana Rosa Castiblanco: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/palacio-de-justicia-el-misterio-de-ana-rosa-castiblanco-articulo-596685).
En el 2007 el Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó el Estado colombiano a pagar 542 millones de pesos a los familiares (http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2766942).
BERNARDO BELTRÁN HERNÁNDEZ
24 años
Diplomado SENA programa de Bar y Restaurante
Mesero en la Cafetería del Palacio de Justicia
Asesinado
Bernardo nació en Bogotá, el 10 de julio de 1961. Sus padres, Bernardo Beltrán Monroy y María de Jesús Hernández Beltrán. Tiene dos hermanas, Fanny y Sandra y tres hermanos, Luis Fernando, Fabio y Diego. Su infancia y adolescencia se desarrollaron desde la modestia, sencillez de este hogar, sostenido por el trabajo de Bernardo y María de Jesús quienes han vivido casi toda la vida en un sector popular de Fontibón.
Bernardo hizo su quinto de bachillerato en el Colegio Santana y luego estudió en el SENA en el programa de Bar y Restaurante, por su forma de ser le simpatizó a la trabajadora social de la institución, quien siempre le llamaba a prestar servicio los viernes o los sábados.
Bernardo quería seguir estudiando, especializándose en su área, le salió el patrocinio del Hotel Hilton, donde practicó alrededor de un año. Del Hilton salió a trabajar en un restaurante llamado La Yerra, aunque él inauguró el restaurante que es de unos argentinos, no le gustó el trabajo porque tenía que trasnochar y además no le pagaban a tiempo. La Asistente del Sena lo llamó a trabajar al Claustro San Agustín donde trabajó medio tiempo. A Bernardo le gustaba trabajar en donde asistieran personalidades; por eso cuando lo llamaron a trabajar en el Palacio de Justicia se ilusionó muchísimo y hasta pensaba tomar otro curso. Llevaba varios meses trabajando como mesero en la Cafetería del Palacio de Justicia.
A Bernardo le gustaba tomarse su tiempo y no hacía nada a la carrera, era muy estricto tanto con el tiempo como con su aseo personal, comía muy bien, también hacía mucho ejercicio: jugaba fútbol y pertenecía a un equipo, montaba bicicleta, trotaba, era todo un atleta, un buen hermano, soñaba con irse a trabajar en alta mar, soltero, no dejó hijos pero si unos hermanos que lo aprendieron a ver como papá, por estar pequeños y él muy cercano a ellos.
Su madre, como lo expresa Don Bernardo murió luego de sufrir por muchos años de pena moral. A todos los hijos se les quiere, pero Bernardo era muy especial y por eso el dolor se hizo más intenso. Doña María de Jesús falleció dos días antes de la conmemoración de los 14 años de desaparición forzada de su hijo. Tras su muerte, Don Bernardo quedó con una tristeza profunda mientras que la hija menor, Sandra, asumió la búsqueda de verdad y justicia y con ello se ha negado incluso el derecho a tener su propia familia. Don Bernardo, acercándose a los 80 años de edad, expresa que solo espera que se sepa algo de Bernardo, pero que justicia no espera porque por esperar justicia murió su compañera de toda la vida. Dónde está? Es la pregunta que quiere poder resolver antes de morir (http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/bernardo-beltran/)
CARLOS AUGUSTO RODRÍGUEZ VERA
29 años
Estudiante de Derecho en la Universidad Libre
Administrador de la Cafetería del Palacio de Justicia
Desaparecido
Carlos nació en Bogotá el 26 de Julio 1956, tenía 29 años de edad, el menor de tres hermanos, César y Gustavo, los mayores de la familia de Enrique Rodríguez, de profesión abogado y juez en ejercicio y Helena Vera Quintana, de profesión contable. Su niñez fue feliz, era muy alegre y despierto, criado por su abuela materna, Raquel, por el trabajo permanente de sus padres. Después de los 10 años de edad, Carlos y sus hermanos, estuvieron bajo el cuidado permanente de Doña Helena, tras la muerte de la abuela.
Don Enrique Alfonso Rodríguez Hernández, falleció el 15 de noviembre de 2010, sin encontrar respuesta a su incansable lucha por conseguir justicia, fue gracias a él que se juntaron los primeros familiares y se dio apertura al caso en la CIDH en la búsqueda de los desaparecidos en el Palacio de Justicia. Al poco tiempo de fallecer Don Enrique, falleció Doña María Helena.
Carlos estudió en el Instituto del Carmen de los Hermanos Maristas, donde terminó su bachillerato en 1971, fue buen estudiante y deportista, siempre rodeado de amigos, le gustaba el mar, la playa, luego las motos y la rumba. Hombre generoso, aventurero y soñador permanente, desde muy joven se desempeñó en las áreas de crédito, cartera y sistemas en el Banco Ganadero y en la Corporación Financiera del Transporte. Trabajó en Pasto, donde conoció a Cecilia Cabrera Guerra, economista, que se convirtió en su compañera de sueños, en su esposa y madre de su hija, Alejandra.
Al regresar a Bogotá, Carlos inició sus estudios de Derecho en la Universidad Libre. En el mes de julio de 1985, le fue otorgado en contrato la administración de la cafetería-restaurante del Palacio de Justicia. Su esposa y él se vincularon de tiempo completo a la atención y funcionamiento de este establecimiento. Cecilia atendía la caja y Carlos administraba la cafetería. Por el parto, Cecilia fue remplazada por Cristina del Pilar, amiga de la familia, quien pensaba estar un corto tiempo antes de su viaje al extranjero a un postgrado en Ciencias de la Educación.
Con la desaparición de Carlos Augusto, todo se llenó de incertidumbre pero Enrique Rodríguez, cumplió su promesa de hacer todo lo que pudiera para lograr encontrar a su hijo y a los demás desaparecidos, en su propósito falleció el 15 de noviembre del 2010, con la decisión de un juez de condenar a uno de los responsables de la desaparición forzada de Carlos y los demás desaparecidos, pero sin conocer el resultado de los demás juicios y mucho menos una respuesta a la pregunta que siempre lo acompañó, dónde está y por qué desaparecieron a Carlos Augusto.
Doña Helena, no soportó la ausencia, además de la de Carlos, ahora la de su esposo, y falleció el 07 de julio de 2011. Cecilia, Alejandra, César y Gustavo, continúan la labor emprendida por Don Enrique y doña Helena, tercamente siguen insistiendo en las respuestas, de dónde está y qué le hicieron a Carlos Augusto y demás desaparecidos?
