El Tiempo
Bogotá, 17abr01
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/naya1.html
Sobre el camino que lleva a la región del Naya permanecen los cuerpos de indígenas y campesinos asesinados hace siete días por un grupo de paramilitares. El rescate no ha sido posible.
A la zona de la tragedia, en límites entre Cauca y Valle, no ha podido ingresar todavía la comisión integrada por el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y la Cruz Roja Internacional.
El camino transitable solo llega hasta Timba, municipio en el que decenas de familias de la zona alta de la cordillera buscan refugio.
El gobernador del Cauca, Floro Tunubalá, se quejó ayer de la falta de respuesta del Ejército que no ha ofrecido garantías para el rescate.
Sin embargo, el coronel Tony Vargas, comandante del Batallón Pichincha, dijo que el acompañamiento para que los grupos de rescate ingresen al lugar de la masacre se ha dado. Y aclaró que son las condiciones climáticas las que han dificultado la acción.
En el corregimiento de El Ceral el domingo fue recuperado el cuerpo de una joven de 17 años, que fue degollada y sufrió amputación de sus manos, dijo un funcionario del CTI.
Pero la respuesta del oficial no aleja la preocupación del Gobernador del Cauca, quien ayer mismo pidió ante la Oficina del Alto Comisionado para la Defensa de los Derechos Humanos la conformación de una comisión con la Cruz Roja que sirva de escudo humano para la protección de fiscales y delegados del gobierno departamental, de modo que puedan llegar a la zona.
El Gobernador insiste en que es necesario adelantar una inspección en la zona para establecer qué pasó con la arremetida paramilitar y cuántas son las víctimas reales. ”Me he reunido con indígenas del resguardo de La Paila que señalan que los muertos serían más de 50”, dijo Tunubalá Paja.
Por su parte, el ministro del Interior, Armando Estrada Villa, rechazó ayer ante la comunidad internacional los hechos ocurridos en Naya (Cauca) y en Tarazá (Antioquia) y pidió a los actores armados del conflicto el respecto a los derechos fundamentales de la población civil.
El defensor nacional del Pueblo, Eduardo Cifuentes, era esperado ayer en Popayán para definir acciones sobre la situación de los desplazados, que según el Gobernador del Cauca ahora padecen por el hacinamiento. Continúa el drama
Mientras tanto, el drama de los desplazados continúa. Después de tres días de camino llegan a Timba fatigados y hambrientos decenas de indígenas y campesinos en busca de refugio y noticias de sus familiares. Lo que hasta la semana pasada fue su vivienda, ahora es zona vedada.
Aseguran quienes logran llegar sanos y salvos que muchas familias no han podido salir debido a que se encuentran atrapados en medio del cerco que desde el miércoles pasado tendieron unos 500 paramilitares.
Llegar a la escuela de Timba, en donde el párroco Jorge López intenta protegerlos y alimentarlos, es como volver a nacer. ”No hemos encontrado apoyo del Gobierno y por eso tuvimos que dejar todo. Como somos pobres en esta ocasión los helicópteros no llegaron igual como ocurrió cuando los secuestros de Cali”, dijo una de las desplazadas.
Santander de Quilichao, Timba y Buenos Aires, en Cauca, y Jamundí y Buenaventura, en el Valle, son algunos de los municipios hasta donde han llegado por lo menos mil familias que huyen de la violencia.