UN POCO DE HISTORIA – 8 Y 9 DE JUNIO DE 1954

Semanario Revolución Obrera 272
15 Junio 2009
http://www.revolucionobrera.com/numeros/ro-272.pdf

El 13 de junio de 1953 la burguesía puso en el timón del Estado a Gustavo Rojas Pinilla —el abuelo del actual alcalde polista de Bogotá— para llevar acabo la “pacificación” del país, sometiendo a sangre y fuego a los campesinos que persistían en la lucha contra la violencia reaccionaria por apoderarse de sus tierras.

Desde comienzo del año 54, el pueblo inconforme con la dictadura militar preparaba manifestaciones. En la Unal, concretamente en la Facultad de Odontología, se desarrollaba un conflicto estudiantil, puesto que el decano, Rafael Malo Baños, pretendía conceder licencias a personas que al margen de la academia ejercían la profesión, personas que habían sobornado a Malo para que autorizara semejante despropósito. Estudiantes y profesores se lanzaron a la lucha.

Las cavernarias directivas universitarias propusieron la expulsión de los 25 estudiantes que conformaban el comité, en respuesta, el estudiantado convocó al paro universitario el 8 de junio. Ante la rebeldía estudiantil, el reaccionario decano llamó a los perros guardianes del régimen burgués a estar atentas y “evitar desordenes”.

El 8 de junio de 1954, al cumplirse 25 años del asesinato de Gonzalo Bravo Pérez y los estudiantes, como ya era costumbre, hicieron una marcha hasta el cementerio central, a la tumba del estudiante. Al contrario de las otras ocasiones, para ésta el Ministro de Gobierno no autorizó la marcha, pero sin permiso los rebeldes estudiantes marcharon hacia el Cementerio Central.

En las puertas del cementerio había piquetes de policías, pero, para no calentar los ánimos, el presidente ordenó la retirada de los esbirros. La marcha terminó sin incidentes, y un grupo de cerca de 100 estudiantes se dirigió a la universidad para jugar un partido de fútbol.

A las 3:30 de la tarde llegó una patrulla de policía ordenando el desalojo, ante la negativa de los estudiantes los esbirros emprendieron a culatazos, llegaron más policías en un camión, rodearon a los estudiantes y el comandante ordenó la descarga… una bala atravesó el cráneo de Uriel Gutiérrez. Los estudiantes, llenos de rabia y dolor, entonaron beligerantes consignas, y obligaron la retirada de la policía. En señal de duelo tiñeron sus pañuelos con la sangre del compañero caído y los izaron como banderas. Luego del levantamiento, el cadáver de Uriel fue llevado al aula máxima de la Facultad de Derecho. Hasta allí llegaron los ministros de Gobierno, Relaciones Exteriores, y el de Salud Pública, también se presentó el Decano de la Facultad de Derecho; los estudiantes colocaron el cadáver a los pies de los ministros; profirieron un discurso en el que pedían respeto a la autonomía universitaria, la destitución en masa de las directivas universitarias, la investigación del hecho; se designó una delegación para ir al palacio a hablar con el sanguinario Rojas Pinilla y se programó una manifestación de protesta para el día siguiente.

La noticia del asesinato de Uriel Gutiérrez se propagó rápidamente por la ciudad, los estudiantes de otras universidades de Bogotá y estudiantes de colegios de secundaria protestaron en las calles.

El 9 de junio, 10 mil estudiantes de las universidades Javeriana, Externado, Andes, Libre, El Rosario, Gran Colombia, América y algunos de bachillerato se unieron en un solo grito de protesta estudiantil, marcharon desde los diferentes centro educativos hacia la Unal, allí decidieron hacer una marcha hasta la Plaza de Bolívar.

La manifestación era portentosa, se extendía por más de 12 cuadras. En la calle 13 con 7ª un escuadrón del ejército les impidió el paso. Muchos estudiantes se sentaron en el piso esperando soluciones y algunos líderes pronunciaron consignas y discursos, terminada una de las intervenciones, se escucharon las descargas de las carabinas traídas de la Guerra de Corea, disparadas por “los héroes de la patria” contra el estudiantedo, y ese día cayeron: Rafael Sánchez Matallana, Hernando Ospina López, Hernando Morales Sánchez, Jaime Pacheco Grijales, Hugo León Velásquez, Elmo Gómez Lucich, Álvaro Gutiérrez Góngora, Jaime Moore Ramírez.