(http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/carlos-augusto-rodriguez-vera/)
CARLOS HORACIO URÁN ROJAS
42 Años
Abogado
Asistente del Consejo de Estado
Asesinado con un tiro de gracia
Hay pruebas que salió con vida del palacio, seguidamente apareció muerto con un tiro de gracia y en el patio del primer piso; “se identificaron los restos de Carlos Horacio Urán Rojas y los mismos fueron entregados a sus familiares. A partir de este momento cesó su desaparición forzada. Sin embargo, ello no afecta la calificación como desaparición forzada de los hechos cometidos en su perjuicio por el período que la persona permaneció desaparecida, sin importar la duración de este. Adicionalmente, este Tribunal estableció que Carlos Horacio Urán Rojas fue ejecutado mientras se encontraba en custodia de agentes estatales, lo cual constituyó una ejecución extrajudicial” (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS CASO RODRÍGUEZ VERA Y OTROS (DESAPARECIDOS DEL PALACIO DE JUSTICIA) VS. COLOMBIA)
CARMEN CRISTINA GARZÓN REYES
35 años
Veterinaria
Militante del M-19
Asesinada - En septiembre de 2014 su cuerpo fue encontrado en una fosa común en el Cementerio Matatigres en el Sur en Bogotá.
El viernes 10 de noviembre del 2017 se realizará la entrega digna de los restos óseos de CARMEN CRISTINA GARZON REYES "Violeta", mujer soñadora con un mundo distinto, militante del M-19, desaparecida forzadamente entre el 6 y 7 de noviembre de 1.985, en la retoma militar realizada por las Fuerzas Armadas de Colombia al Palacio de Justicia en Bogotá.
En el marco de la entrega digna se realizará por parte de familiares, amigos, conocidos, allegados, estudiantes, algunos profesores y artístas un ACTO DE HOMENAJE A LA VIDA, DIGNIDAD Y MEMORIA DE CARMEN CRISTINA GARZON REYES "Violeta".
CARMEN CRISTINA GARZON REYES "Violeta", fue desaparecida forzadamente por sentir y pensar diferente, al igual que otros militantes del M-19, en los hechos del Palacio de Justicia.
Nada justifica la desaparición forzada de personas, a sus familias, a sus amigos, a sus allegados nos hacen falta las personas desaparecidas... A la sociedad y a la humanidad le deben doler este tipo de crímenes y exigir el derecho A Saber lo sucedido, exigir la no repetición con garantía de justicia, y no renunciar a la búsqueda de nuestros desaparecidos y desaparecidas (Fuente: Hasta Encontrarlos)
CRISTINA DEL PILAR GUARÍN CORTÉS
26 años
Licenciada en Historia y Geografía
Cajera en la cafetería del Palacio de Justicia
Investigaciones muestran que salió viva del palacio. Sus restos fueron encontrados en 2015.
Cristina del Pilar, nació en 1959 en Bogotá, tenía 26 años al momento de la desaparición forzada, la única mujer entre los hijos de José María Guarín Ortiz y Elsa María Osorio; José María tenía 55 años al momento de los hechos y falleció a los 71 años el 19 de febrero de 2001; Elsa María tenía 61 años al momento de los hechos y falleció a los 87 años el 23 de junio de 2011. Sus hermanos, Carlos Leopoldo, José Sebastián y René. Carlos Leopoldo falleció a los 44 años el 6 de abril de 1994.
Su familia la tiene presente como una mujer “De estatura pequeña y contextura robusta, la siempreviva Cristina del Pilar Guarin Cortés nació en medio de un parto tormentoso, en medio de la abundancia de enfermedades y la escasez económica, fue así como le aprendí la necesidad de rebelarse ante la mediocridad, todo el entorno hacía presentir la vida agitada que acompañaría sus primeros veintisiete años. Crítica de todo su entorno social, de profesión licenciada en sociales, bilingüe, amante de devorar las lecturas del Dante, de la Divina Comedia, del Cid Campeador, de la Canción del Caminante, me enseñó que leer es tan importante como comer. Esa es Cristina y digo es y no digo era, porque Cristina hoy ni viva ni muerta es de esos desaparecidos que nunca mueren“
Así como se expresa de Cristina su hermano René, su padre José María escribió varios poemas para mantenerla presente: “es una niña tan espiritual, que de los más pequeños detalles hacía un acontecimiento grandioso” “Es – y destaco esta palabra – una niña, una niña llena de ternura, hacendosa con su madre, padre y hermanos; de una personalidad arrogante y definida que siempre defendía sus derechos. Sus deseos de superación eran incalculables. Para mí es la razón de vivir, es un poema…”
Cristina soltera, profesional, licenciada en Historia y Geografía en la Universidad Pedagógica Nacional, quien se deleitaba enseñando a los demás y parte de esa experiencia la desarrolló con personas mayores de edad, se preparaba para dar un nuevo paso en su propósito de enseñar, no solo a leer sino también a soñar, preparaba su viaje a España para realizar un postgrado en Ciencias de la Educación. Gran lectora y tenía conocimiento en otros idiomas como inglés y francés (http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/cristina-del-pilar-guarin-cortes/)
DAVID SUSPES CELIS
30 años
Diplomado Sena programa Chef de Cocina
Estudiante de Ingeniería de Alimentos en la UNAD – Universidad Nacional Abierta y a distancia
Chef en la cafetería del Palacio de Justicia
Desaparecido
David, nació el 12 de febrero 1959 en Bogotá, tenía 26 años al momento de su desaparición forzada. El sexto, de ocho hermanos del hogar de María del Carmen Celis.
David estaba casado con Luz Dary Samper Bedoya, con quien tenía una hija, Ludy Esmeralda, de tres años y cinco meses, al momento de la desaparición forzada.
DAVID “desde niño era muy sociable, disciplinado y correcto en sus cosas, un buen estudiante. Se daba a querer por su manera de ser en la familia y con vecinos del barrio. Con las mujeres era enamoradizo y conversador, un buen compañero, protector de sus hermanos. Entre sus proyectos estaba conseguir una vivienda para su mamá en un lugar distinto al barrio Juan Rey, porque allí hace mucho frío, su propósito era conseguir una casa grande donde pudiera hacer reuniones familiares y asados”.
David estudio su primaria en la escuela Distrital San Rafael en el barrio Juan Rey y la secundaria en el Colegio Gimnasio Libertad. Ante las necesidades del hogar por el abandono del padre, se convirtió en apoyo económico de su madre y hermanos, además de sus responsabilidades como esposo y padre. Trabajó como mesero, mensajero, ayudante de construcción, entre otros oficios. Se capacitó como Chef de Cocina en el Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA y adelantaba estudios de Ingeniería de Alimentos en la UNAD – Universidad Nacional Abierta y a distancia, logrando trabajos más estables como en el Club Militar de la Policía, en supermercado Carulla, y de manera complementaria en la Cafetería del Palacio de Justicia.
