LA MASACRE DE SEGOVIA (parte 1)

COLOMBIA NUNCA MAS
Consolidación y exterminio de la oposición política en el Bajo Nordeste Antioqueño
Segunda Etapa – 1985-1988 Capitulo VIII

Todo estaba debidamente sincronizado para ese fatídico viernes: había sido trasladado días antes el Capitán Henry Bernal Fernández del coman do del Distrito XII de la Policía y se habían ausentado de la base militar de Segovia el Teniente coronel Alejandro Londoño Tamayo y el Mayor Blanco Pineda, comandante y subcomandante del Batallón de Infantería Nº 42 ”Bomboná”; el comando del MRN conformado, y los vehículos y las armas dispuestos; las instrucciones tanto al Ejército como a la Policía impartidas, para que no actuaran, y la coartada justificadora diseñada y convenida: así cayó la tarde y con ella hombres y mujeres soñadores.

Cuarenta y tres habitantes de Segovia masacrados y 54 heridos, por más de 30 hombres vestidos con trajes de camuflado que ingresaron en tres camperos al pueblo y durante aproximadamente una hora dispararon indiscriminadamente contra la población en el parque central, mientras que algunos de ellos asesinaban a varios simpatizantes de la Unión Patriótica en la calle La Reina. Ese día los militares suspendieron el patrullaje que diariamente realizaban en la población a las 6 de la tarde, y no se presenta ron los escoltas de la Policía asignados a la Alcaldesa y a la Presidenta del Concejo municipal, ambas militantes de la Unión Patriótica. La masacre fue reivindicada por el grupo paramilitar Muerte a Revolucionarios del Nordeste -MRN-. Dentro del grupo de asesinos fue reconocido un militar que semanas antes dirigió un control de identidad de personas; posteriormente se logró establecer, en declaraciones de Baquero Agudelo, que ”…a esa masacre yo mandé a Rastrillo, que no me acuerdo el nombre pero está muerto, lo mandé con treinta muchachos más, entre ellos Pombo, de nombre Rafael Castaño; recuerdo a Segura (este era policía), otro muchacho Miguel, Piraña, esto es Alberto Arríeta… mi guardaespaldas…”(sic). y alias Tongo.

La incursión y la masacre perpetrada por el MRN fue planeada directa mente en el cuartel general de la XIV Brigada, en Puerto Berrío. La reunión de planificación estuvo presidida por el propio comandante de dicha Brigada, Brigadier General Raúl Rojas Cubillos. Dentro del grupo de asistentes se encontraban el jefe del B-2 de la XIV Brigada, Teniente Coronel Hernando Navas Rubio; el comandante del Batallón Bomboná, Teniente Coronel Alejandro Londoño Tamayo, quien elaboró el volante «la voz de la verdad» (firmado por ”Los Realistas’) e impreso en el mimeógrafo de la empresa Frontino Gold Mines por órdenes del Jefe de Negocios y Finanzas, Francisco Uribe; los mayores José Bernardo Blanco Pineda, subcomandante de dicha unidad, Marco Hernando Báez Garzón, segundo comandante del Batallón Bomboná y comandante de fuerza de tarea, quien estaba como comandante encargado para el momento de los hechos; los capitanes Hugo Alberto Valencia Vivas, Ciro Henry Borda Guerrero y Luis Roberto García Ronderos; los tenientes Luis Fernando Rojas Espinoza, Gilbert Álzate Álzate, Carlos Eduardo Santacruz Estrada y Hernán López Vallejo; el Teniente adscrito al Batallón Bomboná, Edgardo Hernández Navarro y el Subteniente de la misma dependencia, Henry Ordoñez Gélvez.

Como preparación a la masacre se realizó una toma simulada entre el Ejército y la Policía, el 26 de octubre del mismo año, en la cual se repartió el mencionado volante y se pintaron graffitis en las paredes, donde se amenazaba a la población con la ocurrencia de dicha masacre. En esta toma participaron activamente entre otros el Capitán de la Policía adscrito al XII distrito, Henry Bernal Fernández y el Teniente del Ejército Edgardo Hernández Navarro, quien había amenazado en los días 2 y 6 del mismo mes, a los militantes de la Unión Patriótica Antonio Giraldo Giraldo y Luis Eduardo Sierra, con la pronta venida a Segovia de «Los Realistas».

