OCHO VIUDAS Y 24 HUÉRFANOS BUSCAN REFUGIO DE LA GUERRA

Las pocas familias de la vereda Juntas, localizada en jurisdicción de Valdivia (Antioquia), que no huyeron de la guerra entre paramilitares y subversivos encontraron allí la muerte.

eltiempo.com
2 de mayo de 1996
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-288234

Ocho viudas y 24 huérfanos llegaron hace ocho días a la cabecera municipal de este municipio, en el norte antioqueño y contaron a las autoridades cómo fueron asesinados sus esposos y padres que se resistieron a escapar del fuego cruzado.

Estas familias se habían resistido a marcharse de sus ranchos, a pesar de que el resto de los habitantes partieron en un lento éxodo que comenzó desde finales del año pasado, al recrudecerse la guerra entre paramilitares y guerrilleros, que azota a esta zona de Antioquia limítrofe con Córdoba.

Las mujeres con sus hijos dejaron atrás sus muertos y ranchos de madera y narraron la tragedia que vivieron a comienzos del mes.

Eran las 4 de la mañana del primero de abril, cuando varios hombres armados interrumpieron el sueño de las únicas casas habitadas en la vereda.

Sin decir palabra balearon y les cortaron la cabeza a Cristian Orrego Vélez, de 34 años, Luis Adán Espinosa, Coli González Lopera y a Eucaris de Jesús Jaramillo.

Sus cuerpos fueron arrojados a las aguas del río Pescado, según el testimonio de las mujeres.

Igualmente, esa madrugada, los desconocidos se llevaron a Juan Bautista Baena, Dairo Madrigal y a Arcadio Valderrama, de 45 años. Más tarde sus cuerpos aparecieron en un lugar solitario de la vereda.

La exhumación de estos cadáveres depende ahora de la Fiscalía de Valdivia, que adelanta la investigación de los hechos.

Las mujeres sobrevivientes desconocen el paradero de Manuel Salvador Pérez, Héctor Emilio Lopera, de 49 años y Horacio Graciano, de 34, quienes también fueron sacados de los ranchos por los mismos hombres armados.

No les dieron tiempo de ponerse las botas, los voltiaron boca abajo y les daban con la culata, los amarraron y se los llevaron , dice una de las mujeres.

Ya sin los hombres que los protegieran, las viudas y los huérfanos, niños entre los seis meses y los 10 años, se convencieron de que lo mejor era dejar la vereda como lo hicieron antes los demás campesinos.

La escuela rural cerró sus puertas el día de la matanza porque se quedó sin alumnos.

Una amenaza de muerte de parte del grupo armado para quienes salieran de Juntas a denunciar la masacre, hizo que sólo 23 días después (el 24 de abril pasado) las viudas se atrevieran a llegar hasta la cabecera municipal de Valdivia.

Allí, las mujeres denunciaron los crímenes ante el personero Jorge Eliécer Rocha Vásquez.

Según el funcionario, en la zona la gente está muy intimidada y por eso entierra a sus muertos sin decir nada.

El comandante de la Policía Antioquia, coronel Guillermo Vega Carrillo, dijo que no tenía conocimiento del hecho.

Ahora las ocho mujeres se acomodan como pueden con sus hijos en una casa que les consiguió la Alcaldía, mientras llega una ayuda del departamento para reubicarlos.

Por el momento ellas manifiestan que regresar a Juntas es imposible, por el temor a una nueva incursión.

El alcalde de Valdivia, John Jairo Cárdenas Uribe, viajó el martes a Medellín para solicitar apoyo en la Gobernación y solicitar recursos de los previstos para los desplazados de la violencia.