LA MATANZA FUE CONTRA MILICIANOS

Es culpa de los milicianos, y saber que ahí no cayó sino uno, los otros eran parceros, gente buena, dijo con rabia un muchacho que caminaba ebrio y desorientado por las calles salpicadas de sangre al referirse con dolor a lo que minutos antes vivió.

eltiempo.com
1 de julio de 1996
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Eran las 8 de la noche, y la calle 20 con la carrera 110, del corregimiento Belén-Altavista, suroccidente de la ciudad, era un hervidero de gentes. Los vecinos del sector ultimaban desde temprano los detalles para el convite del día siguiente, con el cual celebrarían el vaciado de una placa polideportiva para el barrio.

Lo que era una fiesta, con trago, música y animación, en segundos se volvió una verdadera tragedia. Cerca de diez hombres encapuchados y armados de fusiles R-15, pistolas y subametralladoras 9 milímetros, descendieron de dos vehículos, un Chevrolet Sprint gris y un Skoda azul, con las placas tapadas.

Llegaron hasta la terminal de buses, y mientras unos rodearon el improvisado parqueadero, otros se dirigieron hasta un salón de billar.

A ver h.p. milicianos, dónde están sus jefes?, les gritaban los hombres a los muchachos asustados, al tiempo que les apuntaban con las armas y les mostraban unas fotos.

Nadie respondió nada. Entonces los pistoleros sacaron a algunos del salón de billar y los fueron formando contra la parte posterior de uno de los buses allí estacionados, Que se trataba de una requisa, les decían.

Primero les dispararon a los pies, y cuando empezaron a doblarse hacia el piso, los remataron.

Cuando empezó el candeleo, un compañero y yo nos tiramos por un voladero cercano, y hasta allí nos llegaron las ráfagas porque nos persiguieron, relató uno de los sobrevivientes del ataque. A mi amigo lo hirieron; yo me salve de milagro.

Otros intentaron esconderse en el interior de los buses, pero fueron acribillados dentro de los vehículos. Un menor, que buscó refugio detrás del monumento a una virgen levantado en el sector para su protección, quedó allí muerto.

Las personas que se encontraban en los kioscos situados al frente del salón de billar y que a esa hora transitaban por el sector, también empezaron a correr.

Pero muchos no tuvieron suerte de escapar. Como Oscar Armando Muñoz Arboleda, 20 años, a quien su hermano, Jair de Jesús, dejó cuidando el kiosco mientras él iba, con otro hermano, ingeniero, a revisar las obras para el vaciado de la placa.

Jair, al escuchar la balacera, se devolvió lleno de temores frente a la suerte corrida por su hermano en el kiosco. Ambos murieron bajo la demencial lluvia de balas que desataron los pistoleros, disparando a todos lados y contra todo lo que se movía.

Nadie sabe exactamente cuánto tiempo duró el tiroteo. En medio del llanto, los gritos de auxilio y los gemidos de dolor, los vecinos empezaron a salir de las casas y a recoger a los heridos y a los muertos. Los fueron montando en los buses y taxis allí parqueados, y los llevaron hasta la Unidad Intermedia del barrio Belén y la Policlínica Municipal.

Este ataque colectivo se convirtió en uno de los más graves ocurridos en el Valle de Aburrá en los últimos seis años, después de la matanza de la taberna Oporto, en el exclusivo sector del barrio El Poblado, donde el sábado 24 de junio de 1990 fueron acribillados 19 jóvenes.

Las víctimas de Belén-Altavista fueron plenamente identificadas por las autoridades, como Alejandro de Jesús Vásquez Ramírez, 27 años; Germán Ovidio Pérez Marín, 25; Jair Sánchez Betancur, 21; Elkin de Jesús Cano Arenas, 21; Juan José Sánchez Vásquez, 20; Mauricio de Jesús Cañola Lopera, 20; Henry de Jesús Escudero Aguirre, 20; Carlos Gonzalo Usme Patiño, 21; Norbey de Jesús Ramírez Dávila, 28; Oscar Armando Muñoz Arboleda, 20; Jair de Jesús Muñoz Arboleda, 24; Berney Restrepo Galeano, 20; Nelson Uribe Peña, 27; Samir Antonio Flórez, 17; Jhonny Alexander Ramírez Luján, 15 y Edwar Andrés Correa, 17.

Así mismo, resultaron heridos Juan Mauricio Toro Gómez, 16 años; Jeison de Jesús Aristizábal, 20; Juan Diego Marín, 17, y Carlos Andrés Peña, 17. Todos están fuera de peligro y bajo protección policial.

