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11 DE ENERO DE 2011
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El corregimiento del Playón Orozco, es una pequeña población jurisdicción, del municipio del Piñón en el departamento del Magdalena, ubicado a escasos 45 minutos de la cabecera de Pivijay, con unas difíciles vías de acceso, marcado en la historia por una de las peores masacres perpetradas por un grupo paramilitar al margen de la ley, cuando un sábado nueve de enero del año 1999, esta era una pequeña población en ese entonces conformada por 96 casas, 105 familias, con un número aproximado de 600 personas, entre mujeres, hombres y niños.
Doce años después está sumido en el abandono total, sus calles lucen prácticamente solas, la capilla donde asesinaron a la mayoría de las personas permanece cerrada, un centro de salud que no presta ningún servicio, sus habitantes, humildes campesinos dedicados a cultivar la tierra, pareciera que estuvieran condenados a vivir en la miseria total, después de esa fatídica fecha, cuando según lo manifestaron algunos moradores, ”como olvidar ese día cuando cinco camionetas con aproximadamente 25 hombres armados irrumpieron la tranquilidad que siempre nos había caracterizado”.
A eso de las 12: 30 del mediodía comenzó la peor pesadilla vivida, cuando a ellos llegó el escuadrón de la muerte, cegando la vida a 26 hombres y una mujer, sembrando el pánico, el miedo, el temor, todas estas manifestaciones todavía palpadas en ellos como si este triste suceso hubiese sido ayer, como si el tiempo no hubiese transcurrido, como si aquellas escenas donde vieron caer a sus amigos, hijos, esposos, familiares, no quisieran desaparecer de sus memorias y que el transcurrir de cada día es como un reto para sobreponerse a esas adversidades de la vida.
EL INFORMADOR visitó a esta olvidada población como un presente para aquellas personas que perdieron a sus seres queridos, que siguen luchando para poder sobrevivir.
En diálogo con algunos habitantes como Sofía Cristina Calvo González, quien era la inspectora en aquel momento y sobrevivió a esta masacre en compañía de su madre doña Mercedes Sofía González Giraldo, recordaron cómo comenzó ese día del nueve de enero de 1999, que marcó por siempre y para siempre sus vidas.
Relata con mucha tristeza y llanto , ”yo ese día me levanté más temprano, a eso de las tres de la mañana a ayudar a mi madre, porque necesitábamos hacer los oficios temprano ya que todo el pueblo se preparaba para los bautizos, todo era fiesta, y no pensábamos en nada más, a eso de las 11:30 de la mañana estábamos a la expectativa por la llegada del padre, nos sorprendimos cuando vimos pasar un helicóptero muy bajo, mi hermano Jorge (asesinado) salió para los bautizos en la capilla y cuando regresamos alcanzamos a tomar algunas fotos, seguí a la cocina un momento a mirar la comida que estábamos preparando, cuando siento que me estaban tocando las palmas, era uno de ellos, estaba armado para que asistiéramos a una reunión en la plaza, nadie se podía quedar, continúa su relato con nostalgia y lágrimas, salimos a la plaza allá nos reunieron, ellos llegaron de dos en dos a las casas, a sacar a la gente y a preguntarles cuando era la última vez que la guerrilla había llegado a esta población, lo cual era completamente falso, porque esa gente nunca llegó por aquí, de inmediato comenzaron a sacar a los hombres, y las mujeres nos encerraron en la capilla y en el centro de salud, comenzaron a matar a los hombres, eso fue verdaderamente espantoso, algunos corrían a esconderse a los montes para tratar de salvar sus vidas, otros se fueron a los corregimientos vecino hasta des pués de tres meses que se dio el regreso de algunas familias.
Manifiestan que hoy se encuentran en completo abandono, ”nadie se acuerda de nosotros, como si aquí no hubiese ocurrido nada, son doce años, no sabemos cómo hemos hecho para poder sobrevivir y sobreponernos a esta pesadilla que marcó la vida de cada uno de los habitantes de este humilde corregimiento del Piñón Magdalena, que claman por ayudas para mejorar sus condiciones de vida.
