ÓMAR DE JESÚS TORRES BORJA, UN HOMBRE QUE PROPONÍA Y APORTABA…

Testimonio de Alonso Palacio, docente de Dabeiba, miembro del sindicato Adida, amigo y compañero del docente asesinado Ómar de Jesús Torres Borja

TIRÁNDOLE LIBROS A LAS BALAS
Memoria de la violencia antisindical contra los educadores de Adida, 1978-2008
Investigación realizada por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y la Asociación de Institutores de Antioquia (ADIDA)
Medellín, 2011

Ómar nació en Dabeiba, toda su vida vivió aquí. Era un hombre bajito, de perfil flechado, humorista a morir, muy mamagallista. En su familia eran puras mujeres y un hermano. Se querían mucho, eran muy apegados, muy unidos. Vivía con su esposa, con quien tenía 5 hijas, todas mujeres. Además de ser docente, también le gustaba estar por ahí con ganado, o cultivando, era muy activo. Era un hombre muy sincero, amigable, le gustaba compartir bastante, es que era muy simpático, muy alegre. Siempre quiso ser licenciado, egresado de la Universidad, pero por cuestiones familiares no le daba.

Ómar era un líder, un hombre que proponía y aportaba muy buenas ideas, trabajaba con las juntas de acción comunal, con la asociación de padres de familia en cuestiones logísticas, arreglos locativos, consecución de materiales. En fin, en lo que pudiera colaborar él estaba ahí. Era socio del sindicato, creo que durante 12 años. En lo que recuerdo nunca tuvo un cargo directivo o algo así, pero asistía sagradamente a las asambleas municipales del sindicato, en las que siempre opinaba y aportaba sus ideas. Él veía a la Asociación de Institutores de Antioquia como un espacio muy productivo en bien de la comunidad, por eso creo que nunca lo escuche hacer un mal comentario con respecto a alguno de ellos. Durante muchos años estuvimos trabajando con campesinos en el corregimiento San José, con el tema de Niños Campesinos. Ómar era un tipo muy tenaz, hizo muchas gestiones con los alcaldes, ante la administración, tratando de conseguir elementos y desarrollando estrategias para la enseñanza.

La muerte a Ómar le llegó muy rápido, apenas tenía 30 años. Murió tratando de darle paz al corazón de una de sus hermanas. A él le tocó vivir una época muy dura, muy violenta en Dabeiba, donde a una de sus hermanas le mataron el esposo, las autodefensas, por lo que él empezó a tener una serie de negociaciones con este grupo para que entregaran el cuerpo del cuñado. Incluso en alguna ocasión le exigieron plata, y él se la consiguió y se las dio. Entonces la guerrilla lo tomó por un lado diferente. Hasta que un día que él estaba en la escuela donde trabajaba, con una compañera que se llamaba Noemí, entraron a buscarlo 5 guerrilleros, y le dijeron a Noemí que se fuera a caminar, que ellos tenían que hablar con el profesor. Ella cuenta que salió y que pasados como 5 minutos sintió los tiros.

La muerte de Ómar afecto infinitamente a su familia, a sus hijas, y a los que estábamos cerca de él. Lo más triste fue que por la situación de orden público en Dabeiba no se podía hacer ni siquiera una movilización, no pasaba de decirse que era una muerte injusta, y ya. Quien se atreviera a hacer o decir algo más al respecto podía sufrir las consecuencias, y más uno trabajando por allá en el monte.

Recuerdo que la última etapa de su vida la pasó bastante angustiado. Por un lado por la viudez de su hermana, y por el otro porque era una persona muy sincera y franca, que no tenía pelos en la lengua para decir lo que tenía que decir. Por eso se ganó problemas y empezó a tener enfrentamientos.

Siempre lo voy a recordar como el gran amigo que fue. Siempre me decía que la vida había que tomarla con calma, no ser demasiado rígido, tomarla como se venga y sonreír siempre al mal tiempo. La muerte de Ómar me afectó muchísimo. En medio de tanta violencia uno no deja de sorprenderse, y uno dice bendito sea el Señor, le tocó a él. Cualquier día le podrá tocar a uno o a otro compañero, pero sí me dio muy duro.

Yo creo que lo que se debe hacer en una sociedad democrática, sensata y civilista, es dialogar con los actores del conflicto, que se pongan de acuerdo porque los muertos los está poniendo prácticamente la sociedad civil. De esa gente son poquitos los que caen, del ejército son poquitos los que caen, de las autodefensas son muy poquitos los que caen. Siempre pagamos nosotros. Mire lo que está ocurriendo en Ituango. ¿Quiénes están llevando del bulto allá? Los campesinos, los soldados están amontonados … ¿Dónde está la guerrilla? La población civil es la que está llevando. Yo trabajé y me encantó siempre trabajar en la zona rural desde que me nombraron, pero ya no se podía. Si uno bajaba al pueblo lo cogían las autodefensas a investigarlo, y cuando uno subía a la vereda los otros comenzaban a investigar, que por qué estaba hablando con los de aquí. Es una situación muy incómoda.