LOS DESPLAZADOS TERMINAN EN MEDELLÍN

En el corregimiento de San Cristóbal, unas treinta personas esperaban el tañido de las campanas para llevar a la iglesia el cadáver de Gustavo De Jesús Loaiza.

eltiempo.com
22 de septiembre de 1996
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-507755

El ataúd, con el cuerpo del dirigente campesino, había llegado esa misma madrugada de Urabá, en una travesía de 330 kilómetros, a este sitio en las laderas del occidente de Medellín.

La caja permanecía atravesada en la pequeña sala, en medio de cuatro cirios y de algunos ramos de flores que comenzaban a marchitarse. Un hombre de aspecto campesino salió del fondo de la vivienda. Usted pa qué quiere esos datos? Sabe quéé…! A él lo mataron en una riña, fue cosa de borrachos. Aquí no sabemos nada más , dijo el hombre en tono áspero.

Pero todo indica que la muerte de Loaiza, presidente de la junta comunal de la vereda San Joséé y miembro de la UP, fue algo más que simple cosa de borrachos .

Según la Defensora del Pueblo de Apartadó, María Girlesa Villegas, varios hombres armados sacaron a Loaiza de su casa, el pasado 7 de septiembre, y lo mataron en la calle junto con otros tres líderes, incluida una mujer embarazada.

La masacre según la funcionaria ha provocado un éxodo masivo en las veredas San Joséé La Resbalosa y Los Mandarinos. La mayoría de directivos de las juntas comunales se han ido hacia Medellín y otras ciudades , afirma. De hecho, un directivo de la Asociación Nacional de Ayuda Solidaria (Andas), afirma que el conflicto de Urabá está tocando a las puertas de la capital antioqueña.

Está llegando gente de Chigorodó, Mutatá, Turbo, Apartadó… Los caseríos se están quedando vacíos , asegura. Se vienen a escondidas, con la ropa que tienen puesta, sin un centavo y sin saber pa dónde coger porque toda su vida han vivido en el campo , dice uno de los directivos de Andas. El, también desplazado del eje bananero, prefiere ocultar su nombre.

En total, Andas, cuyo objetivo es orientar y asesorar a los desplazados y servir de intermediario ante el Estado, tiene registradas 450 familias llegadas de Urabá en los últimos catorce meses. Según esa organización, este mes han arribado a Medellín más de cien desplazados.

Aunque no existen datos precisos, Nora Eugenia Villegas, del Comité de Emergencias de Medellín, afirma que el número de familias desplazadas hacia esta ciudad desde otros lugares del departamento, especialmente de Urabá, es cercano a las mil, o sea, entre cuatro y cinco mil personas.

Verónica Marín es una de ellas. Llegó a Medellín en abril de este año con sus dos hijos. Pero el menor, de 17 años, fue asesinado el 16 de julio en el municipio de Caicedo, cerca a Medellín, donde había conseguido trabajo de jornalero.

El cadáver fue velado en la Colonia de Belencito, un asilo de ancianos improvisado como albergue para 315 personas desplazadas de Urabá, entre ellas 136 niños y adolescentes.

Cerrar la boca

El itinerario que vivieron estas 70 familias para llegar al albergue fue tan accidentado como su éxodo desde Urabá. La ciudad no sabía de su existencia hasta el pasado 10 de julio.

Ese día, a las seis de la mañana, fueron desalojados por la policía del barrio Villatina, donde los desplazados habían construido sus ranchos en terrenos considerados de alto riesgo por el peligro de deslizamiento.

Estábamos durmiendo cuando sentimos que los ranchitos se nos venían encima , dice Paola Torreglosa, la menuda líder de los desplazados.

A eso de las once, ya no había ni ranchos ni nada y decidimos bajarnos en un bus y tomarnos la iglesia de La Candelaria , cuenta la mujer, quien huyó de Apartadó con su esposo después de que éste fue conminado a cerrar la boca como testigo de un homicidio.

Esa misma tarde, el párroco de La Candelaria, en el centro de Medellín, logró que la Secretaría de Bienestar Social del Municipio alojara a los desplazados en la Colonia de Belencito. Allí llevan más de dos meses.

La comida no alcanza

Todos los días tenemos que ir a pedir a la Plaza Minorista, a las universidades, a los sindicatos… hay niños enfermos y no hay plata pa la droga , afirma Paola, cuya facilidad de palabra la ubicó como vocera del grupo.

Por el patio del albergue se ve deambular a hombres y mujeres, se ve a niños durmiendo en hamacas de fique o sentados alrededor del patio. No hay risas ni juegos. Son niños de mirada huidiza. Paola Torreglosa revuelve en un plato la colada de bienestarina para su hijo de tres años.

Los niños dice la mujer se quedaron sin estudio, y quién sabe cuándo puedan volver a la escuela. Se imagina qué va a pasar con los niños a los que les mataron el papá o la mamá o han visto asesinar a un vecino .

Para el Secretario de Bienestar Social de Medellín, Jorge Enrique Betancur, la situación es angustiosa debido a que el municipio no tiene recursos, ni ofertas de vivienda ni de empleo. Para ese problema no tenemos ninguna solución , afirma.

En Medellín hay unas 15 mil personas que habitan desde hace diez o doce años en zonas de alto riesgo. Si no ha habido solución para ellos, mucho menos para los que llevan un año o menos , dice Betancur.

Según el funcionario, una comisión del gobierno departamental busca concertar con los alcaldes de Urabá y con diferentes instituciones del Gobierno Nacional el retorno o la reubicación de los desplazados.

Andas, sin embargo, piensa que para regresar a Urabá es necesario que cese el enfrentamiento entre los actores del conflicto.

Nicolás Zapata, funcionario de la Dirección de Planeación Metropolitana, afirma que el éxodo ha sido más grande de noviembre para acá .

Esa dependencia ha detectado nuevos asentamientos, en ranchos de madera, en sitios donde está prevista la construcción de una avenida paralela al río Medellín, y en los barrios El Morro, El Chamizo, Altavista y Villatina.

En otros barrios, como Zamora y Carambolas, y en el vecino municipio de Itagí se han creado grupos de Pastoral Social para ayudar a los desplazados, dice el sacerdote Rubén Darío Ospina.

Paola Torreglosa afirma que los desplazados tienen la esperanza de regresar al campo, pero sabemos que eso por ahora no va a pasar. Yo no sé qué van a hacer con nosotros. Hay gente que le da miedo salir a la calle porque no está acostumbrada… Muchos ni siquiera pueden coger un bus porque no saben leer y tampoco tienen pa donde irse .

Los que se van Según la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), entre septiembre de 1994 y noviembre de 1995 fueron desplazados por violencia 89.510 colombianos (21.312 familias).

De estos, el 31 por ciento corresponde a Antioquia, el 15 por ciento a Santander, el 7 por ciento a Cesar y el 6 por ciento a Cauca, entre otros.
Medellín, con casi el 7 por ciento, es el segundo municipio del país que mayor cantidad de desplazados recibe, después de Bogotá a donde llega cerca del 23 por ciento.

El 37 por ciento de los jefes de hogar desplazados en Antioquia son mujeres. En total, las mujeres son el 54 por ciento de los desplazados y los menores de 19 años son el 77 por ciento.

Los paramilitares son señalados como principales causantes de los desplazamientos, seguidos de la guerrilla, las Fuerzas Militares, las autodefensas y las milicias.