El martes 22 de octubre de 1968 en Puerto Boyacá, Boyacá, cuando se el bus en el que viajaba de La Dorada a esta localidad en el retén llamado del Dos y Medio, fue detenido el dirigente agrario del MRL del Pueblo JOAQUÍN EMILIO HIGUITA y conducido al campo de concentración que existe en Calderón, territorio de la Texas. En horas de la noche continuaba detenido, fue encontrado en las primeras horas de la madrugada del miércoles 23, asesinado a manos de un capitán del ejército, quien le disparó un tiro de fusil en la cabeza después de haberlo torturado cruelmente con corriente eléctrica en los testículos y flagelado. El mismo tratamiento lo recibió el campesino CARLOS ALBERTO LÓPEZ. Varios campesinos de la comarca donde fue hallado el cadáver de Higuita, presenciaron, amparados por la oscuridad, estos gravísimos hechos que hubieran podido ser impedidos si las autoridades civiles intervienen ya que estas estaban avisadas, por parlamentarios, del peligro que corrían las vidas de los dos campesinos. El médico que hizo el levantamiento del cadáver pudo apreciar el estado de violencia que se ejerció contra los campesinos. Cuando otro capitán del ejército se enteró del asesinato, delante de varios soldados, preguntó al capitán-verdugo, quién había dado la orden de tan monstruoso fusilamiento. El capitán contestó que “todo se hacía obedeciendo órdenes superiores”. El ejército y la policía se han dedicado afanosamente a la localidad al médico que hizo la autopsia a Higuita, sin saberse hasta el momento que persiguen con este nuevo hecho. Contra otros dirigentes campesinos se ha desatado una verdadera cacería humana y por eso se teme que puedan caer víctimas del mismo capitán de contraguerrilla que asesinó Higuita.
