La Cascada, una finca del municipio vallecaucano de Candelaria, tenía más de una historia encima: que estuvo abandonada, que su dueño la perdió hace 6 meses en una riña de gallos y que su nuevo propietario la adecuaba para veraneo, entre otras. Pero desde la noche del domingo será recordada por haber sido el escenario de una cacería humana que dejó doce muertos y cinco heridos.
eltiempo.com
5 de octubre de 2004
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1580442.
Las ráfagas de fusil y las explosiones de granada desvelaron a Villagorgona, un corregimiento a 30 minutos de Cali, menos de 72 horas después de una marcha promovida por el gobernador Angelino Garzón para rechazar la oleada criminal que afecta al departamento.
Las autoridades atribuyeron la acción a una venganza entre organizaciones del narcotráfico. El alcalde Oscar Campo, quien se hizo presente en la madrugada de ayer para conocer la situación, dijo que ninguna de las víctimas era del municipio y que varias provenían de Buenaventura.
Los hechos
Al mediodía del domingo, 3 carros llegaron a Villagorgona, un lugar rodeado de cañaduzales. A bordo venían 15 personas, de las familias Caicedo, Viveros y Paredes, que pasaron por la puerta de madera de La Cascada.
La finca, de unos 50.000 metros cuadrados, tiene una entrada enmarcada por palmas, una cancha de futbolito en césped y dos de pavimento. Según varios testimonios, hace 5 meses fue cercada con un plástico verde y se iniciaron unos trabajos.
Un agricultor, que pidió mantener su nombre en reserva, dijo que a esas familias se les alquiló la finca por un día; jugaron fútbol, se bañaron en la piscina y en la noche se quedaron preparando un sancocho .
A las 9:40 p.m., varios hombres con chalecos negros y camisetas verdes entraron a pie por un hueco en el cerco verde. Traían fusiles y portagranadas.
Yamileth Paredes Asprilla, de 20 años y con 5 meses de embarazo, murió cuando intentó defender a uno de los hombres, mientras que una bala perdida segó la vida de Joseph Caicedo, de 3 años.
Ocho hombres fueron asesinados a sangre fría. Cuatro fueron identificados como Haider Viveros González, de 25 años; Pedro Ferney Caicedo Mosquera, de 24; Nelson Rivas Pérez, de 31, y Edward Hernán Zamora, de 24.
Los heridos son José Caicedo, de 22 años; Carlos Viveros, de 31, y Xiomara Viveros, de 20, además de dos jóvenes no identificados.
Después de perpetrar la masacre, los atacantes se subieron a 3 carros y 2 motos y salieron rumbo a la orilla del río Cauca, donde tenían una canoa para escapar. Pero los disparos y explosiones habían atraído a una patrulla de la Policía, que se enfrentó a ellos.
En medio del tiroteo, uno de los sicarios murió en el platón de una camioneta Chevrolet Luv plateada, que fue abandonada al lado del río. El vehículo tenía placas CKC-906 de Cali e insignias de la Policía Nacional con el número 24-0115. Al parecer, el hombre había sido soldado profesional.
Desde otro automóvil, con falsas placas CMC-548, los asesinos dispararon contra un retén de la Policía. La respuesta de los uniformados alcanzó a otro de los prófugos, quien resultó herido en una pierna y murió desangrado tras ser abandonado por sus acompañantes en una finca. Allí se hallaron 3 fusiles, 6 proveedores y un lanzagranadas artesanal.
También fueron decomisados 4 carros y una canoa, informaron las autoridades.