A las 2 de la tarde la ciudadanía del municipio de El Retiro, oriente antioqueño, recibió una visita imprevista. Eran once muchachos en motos y con uniformes de motociclismo muy vistosos. Dejaron una grata impresión entre la juventud del pueblo por la forma como picaban las motos , comentó uno de los funcionarios de la Alcaldía que salió a observar el espectáculo.
eltiempo.com
11 de febrero de 1993
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Los jóvenes sólo se quedaron unos minutos en el pueblo. Por la dirección que traían, al parecer, llegaron desde el vecino municipio de Montebello, en el suroriente de Antioquia. Los uniformes estaban un poco sucios; seguro que venían de practicar motocross en las montañas , dijo otra de las personas que los vio cruzar el pueblo.
En fila india salieron de El Retiro en dirección a la capital antioqueña. A unos seis kilómetros de la cabecera municipal, en el sitio conocido como el Centro Comercial La Fe, detuvieron la marcha para tanquear las motos y descansar.
Un empleado de la estación de servicio, quien empezaba a tanquear la caravana de ocho motociclistas, le dijo a EL TIEMPO que los jóvenes de pantalones y guantes de cuero,botas plásticas y chaquetas deportivas llegaron hacia las 2:25 minutos de la tarde. Era una hora de gran tránsito.
No habían pasado cinco minutos de la llegada de los muchachos cuando esto se convirtió en un infierno. Unos veinte hombres que llegaron en cuatro camionetas Luv bloquearon la carretera y empezaron a disparar contra todos los jóvenes.
Ellos me pidieron que les llenara los tanques. Eran Ocho jóvenes, cada uno en motocicletas de 100, 125 y 175 centímetros cúbicos. Cuando llenaba el tanque de una de las motos llegaron varios vehículos, entre estos tres camionetas Luv, blanca, roja y negra, De los automóviles descendieron unos veinte hombres armados hasta los dientes. De un momento a otro se escuchó un traqueteo, hubo confusión y se escucharon gritos por todas partes. Primero le dieron a los que yo estaba prestando el servicio y siguieron con los otros. No les dieron tiempo de huir. Todos quedaron tendidos en el piso .
No sabemos cómo, pero por lo menos tres escaparon en las motos. Los demás quedaron tendidos en el piso , dijo un testigo de la masacre.
En el patio de la estación de gasolina Texaco, donde tanquearon las motos, y en el centro comercial, en un área aproximada de ochenta metros cuadrados, quedaron los cuerpos de los asesinados, identificados como Juan Carlos Isaza Bedoya, de 23 años; Freddy Alberto Rivas Londoño, 22; Alexánder Alberto Marín Martínez, 26; Santiago Andrés Vélez Saldarriaga, 22; y otro joven de unos 22 años, cuya identidad no fue establecida por las autoridades.
En el hospital San Juan de Dios de El Retiro, murió Juan Carlos Gallego Sánchez, de 24, quien fue trasladado al lugar gravemente herido.
Dos de los jóvenes alcanzaron a refugiarse en la oficina de la estación de gasolina. De nada les valió. Los sacaron y los mataron , dijo una señora que estaba por esos lados al momento del atentado. Al lado del surtidor de gasolina quedaron ocho motocicletas 100, 125 y 175 Yamaha y Kawasaki.
Debajo de sus uniformes, la mayoría lucían ropa de marca O Neil, botas de cuero especial para practicar motocross, chaquetas y pantalones Levi s, algunos de cuero. Esta ropa es demasiado costosa , aseguró una muchacha que fue hasta la morgue para tratar de reconocer los muertos. Venían por ellos Ejecutado el múltiple crimen, los responsables del hecho abandonaron a toda velocidad el lugar. Un agente de la Policía se encontró de frente con las camionetas donde huían los agresores. Ese señor se quedó paralizado. Sólo tenía un revólver; mientras que los homicidas portaban armamento sofisticado. Eran fusiles, subametralladoras y pistolas , comentó un campesino.
Aunque este, al parecer, fue el único encuentro con las autoridades, en la región no alcanzaban a comprender cómo un grupo de más de 20 hombres armados con armas de grueso calibre, no chocaron con las patrullas del Ejército que mantienen retenes permanentes en la subida a Las Palmas, posible vía de escape hacia Medellín, o con los efectivos de la base aérea de Rionegro que controlan la salida hacia el oriente antioqueño.
El ataque no fue fortuito y, al parecer, los agresores tenían información de que el grupo de motociclistas iba a cruzar por el lugar del crimen, afirmó un funcionario de la inspección.
Sólo venían por ellos. Yo intenté correr, cuando escuché que uno de los tipos dijo, hermano, no se asuste, que la cosa no es con usted , dijo otro de los empleados del centro comercial.
Los jóvenes no tenían ni una navaja para defenderse. Lo único que encontramos en los morrales que llevaban eran papitas, chocolatinas, panes y algunos objetos personales , dijo uno de los funcionarios de la inspección de Policía de El Retiro, que participó en el levantamiento de los cadáveres.
Según los documentos que portaban, los jóvenes eran de los municipios de Medellín, Envigado y Bello.
Aunque las autoridades antioqueñas dijeron desconocer los móviles de la masacre, los comentarios la tarde de ayer en el escenario del múltiple crimen era que los habían matado por ser colaboradores de Pablo Escobar Gaviria.
Familiares que llegaron a eso de las 4:30 de la tarde al parque principal de la localidad, dijeron que la mayoría de los jóvenes eran estudiantes de secundaria y universidad.
No es la primera vez que venían por estos lados, hacían motocross y buscaban estas montañas para practicar el deporte , dijo la hermana de uno de los muertos. La versión fue confirmada por varias personas en el centro comercial.