De los dos trabajos que tenía, pensaba dejar uno de ellos a inicios de 1986 con el fin de continuar su estudio de Ingeniería de Alimentos que había postergado. David tenía proyectado, además de continuar estudiando Ingeniería de Alimentos, conformar su propio negocio de restaurante, construir una casa para su esposa e hija, en un lote de terreno que habían adquirido en el barrio San Isidro, al sur de la ciudad, al igual que conseguir una mejor vivienda para su madre (Fuente: http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/david-suspes/)
GLORIA ISABEL ANZOLA DE LANAO
33 Años
Abogada
Visitante ocasional del Palacio de Justicia
Desaparecida
Gloria Isabel, nació el 12 de febrero 1952 en Bogotá, tenía 33 años de edad al momento de la desaparición forzada, la mayor de las mujeres de una familia de cuatro hermanos, integrada por el padre Rómulo Anzola Linares, quien falleció a la edad de 80 años el 29 de mayo de 1993, la madre María Bibiana Mora de Anzola, quien falleció a la edad de 63 años el 14 de julio de 1996, provenientes de La Palma – Cundinamarca, y sus hermanos Oscar Enrique, María Consuelo y Rosalía Esperanza.
Se casó en 1983 en Miami (EEUU) con Francisco José Lanao Ayarza. De su unión nació Juan Francisco, quien tenía un año y ocho meses de edad al momento de la desaparición forzada de su madre.
Gloria era una mujer dulce, organizada, pragmática, con una vida social muy activa, por ser alegre y extrovertida, de familia de clase media alta e inmersa en la política del país. Mujer responsable, con mucho profesionalismo y talento en el ejercicio del derecho, ejercía el derecho civil, con especialización en derecho procesal, tenía su propia oficina, litigaba, asesoraba y se desempeñaba como secretaria del Club de Abogados. Además, dictaba clases en las universidades Piloto y Tadeo Lozano.
Tenía su oficina en cercanías al Palacio de Justicia, y a través de su tía Aydee Anzola, Magistrada del Consejo de Estado, logró una autorización para parquear en el sótano su vehículo Renault 12, por tal motivo el día de los hechos se encontraba en el lugar, además de realizar gestiones propias de su profesión (Fuente: http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/gloria-anzola-de-lanao/)
GLORIA STELLA LIZARAZO FUGUEROA
28 años
Auxiliar en la cafetería del Palacio de Justicia
Desaparecida
Gloria Stella, nació en 1958 en Cocuy, Boyacá, hija de Lira Rosa Lizarazo, que al momento de los hechos tenía 58 años y de Julio Ernesto Figueroa quien murió en 1966 a los 40 años de un infarto. Gloria ocupaba el sexto lugar de 16 hermanos de los cuales solo 3 siguen vivos: Deyanira, Julia y su hermano Milciades. Gloria fue a la escuela pública de Cocuy hasta quinto de primaria, se casó a los 14 años con Ernesto Casallas y al año siguiente su marido la abandonó estando embarazada de su primera hija, Marixa.
Con 17 años Gloria Stella constituyó una nueva familia al lado de Carlos Ospina, quien tenía 38 años en 1985, con él tuvieron tres hijos, Diana Soraya, Carlos Andrés y Gloria Marcela quienes en el momento de su desaparición tenían 9, 7, 6 años de edad, respectivamente.
GLORIA, de una familia pobre y excluida, trabajaba porque lo necesitaba para mantener a sus cuatro hijos. Llevaba tres años laborando en la cafetería del Palacio de Justicia, era de las más antiguas. Gloria salía para irse al trabajo; dejaba solos a los niños cuando la mamá no podía ir a cuidarlos. Les dejaba preparado el almuerzo y ellos calentaban cuando llegaban de estudiar. “Gloria llegaba por la noche a hacer oficio: lavar, planchar y hacer la comida. Ella era una mujer muy seria, dedicada completamente al hogar; vivía prácticamente para trabajar y así poder mantener a sus cuatro hijos. No le quedaba tiempo libre en el que pudiera disfrutar del descanso”.
Gloria Stella, no pudo terminar su educación escolar, solo llegó hasta quinto de primaria, y desde temprana edad tuvo que trabajar fuera de casa para sostener su familia (Fuente: http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/gloria-stella-lizarazo/)
HÉCTOR JAIME BELTRÁN FUENTES
28 años
Mesero en la cafetería del Palacio de Justicia
Desaparecido
Héctor Jaime nació el 18 de septiembre de 1957, en Sahagún, departamento de Córdoba, tenía 28 años al momento de la desaparición forzada. Sus padres Héctor Jaime Beltrán Parra y Clara Isabel Fuentes, quienes tenían 52 y 44 años, al momento de la desaparición forzada. El mayor de seis hermanos, Mario David, Nidia Amanda, José Antonio y Clara Patricia.
Héctor Jaime se casó con María del Pilar Navarrete Urrea, con ella tuvieron cuatro hijas quienes tenían al momento de la desaparición forzada las siguientes edades, Bibiana Karina, 5 años; Stephanny, 3 años; Dayana, 2 años; y Evelyn, 7 meses de nacida.
A sus 28 años de edad es padre de cuatro hijas. Jimmy, como era llamado por su familia y amigos, “es un ser humano muy colaborador que nunca se negó ante un favor, como buen costeño siempre irradiaba alegría, era un ser amoroso, sociable, servicial, educado, humilde. El microfútbol, el tejo y el billar, sus aficiones, como buen costeño le gustaba bailar y divertirse en compañía de sus familiares, pintaba rostros, leía historietas y era un hombre de bien, amaba a su familia, a sus 4 hijas, Karina, Stephanny, Dayana, Evelyn y esposa, Pilar, luchaba a diario por ellas”.
Con Don Héctor, más que la relación de padre, era la de amigo, a pesar de las ausencias por los viajes que debía hacer dado su trabajo. A diario le contaba sus penurias en el trabajo, su diario vivir, sus ratos alegres, el cariño que sentía por sus hermanas menores, el amor por su madre, sus añoradas tías, sobre todo a la tía, la que lo vio nacer y crecer allá en su pueblo natal, Sahagún (Córdoba)
Con su desaparición forzada dejó dos familias esperándolo, la de papá, mamá y hermanos y la de su esposa e hijas. El llanto de su madre Clarita aún aparece en la soledad de su casa y es el padre desde su terquedad y enfermedad por la avanzada edad, quien ha estado todo el tiempo exigiendo justicia (http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/hector-jaime-beltran-fuentes/)
En 1996 el Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó el Estado colombiano a pagar 30 millones de ese entonces por la desaparición de Héctor Jaime Beltrán
(http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2766942).
