UN POCO DE HISTORIA – 8 DE JUNIO DE 1929

Semanario Revolución Obrera 272
15 Junio 2009
http://www.revolucionobrera.com/numeros/ro-272.pdf

Porque “en Colombia los héroes sí existen”, el asesino de los obreros bananeros, Carlos Cortés Vargas, fue nombrado el 13 de abril de 1929, Director General de la Policía Nacional. Tal barbaridad no podía más que indignar al pueblo. En Bogotá, a esa indignación se le sumó el inconformismo con el régimen de Miguel Abadía Méndez, el deterioro de los servicios públicos, el clientelismo y la corrupción en los cargos del Estado.

Para los primeros días de junio se realizaron protestas en las calles: el 5 hubo movilizaciones. En la madrugada del 6, se boicoteó el tranvía; los gremios de artesanos, obreros y comités universitarios prepararon una gran manifestación en horas de la tarde. A las 5 de la tarde la manifestación se dirigió al palacio de gobierno, pero, a la altura de la carrera 7ª entre calles 17 y 18, fue atacada por un destacamento de caballería, que logró temporalmente dispersar la manifestación, pero ésta nuevamente se reunió y continúo su camino. Ante la tenacidad del pueblo, el reaccionario Abadía Méndez alistó al ejército para que actuara.

Otro destacamento de caballería obstruyó el paso de los manifestantes en la 7ª con calle 8ª, y los luchadores respondieron armando barricadas y enfrentándolo a piedra.

En la noche del 6 de junio se creó un Comité en Defensa de Bogotá, a cuya cabeza estaban los politiqueros; entre las tareas de esta organización se encontraba la huelga de los impuestos municipales, el boicot al tranvía y el acueducto.

También se crearon comités barriales, encargados de movilizar a las masas al no pago de los servicios públicos.

El 8 de junio las calles continuaban inundadas de gente, el comercio se unió a las movilizaciones cerrando las puertas.

El pueblo mostraba su repudio a la Masacre de las Bananeras, y durante todo el día, y por todas partes, los manifestantes llevaron una calavera ensartada en un palo adornado con racimos de banano. A las 3 y media las masas enardecidas se dirigieron al palacio, en la carera 7ª con calle 8ª un pelotón de policías armados les obstruyó el paso, dispararon contra los manifestantes y estos respondieron con piedra y lograron herir a varios esbirros.

En horas de la noche, a las 10 y media, Gonzalo Bravo Pérez, estudiante de derecho de la Universidad Nacional (Unal), quien integraba un comité estudiantil al que se le había dado la tarea de cerrar los cafés e informar a los periódicos sobre los motivos de las manifestaciones, pasando por la carrera 7ª con calle 9ª se encontraron con la policía que arremetió con disparos de fusil, los estudiantes salieron corriendo, pero una bala entró por la espalda al cuerpo de Gonzalo y lo dejó tendido sobre la calle.

El 9 de junio de 1929 fue un día de luto y de victoria, se derramó sangre popular, pero las masas, con su movilización y lucha directa y en las calles, obligaron a Miguel Abadía Méndez a echar a los politiqueros corruptos y también al asesino Cortés Vargas.