OTRA MASACRE, FUERON ASESINADAS SIETE PERSONAS LA MUERTE REGRESÓ A MEDELLÍN

John Mario Londoño Serna, 18 años, la muerte lo alcanzó en la puerta de su casa, el sábado a las 8:30 de la noche, mientras veía a la lluvia lenta y menuda caer sobre el pavimento. Ese día el mal tiempo había obligado a la mayoría los vecinos del barrio Florencia –noroccidente de Medellín– a refugiarse desde temprano en sus casas.

eltiempo.com
Sección Justicia
15 de octubre de 1990
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-13481

Jhon Mario, inválido desde niño, vio de pronto que en la desierta calle irrumpían dos camperos Nissan de color negro, del cual descendieron varios hombres armados, vestidos con uniformes camuflados del Ejército y algunos con sus rostros cubiertos.

Los desconocidos empezaron a disparar, por espacio de diez minutos, contra los pocos transeúntes que había a esa hora, y contra un grupo de personas que en el interior de un granero se tomaban unos tragos de aguardiente para resistir el frío de la noche.

Fueron diez largos minutos para los habitantes de la calle 113 entre carreras 75 y 76, quienes en el interior de sus viviendas oían el ruido de los disparos.

Jhon Mario no alcanzó a entrar a su casa, su invalidez se lo impidió y las balas de los asesinos lo sorprendieron.

El vecindario, en tanto, no sabía qué hacer. Nos metimos hasta debajo de las camas, asustados. Era impresionante la balacera y la gritería, dijo un testigo.

De pronto el ruido de las balas desapareció, luego se oyó el motor acelerado de un vehículo que abandonaba el lugar a gran velocidad, después se escuchó al otro campero hacer lo mismo. Los asesinos se marchaban por la misma ruta que habían llegado.

Entonces el vencindario recuperó un poco la calma y empezó a salir de sus casas, jefes de hogar, mujeres y niños descubrieron los cuerpos tirados y ensangrentados de varias personas.

Temerosos aún, porque de pronto volvían, auxiliaron a los heridos buscando el transporte para llevarlos a la Policlínica o al Instituto de Seguros Sociales en Medellín.

Los muertos habían caído uno a uno. Jhon Mario no se pudo salvar. Tampoco lo consiguió, a pesar de lo mucho que corrió, Fernando Casas Peláez, 21 años.

Fernando era trabajador de una empresa de hilos en Itaguí. La tarde entera y parte de la noche la invirtió en reparar su moto RX100. Salió a probarle los platinos nuevos y cuando subía por la calle 113 se encontró con los hombres que disparaban.

Se bajó de la moto y salió corriendo. Pero a la vuelta de la calle lo alcanzaron y lo acribillaron.

En el interior del granero los criminales entraron y dispararon dejando muertos al ex agente de la Policía Nacional, José Tapias Echeverri, 53, y a Juan Carlos Dávila Atienza, 21, quienes bebían y compartían en ese lugar.

Mientras que al frente de ese lugar, una familia se encontró con el cadáver de su hijo y hermano, junto al de su nuera y cuñada: Carlos Mario Rivera Montoya y Marleny Herrera de Rivera. Acababan de asistir al matrimonio de una hermana de Carlos Mario, en la iglesia situada a tres cuadras del lugar de la matanza.

La pareja, dijo uno de los familiares, decidió subir caminando hasta la casa donde se realizaría la fiesta por la boda. Era la primera vez que visitaban el barrio, vivían en Caldas, municipio al sur de Medellín.

Entre tanto, otra de las víctimas, Elkin Giovanni Zea Vélez, moría en la madrugada de ayer en el Seguro Social.

En los Seguros Sociales y la Policlínica Municipal, donde fueron trasladados los heridos, permanecen en recuperación siete personas más: Guillermo Arango Ruiz, José Orlando Londoño Ríos, José Luis Mazo Londoño, José Fernelly González Mercado, Fernando Angel Montoya Montoya, Margarita Durán Pabón y Flor María Colorado Montoya.

Los organismos de seguridad de la ciudad no tenían hasta ayer pistas sobre los autores y los móviles de la matanza.

Por su parte, los habitantes de la calle 113 atribuyeron los hechos a una venganza de la banda del Banano de Bello, que desde tiempo atrás viene enfrentada con una banda del sector.

La noche de la matanza, ninguno de los que supuestamente buscaban los asesinos, según los vecinos, murió o fue herido. Todos fueron víctimas inocentes.

OTRAS MASACRES

Entre los meses de marzo y abril de este año, el área metropolitana de Medellín vivió 38 ataques indiscriminados contra grupos de personas con un saldo de 165 víctimas.

La siguiente es una lista de los principales crímenes masivos, cuya investigación realiza la justicia ordinaria, sin resultados positivos hasta ahora:

Abril 4: seis muertos en la taberna El Viejo Baúl en el barrio Prado, oriente de la ciudad.

Abril 5: ocho muertos en una esquina del barrio Manrique, carrera 46 con la calle 85.

Abril 7: siete muertos en el barrio Castilla, noroccidente de Medellín.

Mayo 18: cinco muertos en Manrique, calle 82 con la carrera 44.

Mayo 24: cinco muertos en una oficina de gestiones oficiales, situada en el barrio San Joaquín, occidente de la ciudad.

Junio 23: 19 personas muertas en la taberna Oporto de Envigado.

Todos esos crímenes fueron realizados por comandos de hombres armados que irrumpieron en esos sitios y, de inmediato, abrieron fuego contra quienes se encontraban ahí.