IRMA FRANCO PINEDA
28 años
Abogada
Militante del M-19
Desaparecida – Salió con vida del Palacio de Justicia. Estuvo retenida en la Casa del Florero
Irma, nació el 01 de julio 1957 en Bogotá, tenía 28 años cuando la desaparecieron forzadamente; nació del hogar conformado por Francisco Franco y Eufemia Pineda, quienes ya habían fallecido al momento de los hechos; de ellos nacieron Jorge Eliécer, Mercedes, Elizabeth, Fideligna, Lucrecia, Pedro Herminzul, María del Socorro, María Eufemia.
La familia la recuerda como “una mujer muy activa, alegre, dinámica y caritativa, le encantaban los animales, la naturaleza y disfrutar al aire libre, se destacó por su inteligencia y personalidad. Heredó de su madre Eufemia su coraje, valentía, ese infinito amor por el prójimo y la sensibilidad por las causas sociales. De su padre aprendió que las adversidades también son oportunidades. Siempre ocupaba los primeros puestos, en la primaria en la escuela Gabriela Mistral, en el colegio CAFAM y en la Universidad Libre, siempre estuvo becada por el mejor promedio de notas lo que le llevó a ser eximida de los exámenes preparatorios”. De Irma su familia tiene presente su esencia, su luz, su inteligencia, su alegría y especialmente ese amor por su país, la forma solidaria en que siempre actuó con todos especialmente los más necesitados.
Se graduó de bachiller a los 19 años e ingresó a la Universidad Libre, donde estudió la carrera de derecho. Como abogada se hizo militante del movimiento M-19, participó del operativo de la toma al Palacio de Justicia, logrando salir con vida junto con la guerrillera Clara Elena Enciso, ésta logró huir, pero Irma fue detenida arbitrariamente, objeto de torturas y luego su cuerpo desaparecido forzadamente.
Irma, a sus 28 años tenía un proyecto de vida “basado en el amor por los más necesitados, esta sensibilidad la transformó en su opción militante dentro de las filas del M19, convencida que era el espacio de desarrollo de sus capacidades en ese momento de su vida”.
La desaparición forzada de Irma provocó señalamientos, amenazas, estigmatización permanente a la familia, la justificación del crimen durante años, incluso por la misma sociedad, los medios de información, además de los militares, los organismos de control y operadores de justicia, provocaron en la familia miedo de siquiera poder recordar a Irma en público en las conmemoraciones (Fuente: http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/irma-franco/)
JOSÉ EDUARDO MEDINA GARAVITO
Conductor de la magistrada Clara Inés Forero
Asesinado
Estuvo retenido en la Casa del Florero y posteriormente apareció muerto en el Palacio, “algunos creen que fue asesinado y posteriormente conducido su cadáver al interior para hacerle aparecer entre las víctimas”.
En el fallo de la absolución de Iván Ramírez queda bastante claro que Garavito salió del palacio con vida (http://nsarchive.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB368/docs/Sentencia_IRamirez_20111216.pdf)
LUZ AMPARO OVIEDO DE ARIAS
23 años
Visitante ocasional del Palacio de Justicia
Asesinada - Investigaciones muestran que salió viva del palacio. Sus restos fueron encontrados en 2015.
Lucy Amparo, nació en Chaparral (Tolima) el 15 de febrero de 1962, tenía 23 años de edad al momento de la desaparición forzada, hija de Rafael María Oviedo Acevedo, quien tenía 59 años al momento de los hechos y falleció a los 84 años, el 8 de enero de 2011, y Ana María Bonilla, quien tenía 54 años y falleció a los 73 años, el 9 de octubre de 2004. La menor de seis hermanos, Gloria Ruth, Aura Edy, Damaris, Rafael Augusto y Armida.
El 10 de junio de 1979 se casó con Jairo Arias Méndez, ingeniero civil, de 29 años de edad al momento los hechos, con quien tuvo dos hijos, Jairo Alberto, quien tenía seis años y diez meses de edad y Rafael Armando, de 19 meses de nacido.
Sus familiares la describen como una mujer “extrovertida, franca, directa, altamente sensible, caritativa y responsable. La alegría fue reflejada en cada momento de su vida, y junto con el optimismo, conformaban la filosofía de su vida. La palabra imposible fue borrada de su diccionario, todo con esfuerzo, dedicación, empeño y trabajo en equipo, era posible. Soñadora y amorosa, dedicada a su familia, constituyó su hogar con el único amor de su vida, Jairo. Muy cercana a sus padres y hermanos”.
Lucy estudió en el Colegio Francisco Javier de Castro en Chaparral y empezó la secundaria en el colegio Soledad Medina, terminando sus estudios en jornada nocturna después de casarse, mientras trabajaba de día. Tenía proyectado empezar su carrera de Derecho en febrero de 1986, en el Externado de Colombia. Por ello, quería vincularse a la labor judicial y tenía para el día de su desaparición forzada una entrevista de trabajo con el magistrado Raúl Trujillo, en el Palacio de Justicia, gracias a la gestión realizada por el jurista Alfonso Gómez Méndez.
En el año de 1984 los padres de Lucy se trasladaron a Bogotá, desplazados por la violencia de la región del Tolima y buscaron refugio en sus hijos que habitaban en la capital. Lucy se convirtió en la compañía diaria de sus padres e instaló un restaurante – panadería en el Barrio Santafé, el cual atendía junto con sus ellos para brindarles el sustento, mientras iniciaba gestiones para lograr un trabajo afín a la carrera de derecho que deseaba estudiar
(http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/lucy-amparo-oviedo/)
LUZ MARY PORTELA LEÓN
25 años
Auxiliar de la Cafetería del Palacio de Justicia
Asesinada - Investigaciones muestran que salió viva del palacio. Sus restos fueron encontrados en 2015.
Luz Mary, nació el 28 de diciembre de 1959 en Cunday (Tolima), tenía 25 años de edad al momento de la desaparición forzada, la segunda de una familia de seis hermanos, fruto de cuatro uniones conyugales de Rosalbina León, quien tenía 43 años al momento de los hechos y falleció a los 67 años, el 12 de enero de 2009.
