MASACRE DE CEMENTOS EL CAIRO

centromemoria.gov.co
Por: Roberto Romero
23Feb ’14
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“Listos, apunten, fuego”. Así, literalmente, fue la orden que decenas de trabajadores oyeron aquella tarde de sábado en las afueras de la fábrica. No podían creer que las tropas recibieran el bando de muerte por defender sus derechos.

El 23 de febrero de 1963, cuando los obreros de cementos El Cairo, en Santa Bárbara, a 502 kilómetros al sur de Medellín, se apostaron a la salida de la factoría para impedir que una caravana de 40 volquetas cargadas de klinker, — una de las materias primas para la producción de cemento—salieran a las instalaciones de cementos Argos hacia Medellín, los soldados al mando del capitán Guzmán y el sargento Jaramillo, abrieron “fuego a esa gente”.

Como recuerdaSutimac, el sindicato de los obreros de la construcción, enseguida se inició una cerrada descarga de fusiles que apuntaban en todas las direcciones. Entonces empezaron a caer los primeros heridos y varios muertos, entre ellos la niña de 12 años, María Edilma Zapata, hija del trabajador y sindicalista cementero Luís Eduardo Zapata García.

Santa Bárbara, conocida como el poblado de los bellos paisajes y cuna de la cordialidad, conocía la peor tragedia de su historia: trece muertos y dos docenas de heridos graves, todos a punta de fusil.

El país estaba consternado y el ministro de Trabajo de la época, el conservador Belisario Betancur, quien no daba instrucciones serias para resolver el litigio laboral, se limitó a decir que lamentaba la tragedia.

Por lo menos un lamento. Por que el gobernador de Antioquia, Fernando Gómez Martínez y dueño el periódico El Colombiano no dejaba pasar un día sin insultar en las páginas de su vocero a la organización sindical que exigía mejores salarios y respeto a sus derechos.

Para los trabajadores, entre los responsables de esta masacre están las directivas de Cementos El Cairo, el Presidente de la República, Guillermo León Valencia, el Coronel Armando Valencia Paredes, el Capitán Guzmán y el Sargento. Pero jamás fueron llamados a juicio y las investigaciones se extraviaron entre juzgados y tribunales.