PERIODISTAS ASESINADOS EN COLOMBIA EN RAZON DE SU OFICIO

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Ayer, en el municipio de La Plata, Huila, al sur del país, fue enterrado el veterano periodista Marino Pérez Murcia, asesinado el pasado domingo en Bogotá, en circunstancias por esclarecer. El colega, de 58 años, que recibió un impacto con arma de fuego en la base del cráneo, fue abandonado por sus asesinos en una calle oscura, donde minutos más tarde fue hallado por habitantes del barrio Galerías

Pérez Murcia era corresponsal de radio Habana, colaborador esporádico del diario Le Monde y realizaba informes televisivos para un canal alemán. Había sido corresponsal de las cadenas radiales colombianas Caracol y Todelar, y trabajó como reportero en la guerra del Golfo Pérsico. En un breve paso por la política, aspiró, infructuosamente, a la alcaldía de La Plata, su pueblo natal.

Muy joven viajó como polizón a los Estados Unidos, donde, después de mucha insistencia, consiguió una audiencia con el entonces Senador Edward Kennedy, de quien se convirtió en su asistente personal.

Según declaraciones de su sobrino y periodista Hárold Pérez a la cadena Todelar, el colega asesinado estaba adelantando contactos para la liberación de tres asesores militares norteamericanos que se encuentran en poder de la guerrilla de las FARC, desde febrero del 2003, tras el derribamiento de su avioneta en el amazónico departamento del Caquetá.

“Estaba centrado en lograr una entrevista exclusiva con el comandante guerrillero Simón Trinidad, preso en los Estados Unidos y para ello se valía de algunos contactos que tenía con el FBI”, explicó.

José Darío Pérez, hermano del periodista, manifestó que no hay claridad sobre los móviles del crimen, pues encontraron sus pertenencias, lo que descartaría un robo. ”Cada vez que un periodista es asesinado, nuestra frágil democracia no solo pierde una voz, sino también legitimidad”, dijo Eduardo Márquez, director del Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas Ceso-FIP.

“Marino es el quinto periodista asesinado en Colombia, en lo que va corrido del año, sin que las autoridades den muestras serias de querer esclarecer estos crímenes”. Recordó que, desde 1989, más de ciento treinta colegas han cído víctimas de la intolerancia, la mayor parte por razones del oficio, y que solamente en cuatro casos han sido capturados los autores materiales.

“Esta monstruosa impunidad que ha convertido en “normal” el asesinato de quienes informan a la sociedad, es el mejor aliciente para los criminales. Si además tenemos en cuenta las infames condiciones de contratación y la amenaza constante, como la que padecen los periodistas de la costa Atlántica por cuenta de corruptos y paramilitares, hablar de libertad de prensa en Colombia, es una verdadera audacia”, concluyó.