Luz Mary nació de la unión de Rosalbina con Eriberto Portela Casalimas, con quien convivió dos años. Vivía junto a su madre y sus hermanos Rosa Milena y Edinson Esteban Cárdenas León, de 7 y 6 años de edad al momento de la desaparición de Luz Mary.
La composición de la familia giró alrededor de Rosalbina, como madre cabeza de hogar, convirtiéndose Luz Mary en su apoyo permanente en la crianza de los cuatro hijos menores.
LUZ MARY “una mujer amante de paseos, le gustaba nadar y trabajar, honesta, amable, amorosa, romántica y soñadora, apoyo incondicional de la familia, sobre todo de Rosalbina, dedicada al cuidado de sus hermanos menores, como si fuera su misma madre, inmersa en los quehaceres diarios del hogar, en una humilde vivienda de un barrio popular: ´Luz Mary sólo tenía a su madre y su madre sólo a ella´. Madre e hija, amigas y confidentes. Juntas pasaron la vida, trabajos, sufrimientos y alegrías”.
Luz Mary pasó su infancia en la finca de los abuelos maternos en Villarrica (Tolima). Trabajó toda su vida al lado de Rosalbina, primero en las labores del campo y desde 1969 en labores de cocina en la Normal de San Bernardo, Cundinamarca, donde estudió con el propósito de ser profesora, pero faltando un año para terminar, se trasladó con su madre hacia Bogotá, en busca de un nuevo empleo.
Llegaron a Bogotá en el año 1978 y Luz Mary cuidaba de Rosa Milena, que estaba recién nacida y un año después nació Edinson. Mientras Luz Mary cuidaba de los niños, Rosalbina trabajaba en labores de cocina en diferentes lugares. En 1982, Rosalbina logró conseguir un trabajo para Luz Mary como Auxiliar de Cocina en un prestigioso restaurante de la Calle 100 con Cra. 15, donde ambas trabajaron hasta que Rosalbina se vinculó a la cafetería del Palacio de Justicia a partir de 1983 (Fuente: http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/luz-mary-portela-leon/)
MONICA MOLINA BELTRÁN
21 años
Militante del M-19
Asesinada – En septiembre de 2014 su cuerpo fue encontrado en una fosa común en el Cementerio del Sur en Bogotá.
Mónica Molina Beltrán inició sus acercamientos con grupos socio-políticos de izquierda a los 12 años, cuando cursaba primero de bachillerato en el colegio Inem de Cali, donde hizo parte de movimientos estudiantiles. Años más tarde ingresó al M-19.
Mónica era miembro de una familia caleña, como la mayoría de las que hay en Colombia, de un estrato social medio. Los hermanos eran cinco mujeres y dos hombres. Mónica nació en 1965, el suyo fue el cuarto nacimiento dentro del hogar Molina Betrán.
“Chorro de Humo”, como la llamaba su padre, hizo la mayoría de estudios en el Inem. En aquella época, en colegios y universidades hacían presencia diferentes movimientos políticos tanto legales como ilegales, todos con el fin de ganar adeptos entre los estudiantes. Mónica, a su corta edad, según lo contaron sus hermanas, poco a poco se fue interesando más por las problemáticas sociales y políticas de su entorno y del país.
Debido a su participación activa en los movimientos estudiantiles, cuando cursaba tercero de bachillerato, junto a otros 23 alumnos, Mónica fue expulsada del colegio por orden del rector del plantel educativo, quien según María Fernanda, estaba en en contra de las actividades de los jóvenes vinculados a los grupos de izquierda.
La joven Molina cambió de colegio para terminar su bachillerato. Al poco tiempo se vinculó al movimiento guerrillero M-19. Su familia, que siempre ha sido unida y donde reina la confianza, lo supo. Combinaba las clases de colegio con reuniones de izquierda y con el voleibol, el deporte que practicó durante su juventud, una pasión heredada de sus hermanas mayores, que hacían parte y entrenaban en la liga de la ciudad.
A comienzos de 1984 cuando Mónica tenía 19 años cumplidos, le informó a su familia que se iba para Bogotá. Les dijo que viajaba a la ciudad como militante activa del M-19. El miedo y la preocupación invadió a su madre y a sus hermanos; pero respetaron la decisión. La mujer trigueña, de cuerpo bonito y carácter recio, viajó con su novio, el guerrillero Fernando Rodríguez Sánchez, quien, al parecer, murió durante el fuego cruzado en la retoma al Palacio de Justicia, su cuerpo llegó a la sede de Medicina Legal un día después de culminados los hechos.
Para esa época el padre de Mónica estaba radicado en Bogotá. La joven guerrillera siempre mantuvo contacto con su familia. Para el mes de octubre de 1985, Mónica desocupó el apartamento que tenía arrendado con su novio y guardó en casa de su papá, en Bogotá, sus objetos personales y enseres. Cuenta María Fernanda, que días antes de la toma al palacio ella se comunicó por teléfono a Cali y les dijo que se iba para un viaje, en el que tal vez se iba a demorar. Aún, después de 29 años, la siguen esperando (Fuente: Los 29 años de incertidumbre de la familia de una guerrillera del M-19 - Kienyke https://www.kienyke.com/krimen/desaparecidos-del-palacio-de-justicia-m19)
NORMA CONSTANZA ESGUERRA FORERO
29 años
Graduada en Derecho Internacional y Diplomacia, Universidad Jorge Tadeo Lozano
Proveedora de la Pastelería de la Cafetería del Palacio de Justicia
Desaparecida
Norma Constanza, nació el 18 de diciembre 1955 en Bogotá, tenía 29 años de edad al momento de la desaparición forzada, hija de Ricardo Esguerra Reaga y Elvira Forero; Ricardo tenía 58 años al momento de los hechos y falleció a los 70 años, el 30 de septiembre de 1997; Elvira tenía 52 años al momento de los hechos y falleció a los 77 años, el 21 de abril de 2011. Su única hermana es Martha Amparo Peña Forero, quien al momento de los hechos tenía 33 años y ya se encontraba con discapacidad física por una paraplejia desde los 27 años.
Mientras se encontraba estudiando inglés en Orlando, Florida (EEUU), conoció a Mario Anaya, de cuya relación nació su única hija, Deborah Anaya Esguerra, quien contaba con dos años de edad, al momento de la desaparición forzada de su madre.