No saciados con la sangre derramada, con sevicia desataron más represión: tanques y carros blindados, patrullas del ejército y la policía invadieron el centro… detuvieron a 500 personas, y continuaron reprimiendo hasta el 12 de junio. Como siempre, justificaron el terrorismo de Estado con mentiras, diciendo que desde un balcón de una casa de la 13 con 7ª salieron disparos de revolver que les quitaron la vida a un sargento y un soldado. En palabras de uno de los verdugos, general Alfredo Duarte Blum: “El comandante de las fuerzas militares había dado orden de que en ningún caso se hiciera fuego sobre los estudiantes, sino que se utilizaran medida como el agua y los gases y, en último caso, si los estudiantes se tornaban demasiado atrevidos, recurrieran a la culata. Pero si se disparaba desde la manifestación sobre las fuerzas armadas, había orden de hacer fuego. Desgraciadamente eso ocurrió así, y al caer muertos nuestros 4 militares, el ejército disparó para defenderse. Esto no lo hemos querido nosotros. El gobierno no lo ha querido. Esta es una maniobra de comunistas y laureanistas unidos, que prepararon estos actos de revuelta subversiva… el gobierno de las fuerzas armadas no quiso ni quiere matar estudiantes”

En Medellín y Cali se hicieron manifestaciones de protesta. El comité organizador del paro estudiantil se convirtió en el Comité Provisional de la Federación de Estudiantes, también se conformó el Comité de Ayuda y Socorro Estudiantil, que buscó financiar y atender los gastos de la tragedia; igualmente, un Comité Femenino para informar a los padres de los estudiantes heridos y muertos sobre los hechos. La Federación de Estudiantes, mediante resolución No. 02 del 9 de junio de 1954 declaró el 8 y 9 de junio Día del Estudiante Caído.

El 10 de junio sepultaron 6 estudiantes, las ceremonias fueron individuales y sólo fueron los parientes. Uriel Gutiérrez y Álvaro Gutiérrez Góngora fueron trasladados de la Unal al cementerio. Jaime Moore Ramírez trasladado a Pamplona. Jaime Pacheco Grijales y Carlos J. Grijales fueron entregados a sus parientes y enterrados de forma individual. Hugo León Velásquez Arroyabe fue trasladado a Medellín y Hernando Ospina López a Buga. El 12 de junio Elmo Gómez Lucich, de origen peruano, fue repatriado.

Esta fecha también recordamos a otros compañeros asesinados por las fuerzas represivas de este maldito Estado burgués, entre ellos están: Ernesto Aparicio Concha y Pedro Luís Tamayo caídos en las jornadas del 10 de mayo de 1957, contra la dictadura de Rojas Pinilla. Jorge Useche (mayo de 1965). Edgar Mejía Vargas (26 de febrero de 1971). Tuto González (4 de marzo de 1971). Wilfredo Muñoz Rivera (29 de noviembre de 1974). Alfer Mosquera (17 de febrero de 1976). José Manuel Ayala y Francisco Galíndez (18 de septiembre de 1978). Ariel Tovar Manzano (marzo de 1979). Luís Alberto Parada (26 de agosto de 1987). José Quinche (16 de marzo de 1989). Alberto Guerra muerto el 13 de noviembre de 1990, luego de haber sido herido a bala en una protesta contra la paz Gavirista. Beatriz Sandoval (16 de mayo de 1991). Jhon Wilson Rodríguez (5 de septiembre de 1991). Gustavo Marulanda (6 de agosto de 1999). Carlos Giovanni Blanco (7 de noviembre del 2001). Nicolás Neira (1 de mayo de 2005). Jhony Silva (22 de septiembre del 2005). Oscar Leonardo Salas (8 de marzo de 2006). Andrés Julián Hurtado (5 de marzo 2007). Catherine Soto (3 agosto de 2007)…

Mi voz, la que está gritando.
Mi sueño, el que sigue entero.
Y sepan que sólo muero, si
ustedes van aflojando;
Porque el que murió peleando,
vive en cada compañero..