MATANZA CON LISTA

eltiempo.com
27 de noviembre de 1993
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-268119

Después de obligarlos a mostrar sus cédulas y comprobar sus identidades con la lista que llevaban, los hombres armados hicieron filar a ocho trabajadores y empezaron a dispararles a uno por uno. Yo me llevé las manos a la cara y me tape los ojos por unos momentos. Cuando volví a descubrirme, ví a los obreros que estaban en la fila y veían caer a sus compañeros, empezaron a llorar y pedir clemencia a gritos, que no los mataran. De nada valió. Todos fueron fusilados y quedaron tirados ahí sobre la carretera. Nosotros no sabíamos que hacer. El drámatico relato lo hizo a EL TIEMPO un trabajador de la finca Villa Lolita número uno, sobreviviente de la matanza de ocho de sus compañeros, por parte de un grupo armado, cuando se dirigían a sus hogares por la vía Turbo-Apartadó, luego de terminar su jornada de trabajo. El hecho ocurrió a las 5 de la tarde del pasado jueves. Todas las víctimas eran militantes de Esperanza, Paz y Libertad (EPL).

Ibamos en el camión echando chistes y comentando cosas del trabajo contó el obrero sobreviviente. El camión y un bus que iba adelante con otros trabajadores pararon. Vimos a personas armadas que nos obligaron a bajar. Eran unos cuarenta hombres de civil muy bien armados. Cien obreros fueron bajados de los vehículos. Los hombres armados los obligaron a entregar las cédulas y con lista en mano, empezaron a verficiar los nombres. A un joven asustado cuenta el trabajador sobreviviente le preguntaron por quién iba a votar en las próximas elecciones. El muchacho dijo que no iba a votar. Entonces, le dijeron: cuidadito lo vemos votando por Esperanza, Paz y Libertad.

Los hombres armados seleccionaron a diez obreros. Yo respiré tranquilo cuando me dejaron en paz , comentó. Sin embargo, los otros trabajadores no corrieron con la misma suerte. Uno a uno fueron fusilados frente a sus demás compañeros los trabajadores Jorge Luis Berrío Suárez, Froilán Quejada Bejarano, Berminio Martínez Ríos, Franklin Ibargen, Cristino Valderrama Mosquera y Jaider Mercado Torres, obreros de la finca Villa Lolita número uno. También fueron asesinados el coordinador de la finca Villa Lolita número dos, Jairo Quejada Pedraza, y Angel Julio Avila, trabajador del mismo predio. Todos tenían entre 25 y 30 años.

Los asesinos huyeron en varios vehículos. Se llevaron consigo a los obreros Jesús Cardona y a otro de nombre Fernando, y las cédulas de todos los trabajadores. Las autoridades dijeron que los miembros del grupo armado eran integrantes de las Farc.

A esta nueva masacre de trabajadores bananeros se sumó el asesinato de cinco agricultores, entre ellos la madre de dos supuestos cabecillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), ocurrida el pasado miércoles en el corregimiento Mulatos, de NECOCLÍ, pero de la que sólo se supo el jueves.

El inspector de Policía de ese corregimiento y única autoridad judicial del sector, dijo a EL TIEMPO que un grupo de personas llegó hasta la vereda Aguasvivas, a las 9:30 de la noche. Ingresaron a una casa campesina y asesinaron a bala a los esposos Julio y Rosario Hernández, de 50 años, y Emperatriz Caucil, de 49, a quien decapitaron.

Más o menos a esa misma hora, otro grupo armado atacó una vivienda en la vereda El Bejuco, a varios kilómetros de distancia de Aguasvivas. Allí balearon y decapitaron a la señora Tarcila Tapias Guevara, de 49 años. En esa misma vereda, pero a la 1:30 de la mañana, desconocidos asesinaron a los hermanos Jairo y Fernando Mestra Falco, dos agricultores de 27 y 19 años, respectivamente.

Según el funcionario, aunque el asesinato se produjo el miércoles 24, los familiares sólo avisaron del hecho el jueves en la tarde. La zona donde ocurrieron los crímenes está situada a más de una hora del casco urbano de Mulatos dijo Tobón y para ir hasta allá me tuve que desplazar a caballo y por una trocha difícil.

Dijo que en esos lugares no existe ninguna autoridad. No hay Policía, ni Ejército, ni funcionarios judiciales.

Según información extraoficial, los crímenes obedecen a venganzas personales y fueron perpetrados por grupos paramilitares que vienen actuando en la zona norte de Urabá.