Norma era una mujer tranquila, estudiosa, un poco callada, tierna, amable, muy espiritual, hacía parte de una cruzada cristiana. Quería estudiar derecho para defender a las personas con quienes se cometían injusticias. Desde los 15 años le gustaba la política debido a que varios familiares estaban vinculados a esta actividad. Del Colegio de la Asunción, donde estudió hasta la secundaria, pasó a la Universidad Jorge Tadeo Lozano, donde se graduó en Derecho Internacional y Diplomacia. Tenía como propósito vincularse al Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la ayuda del ex ministro Indalecio Liévano, amigo de la familia, pero éste falleció antes de lograrlo.
Trabajó durante más de un año como asesora de abogados, pero esto no generaba los suficientes ingresos para sostener la familia, y ante su nueva condición de madre cabeza de hogar, decidió convertir una afición en una microempresa de pastelería y repostería. Era una de las proveedoras de pastelería de la cafetería del Palacio de Justicia, entre otros lugares como la Cámara de Representantes, el Senado, Colsubsidio y el Fondo Cultural Cafetero (Fuente: Desaparecidos del Palacio de Justicia - http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/norma-constanza-esguerra/)
Información Personal
Cristina del Pilar, nació en 1959 en Bogotá, tenía 26 años al momento de la desaparición forzada, la única mujer entre los hijos de José María Guarín Ortiz y Elsa María Osorio; José María tenía 55 años al momento de los hechos y falleció a los 71 años el 19 de febrero de 2001; Elsa María tenía 61 años al momento de los hechos y falleció a los 87 años el 23 de junio de 2011. Sus hermanos, Carlos Leopoldo, José Sebastián y René. Carlos Leopoldo falleció a los 44 años el 6 de abril de 1994.
Su familia la tiene presente como una mujer “De estatura pequeña y contextura robusta, la siempreviva Cristina del Pilar Guarin Cortés nació en medio de un parto tormentoso, en medio de la abundancia de enfermedades y la escasez económica, fue así como le aprendí la necesidad de rebelarse ante la mediocridad, todo el entorno hacía presentir la vida agitada que acompañaría sus primeros veintisiete años. Crítica de todo su entorno social, de profesión licenciada en sociales, bilingüe, amante de devorar las lecturas del Dante, de la Divina Comedia, del Cid Campeador, de la Canción del Caminante, me enseñó que leer es tan importante como comer. Esa es Cristina y digo es y no digo era, porque Cristina hoy ni viva ni muerta es de esos desaparecidos que nunca mueren“
Así como se expresa de Cristina su hermano René, su padre José María escribió varios poemas para mantenerla presente: “es una niña tan espiritual, que de los más pequeños detalles hacía un acontecimiento grandioso” “Es – y destaco esta palabra – una niña, una niña llena de ternura, hacendosa con su madre, padre y hermanos; de una personalidad arrogante y definida que siempre defendía sus derechos. Sus deseos de superación eran incalculables. Para mí es la razón de vivir, es un poema…”
Cristina soltera, profesional, licenciada en Historia y Geografía en la Universidad Pedagógica Nacional, quien se deleitaba enseñando a los demás y parte de esa experiencia la desarrolló con personas mayores de edad, se preparaba para dar un nuevo paso en su propósito de enseñar, no solo a leer sino también a soñar, preparaba su viaje a España para realizar un postgrado en Ciencias de la Educación. Gran lectora y tenía conocimiento en otros idiomas como inglés y francés (http://desaparecidospalaciodejusticia.org/desaparecidos/cristina-del-pilar-guarin-cortes/)
Investigaciones muestran que salió viva del palacio. Sus restos fueron encontrados en 2015.
CRISTINA DEL PILAR GUARÍN CORTES
Nació el 9 de septiembre de 1958 en el hogar formado por Elsa Cortés Osorio y José Guarín Ortiz. Fue la séptima de ocho hermanos.
Cristina nace en medio de las dificultades propias de un embarazo interrumpido en el séptimo mes. Pasa directo a incubadora y, luego de dos meses, es entregada a su familia para empezar a crecer y formarse en el hogar de los Guarín. Su niñez transcurre de manera normal y con algunos aprietos económicos. El paso por las aulas de los colegios Instituto Pedagógico Nacional y Externado Nacional Camilo Torres, en donde estudiaron juntos Cristina y René, su hermano menor, es la mejor referencia que él tiene sobre ella, siempre con una diferencia académica de dos años. De hecho, Cristina termina bachillerato en 1979 y René, en 1981. Crecieron juntos en dichos colegios en un despertar a la vida lleno de dudas por la incertidumbre de entrar a la universidad y con ganas de construir un proyecto de existencia basado en la cultura y la investigación académica. Siempre ávidos de conocimiento y de ver desde la óptica de la academia la realidad social y personal, Cristina y René entran a estudiar a universidades públicas.
Las relaciones de Cristina con su papá no fueron las mejores. Siempre estuvieron marcadas por dos aspectos: el conflicto en torno al desempeño académico de ella, el cual no era bueno en algunos tópicos como las ciencias exactas pero sí destacado en las ciencias humanas, y por la relación de celos de un padre para con su hija, el cual invariablemente encontró defectos maximizados en sus pretendientes. De esta relación conflictiva, René recuerda mucho un diario que Cristina escribió, en donde consignaba su odio por el comportamiento de su papá para con ella y las pastillas de tranquilizantes que él le compraba en la droguería para calmar los nervios, siendo una mujer de dieciocho o quizás diecinueve años. Al término del bachillerato, Cristina ingresó a estudiar Ciencias Sociales a la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá y René a estudiar Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de Colombia. Ambos terminaron sus carreras con diferencias de tiempo: Cristina se graduó como Licenciada en Ciencias Sociales en 1985 y René terminó la Ingeniería en 1993.
Tan pronto Cristina finalizó la carrera y ante la falta de oportunidad laboral como empleada, se desempeñó como profesora de dos señoras: una de apellido Pungillupi y otra de apellido Ramírez, dictándoles clases de historia de Colombia. Cristina comentaba que ellas la admiraban por su carácter crítico frente a los problemas del país. Este trabajo fue relativamente corto, duró menos de dos meses. Después de este tiempo, Cristina queda cesante y acude al ICETEX para hacer un postgrado en España, relacionado con procesos de paz; para ello consulta y lee textos del maestro investigador social de la Universidad Nacional Medófilo Medina (siempre llevó consigo uno titulado “La Protesta Urbana”) y algunos escritos del sacerdote nicaragüense, practicante de la teología de la liberación, Ernesto Cardenal. En diciembre de 1985, del ICETEX llaman a su casa para informar la aprobación de la beca para el postgrado que había solicitado; desafortunadamente, para esta fecha, ella ya había desaparecido.