De pronto, uno o dos eran compas milicianos; los demás eran gente que no se involucraba con nada, gente trabajadora, dijo un habitante del sector al ser interrogado sobre sí conocía acerca de las actividades de las personas muertas. Entre las víctimas había estudiantes, comerciantes y ayudantes de los buses.

Y aunque no se puede afirmar con certeza que las personas muertas sean realmente milicianos, es de conocimiento que los sectores Belén-Altavista y Belén-Aguas Frías son zonas tradicionalmente afectadas por la presencia permanente de Milicias Populares de orientación del ELN.

Esta organización clandestina, según informó el comandante de la Policía Metropolitana, general Alfredo Salgado Méndez, ajusticia personas bajo la pantalla de hacer limpieza social. Pero, también en Belén-Aguas Frías, opera una banda de delincuentes denominada Los Victorinos, que quieren hacerse al control de la única vía que conduce hacia ese corregimiento.

Fue así como el jueves 27, los milicianos de Belén-Alta Vista montaron un retén a la entrada de la urbanización Altos del Castillo, sobre la vía que conduce al corregimiento, y sorprendieron a Oscar Alberto Morales, 24 años; Iván Alexánder Acevedo Alvarez, 19, y a un muchacho de 13 años, Guillermo León Valencia, presuntos integrantes de Los Victorinos.

Los tres viajaban en un taxi Renault 9 cuando fueron interceptados por los milicianos. Luego de hacer descender al conductor del vehículo, dispararon contra sus ocupantes, con los resultados anotados.

De acuerdo con información del vocero policial, este hecho generó la matanza de Belén-Altavista. Ellos estaban adoloridos por la muerte de su compinches, y decidieron trasladarse hasta Altavista para cometer esta masacre, que a todos nos aterroriza, agregó Salgado.

La Dirección Regional de Fiscalía y los demás organismos de seguridad del Valle de Aburrá emprendieron la investigación para identificar a los autores de la masacre, y ofrecieron de 20 millones de pesos a quien brinde cualquier información que facilite el esclarecimiento, identificación y captura de sus autores.

Hoy, sepelio colectivo en Campos de Paz Medellín

En medio del llanto y los gritos de las madres desconsoladas que todavía se preguntan porqué mataron a sus hijos, un grupo de vecinos del corregimiento Belén-Altavista preparan los detalles para el sepelio de las víctimas de la masacre.

Por acuerdo entre familiares y amigos, la mayoría de los muertos descansará en el cementerio Campos de Paz, al sur de la ciudad, donde serán enterrados a partir de las 10 de la mañana de hoy.

Siquiera que los parceros van a quedar ahí juntos, harto la lucharon en vida, dijo uno de los muchachos sentado en la banca de madera del quiosco de Jaír de Jesús, uno de los masacrados.

Yo si le aseguro una cosa: aquí murió gente inocente, trabajadora, empezando por Jaír, cuenta el muchacho. Lo mataron dizque por encubridor, porque no reconoció las fotos que le mostraron.

Desde el momento de la masacre, el sector se ha visto invadido de carros que llegan con los familiares dolientes, con autoridades investigadoras, con periodistas y con militares que tienen rodeado el sector. La gente tiene que saber que esto está muy caliente, decían.

Mientras tanto, hasta la tarde de ayer todavía reposaban en el anfiteatro varios de los cuerpos a la espera de que algún familiar los recogiera. La mayoría de los cadáveres de los muchachos, sólo fue reclamada después del medio día, por el temor manifiesto entre sus allegados.

Recostado contra la reja del anfiteatro, Juan Isidro Luján indaga desconsolado por el cuerpo de su nieto de 15 años. Déjeme entrar, yo quiero ver a Alexánder, dice, con palabras entrecortadas, a los policías que vigilan el lugar. No hombre, ahora lo ve arreglado, dice uno de ellos, ubicado al otro lado de la reja.

Ante la rotunda negativa, el compungido abuelo se acerca en busca de consuelo donde unos familiares y amigos recién llegados. Entre los abrazos y los lamentos y en medio de su alto estado de ebriedad trata de hilar la historia de cómo sucedieron los hechos en los que murió Johny Alexánder Ramírez Luján.

Hoy estaba cumpliendo 15 años, y se los íbamos a celebrar, dice en medio del llanto.

Johny Alexánder era estudiante de décimo grado, y estaba en el sector departiendo con dos amigos, que como él fueron filados contra los buses de la terminal y que tampoco se salvaron de los disparos de los delincuentes.

Pese a su certeza de que ya no hay nada que hacer por su nieto, Juan Isidro quiere que se sepa que ni él, ni la mayoría de los muertos en la masacre de Altavista eran milicianos ni sicarios.