La muerte encapuchada recorrió nuevamente las calles del sector de Belén-Altavista, en el occidente de Medellín.
eltiempo.com
3 de abril de 1997
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A las 8 de la noche del martes, varios hombres con pasamontañas llegaron hasta la residencia ubicada en un segundo piso en la calle 17 con carrera 107 A.
Al encontrar las puertas cerradas, los delincuentes se metieron por la ventana de una de las habitaciones donde permanecía una abuela, postrada en una cama por sus limitaciones físicas.
No me maten que soy inválida , gritó desesperadamente la anciana a los encapuchados, según contaron vecinos del sector.
Al parecer, los hombres buscaban a la hija de la anciana, pues luego de entrar a la vivienda se desplazaron directamente a la pieza donde habitualmente dormía.
Pero la búsqueda resultó infructuosa porque la mujer, identificada por las autoridades como Luz Miriam Bedoya Estrada, de 37 años, había salido al centro de Medellín con una de sus hijas.
En la habitación sólo permanecía otra hija de Bedoya de 12 años, en compañía de una amiga, de 14. Estaban escuchando música cuando fueron sorprendidas por los encapuchados.
En pocos minutos la confusión se apoderó del lugar, y mientras los hombres les gritaban cosas a las jóvenes, la abuela inválida les pedía que no las tocaran.
Mátenme a mí que yo ya viví lo suficiente, pero déjenlas a ellas , gritaba la abuela al ver a los hombres armados.
Según algunas personas que oyeron la algarabía, los delincuentes cogieron a las dos pequeñas y les preguntaban cosas, pero como no contestaban les dispararon en el propio corredor de la casa.
Luego, comenzaron a requisar violentamente las casas vecinas.
Como no hallaron a la mujer, los encapuchados salieron de la residencia y en el camino se encontraron con Bedoya, que regresaba con su hija de 13 años.
Los hombres las asesinaron en un callejón cercano, las dejaron tiradas y se fueron a pie , cuentan los vecinos.
Sin explicación Las autoridades no tienen mayor información de la mujer y de las pequeñas. Sólo conocen que la familia ocupaba desde hace dos meses la vivienda donde fueron sorprendidas por el grupo armado.
Las niñas adelantaban sus estudios primarios en el único colegio del sector que, según cuentan los jóvenes del barrio, está cerrado por amenazas.
Aunque no precisan de qué tipo las autoridades informaron que allí operan grupos de milicias.
Las causas de esta nueva masacre tampoco son claras para los vecinos que en los últimos tiempos han tenido que afrontar una difícil situación de orden público.
En el terminal de buses del barrio, en junio pasado, 16 jóvenes fueron masacrados mientras jugaban billar, en hecho que fue atribuido por la Policía Metropolitana a supuestos integrantes de la banda de Los Victorinos , radicada en Belén Aguasfrías, barrio que mantenían una pugna con algunos milicianos de Altavista.
En ese entonces, algunas autoridades sindicaron a Juan Restrepo, líder comunitario de Aguasfrías, como supuesto jefe de la banda.
Sin embargo, Restrepo desmintió las acusaciones y afirmó que el grupo de Los Victorinos no existía. Días más tarde fue asesinado en una céntrica calle de Medellín.
Las muertes selectivas durante los últimos meses no han parado en el sector, según afirman los habitantes y hasta las propias autoridades han sido víctimas de la violencia que allí se libra.
La semana pasada, en el sitio Zafra, aledaño a los dos barrios, fue asesinado el agente del DAS, Nixon Delgado Calderón, de 24 años, cuando realizaba labores de inteligencia.
El agente fue muerto a bala por hombres armados que lo atacaron cuando se encontraba de servicio.