Cristina, más esperanzada en ir a estudiar que en trabajar, se vincula al Palacio de Justicia en calidad de cajera temporal de la cafetería de esta manera: Elsa Cortés, madre de Cristina, sostiene una relación de amistad desde hace más de cincuenta años con la señora María Helena de Rodríguez, quien es madre de Carlos Augusto Rodríguez Vera (también desaparecido en el Palacio de Justicia), unos meses antes de noviembre de 1985. Mediante un diálogo entre María Helena y Elsa, esta última le hace conocer que Cristina está recién graduada de licenciada en Ciencias Sociales y no consigue empleo; Maria Helena comenta que su hijo Carlos administra la cafetería del Palacio de Justicia y que la cajera de allí es su esposa Cecilia Cabrera, quien está próxima a dar a luz a su hija Alejandra, quien nació en octubre de 1985. Por esta razón tomará los días de dieta y propone llamar a Cristina para que temporalmente substituya a Cecilia. Así sucede y Cristina aparece en la cafetería del Palacio de Justicia, en un empleo transitorio, con su conocido de niñez Carlos Rodríguez Vera.
El 6 de noviembre de 1985, Cristina sale a laborar al palacio normalmente como lo venía haciendo 36 días atrás. Su vestimenta es una falda escocesa color rojo y una chaqueta roja, debajo una blusa fucsia. En este corto periodo laboral, Cristina cuenta que conoce magistrados que podrían ayudarle a conseguir un mejor empleo, e incluso comenta que un miembro de seguridad de palacio la corteja y llega a tal nivel de confianza que, algunas veces, le deja a guardar su arma de dotación dentro del escritorio de la cafetería del palacio.
Al momento de ocurrir los hechos su hermano René se encontraba estudiando en la Universidad Nacional, pero tan pronto supo de ellos, por las emisoras, se trasladó al centro de Bogotá a mirar como un espectador los tiros que salían y entraban al palacio. Quizás se paró unas dos horas a observar hasta donde más o menos dejaba llegar la policía, que era la calle trece con carrera octava y comentaba con varios transeúntes que allí trabajaba una hermana suya. Acercarse al sitio era imposible por los cordones de seguridad alrededor que lo impedían. Se devolvió a casa a escuchar en el radio junto con su familia la narración de los hechos y recuerda haber escuchado la voz del presidente de la Corte, doctor Alfonso Reyes Echandía, pidiendo a través de la cadena de radio Todelar, con el periodista Germán Salgado: “…por favor que cese el fuego…” y, al fondo, el sonido de los tiros y alguien con voz de acento costeño que decía: “… dígale que usted se va a morir, páseme al teléfono magistrado, oiga es increíble habla Alfonso Jacquin, el segundo al mando de este operativo, el Presidente de la República no le ha pasado al Presidente de la Corte y se va a morir porque el Presidente de la República ni siquiera con el poder jurisdiccional, es increíble el M-19 no es el que se ha tomado el Palacio de Justicia, se lo tomaron los tanques del Ejército …cuando entren a este piso nos morimos todos, sépalo”7.
Sobre el diálogo Betancur-Reyes, a continuación se resume la intervención por parte del presidente del Senado, Álvaro Villegas Moreno: “...A los pocos minutos, Villegas volvió a hablar con Reyes. En este momento ya se oían los disparos y se sentía todo el drama que vivían los rehenes... El Presidente del Congreso volvió a llamar a Belisario Betancur y le trasmitió de nuevo el mensaje urgente. El presidente Betancur respondió que el teléfono anotado aparecía desconectado porque allí no contestaban, a lo que Villegas dijo que eso no era posible porque él mismo acababa de hablar por ese número con Reyes Echandía. Fue en esos momentos cuando el presidente Betancur le hizo una confesión a Villegas Moreno ‘quiero decirle sólo a usted que no voy a negociar; que he consultado esta decisión con los ex presidentes y los candidatos presidenciales y que mi decisión final es no intervenir...’8.
Así pasaron veintiocho horas en las cuales los Guarín esperaban encontrar a Cristina entre los muertos identificables, entre los calcinados, ya que en horas de la noche se generó un incendio de grandes proporciones, entre los vivos rescatados. Y nada de eso ocurrió. Escucharon también el disparo del rocket que impactó el cuarto piso del palacio y se turnaban para tratar de llegar al sitio del holocausto a indagar por ella.
Estuvieron en el anfiteatro de Medicina Legal, en donde vieron hombres y mujeres, algunos de cuerpo entero, otros medio quemados, con señales en papeles sobre el cuerpo así: NN 18, NN 04. Recuerdan que al entrar allí Sebastián Guarín se quedó aterrado al ver entre los cadáveres un NN algo que él identificó y dijo: “Este es Fabio, el que estudió conmigo en la Universidad Distrital, sí es Fabio Becerra, él es licenciado en Ciencias Sociales”. En efecto, después en el Diario Oficial aparecía ese nombre en la lista de guerrilleros muertos.
Al final de la tarde del 7 de noviembre del 85, el padre de Cristina logró entrar a la cafetería del palacio en donde encontró intactos los jugos servidos el día anterior y cosas revueltas. Curiosamente, nada se quemó, no había señales de balas y sólo se percibía un pequeño desorden. Era el único sitio del palacio que había quedado casi intacto, sin señales de guerra. Recuerdan haber visto en televisión el entierro de los magistrados y ver algunas bolsas de carbón que tenían letreros en los que leían cosas así como: Doctor Reyes Echandia, Doctor Gaona Cruz y otros, y recuerdan que en esos entierros los familiares gritaban: muerte al general Vega Uribe, muerte a Belisario Betancur.
Hoy se preguntan los familiares de los desaparecidos: ¿ellos sí enterraron a sus papás? ¿A sus esposos? ¿A sus abuelos?, ¿esas bolsas correspondían con la de su familiar magistrado asesinado?, ¿se puede concluir que si cerca de una bolsa de un cadáver calcinado aparece, por ejemplo, un reloj, este cadáver es de quien portaba el reloj? Se retoma aquí un párrafo de Yesid Reyes Alvarado, hijo del presidente de la Corte Suprema de Justicia, en carta dirigida al presidente Belisario Betancur el 12 de noviembre de 1985: “...Ha perdido usted, señor Presidente, toda autoridad para exigir o solicitar siquiera de los jueces del país que cumplan con su sagrada misión, pues les ha enseñado cuál es el respaldo que su Gobierno ofrece a la inmaculada labor de la Cenicienta del Poder Público...”9.
Los Guarín recuerdan que, inmediatamente después de recuperado el palacio, el alcalde mayor de Bogotá de entonces, Hisnardo Ardila, ordena al cuerpo de bomberos de Bogotá lavar la edificación, lo cual se convierte en una alteración de la escena del crimen, ya que no se respeta la parte de pruebas de balística, la identificación de cadáveres calcinados y no calcinados y la disposición final de los objetos que había en la edificación.
Especial atención merecieron para la familia Guarín las palabras del entonces periodista Arturo Abella, a quien recuerdan perfectamente decir por la televisión que “según fuentes de alta fidelidad, en la cafetería del palacio se habían guardado los pertrechos para una toma de larga duración por parte de la guerrilla, específicamente de pollos”10.
La Ministra de Comunicaciones de entonces, Noemí Sanin, era quien debería haber controlado este tipo de afirmaciones carentes de verdad, pues esta versión la desmienten los documentos que reposan en la casa del padre del administrador de la cafetería del palacio: las remisiones 7698 de octubre 28 de 1985 y 8183 del 5 de noviembre de 1985 completan un total de 65 pollos comprados a Proavin (carrera 32 número 7-56 teléfono: 2377127 de Bogotá) por valor total de 26.250 pesos.
Lo que siguió en los días posteriores al desenlace y ante el hecho de no encontrar a Cristina, ni entre muertos ni entre vivos rescatados, fue el contacto con el abogado del Colectivo José Alvear Restrepo, doctor José Eduardo Umaña Mendoza, quien empezó las gestiones jurídicas ante el Estado para que respondieran por los familiares. Fue así como nacieron y se fueron tejiendo de manera casual nuevas relaciones de compañerismo con gente unida a través de una misma tragedia: conocieron a los familiares de los otros desaparecidos y empezaron a gestionar, a través del doctor Umaña, una reclamación al Estado. Eran once familias en búsqueda de algo sencillo y al mismo tiempo complejo: la verdad.
Una vez terminado el holocausto, la lucha por esclarecer las cosas estaba por empezar. Nadie, aparte de los familiares, el abogado Umaña y algunos poquitos se preocupaba y hoy, 20 años después, se preocupan por el caso. Este es un caso que quizás lo comenzaron a enterrar con los goles del partido que el gobierno de Belisario Betancur autorizó trasmitir el segundo día de la tragedia, algo que recuerda a los Guarín al emperador Nerón que, cuenta la historia, tocaba la lira mientras la ciudad ardía.
Las acciones del Estado
Entre tanto, el presidente Belisario Betancur, seis días después de los hechos, crea mediante Decreto 5300/85 el Tribunal Especial para investigar los hechos del holocausto del Palacio de Justicia11, presidido por los magistrados Carlos Upegui Zapata y Jaime Serrano Rueda. “...El decreto no correspondió a la idea inicial planteada por los magistrados de la Corte Suprema de Justicia una vez conocido el desenlace de los hechos en referencia. Los magistrados recomendaron al Ministro de Justicia la formación de un tribunal especial con el objetivo de juzgar la responsabilidad del Gobierno Nacional respecto de estos hechos. El consejo fue tomado en cuenta por la Rama Ejecutiva del poder público, pero esta cambió fundamentalmente el enfoque y, en lugar de hacer un análisis informativo objetivo sobre la responsabilidad del gobierno, decretó que el Tribunal Especial debía investigar los delitos cometidos por los subversivos...”12.
A través de este tribunal, el juzgado 14 Superior de Bogotá comisionado llama a indagatoria a José Guarín Ortiz para que le explique algunos datos que encontraron en la agenda de su hija Cristina, por ejemplo, fechas señaladas en cada mes con color rojo, que el señor Guarín tuvo que explicar eran el control del periodo menstrual que llevaba su hija; nombres que ellos consideraban alias y que eran los nombres de sus primos, tíos, y amigos con fechas de cumpleaños. Le preguntaba que si él sabía algo de esos “alias”. Esa fue la primera relación de contacto directa con el estamento judicial por parte de la familia Guarín una vez es desaparecida Cristina. Es en este ámbito como se van formando los conceptos de verdad, de justicia y de reparación en una persona de veintidós años en ese entonces: su hermano René. Estos conceptos fueron afianzados a partir de intercambiar, en audiencias e indagatorias, información con los jueces de Colombia, para que su familia le pidiera y exigiera verdad sobre la desaparición de Cristina. De esta manera, la familia Guarín conoce el poder judicial de Colombia y es así como van construyendo sus propios conceptos y opiniones de democracia, paz, justicia social y libertad.
La dura experiencia a la que puede ser sometido un ser humano como es la desaparición forzada por parte del Estado colombiano, de un familiar o amigo, constituye un duelo no elaborado o difícil de elaborar. En el caso especial del Palacio de Justicia y la desaparición de Cristina, este duelo afectó especialmente a su familia y a por lo menos diez familias más que el destino, la ira, los ideales, las ansias de poder y las decisiones acertadas y equivocadas de unos hombres y mujeres, unieron de manera caprichosa en su devenir incierto. A este grupo se unió el abogado defensor de derechos humanos Umaña Mendoza. Él acompañó durante casi trece años en ese camino, más lleno de espinas que de rosas, a todos los familiares de los once desaparecidos y fue asesinado en su oficina-apartamento del barrio Nicolás de Federmán el sábado 18 de abril de 1998 antes del mediodía; es decir, 13 años después, por varias personas que se hicieron pasar por periodistas, hecho que se encuentra hoy en la total impunidad. A pesar de este golpe y después de varios años, aún conservan estos familiares “la obsesión de encontrar por lo menos un cadáver”13. Este es un hecho preocupante en un país como Colombia, que exhibe como un triunfo el haber elegido gobiernos democráticamente desde hace más de medio siglo, pero es la Colombia que se tiene configurada para las nuevas generaciones. Durante los dos años siguientes al asesinato del doctor Umaña el tema es asumido por el doctor Daniel Prado y luego pasa a manos del Colectivo José Alvear Restrepo, donde se encuentra actualmente. El colectivo ha emprendido una demanda ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes al ex presidente Belisario Betancur el 6 de noviembre de 2004 y ante la Fiscalía General de la Nación para que sean llamados quienes participaron en el operativo a diligencias de indagatoria. La respuesta de la Fiscalía es que debe ser presentada una lista de qué actividades desarrollaron los participantes en el operativo para evaluar si existe mérito para ser citados. (¿Dónde están? René Guarin Cortes)
Fuentes:
- 1. Comisión Intereclesial de Justicia y Paz - Bogotá, D.C., 6 de noviembre de 2004