Días antes de la masacre estuvieron inspeccionando la zona integrantes del MRN y militares de civil, quienes se desplazaban en varios vehículos por la población en horas de la noche.

El día de la masacre, el comandante encargado del Batallón Bomboná, Mayor Marco Hernando Báez Garzón, acantonó sus tropas en la base militar y en ningún momento hizo algo por detener la masacre o perseguir a los asesinos. Así mismo, el Teniente Carlos Eduardo Santacruz Estrada se quedó cruzado de brazos. El comandante de la Policía en Segovia, Capitán Jorge Eliecer Chacón Lasso, no reaccionó contra los atacantes para impedir la masacre. Por las declaraciones del ”Negro Vladimir” se pudo establecer que ellos conocían con anterioridad el plan de ataque contra la población de esta localidad: ”En la base del Ejército me entrevisté con el Comandante de la Policía de Segovia y dijo que estaba de acuerdo y propuso que algunos muchachos le hicieran disparos a la estación para él poder decir que fue que lo atacaron y que no pudo salir. Después me entrevisté con el gerente de la empresa Gold Mines y dijo que estaba dispuesto a colaborar en algo”. La masacre, fue perpetrada el frente de las instalaciones de la Policía de la localidad y duró aproximadamente una hora, sin que los uniformados tomaran alguna iniciativa para proteger a la población inerme, y sólo pasados 15 minutos de finalizada la incursión salieron del cuartel y media hora más tarde apareció el Ejército.

De otro lado, luego de concluido el múltiple crimen, extrañamente, se averiaron las comunicaciones telefónicas.

Una vez cometida la masacre, los agresores, pasando por el Comando de la Policía y la base militar acantonada en. el municipio, huyeron sin obstáculo alguno, porque las autoridades policivas y militares no desplegaron ningún operativo para evitar la masacre ni para perseguirlos y retenerlos. En el recorrido final, en el corregimiento de La Cruzada, asesinaron a Olga Lucia Barrientes, y arremetieron con uno de los vehículos camperos en la casa de habitación de Teresa Álvarez, cuando salieron a detectar lo ocurrido, fueron recibidos con ráfagas de ametralladoras. Continuando con su camino, interceptaron un vehículo de servicio público tipo buseta con varios pasajeros a bordo y en su interior asesinaron a Erika Milena Marulanda e hirieron al conductor. En esta acción, los testigos identifica ron al paramilitar Carlos Mario Villa Ruiz, alias Pecas.

El día de la masacre, inexplicablemente, el comandante de la Policía, Jorge Eliecer Chacón, retiró el servicio de escoltas a la Alcaldesa Rita Ivonne Tobón y en las inmediaciones del parque principal del municipio no se encontraba, como era habitual, personal de la Policía ni del Ejército. Hacia las seis de la tarde, según testimonios, al frente de la base militar de Segovia se encontraban estacionados dos vehículos tipo campero Toyota carpado, uno de color verde y el otro amarillo, con luces y motores apaga dos y en su interior varios hombres. Esos vehículos fueron identificados como los que horas antes habían partido desde Puerto Berrío y pasado por tres retenes militares que permanentemente controlan la carretera que de Puerto Berrio conduce al municipio de Segovia. Se conoció después por declaraciones, que a los puestos militares se dio la orden de dejarlos transitar sin poner obstáculos.

El tercer vehículo era un campero Dahiatsu de color café con placas 5084, En ellos se movilizaba personal paramilitar al mando de Alonso de Jesús Baquero, alias «El Negro Vladimir» o «comandante Alfredo».

Los informes militares presentados por el Brigadier General Raúl Rojas Cubillos sobre la autoría del múltiple asesinato, señalaron a los miembros de las organizaciones guerrilleras FARC y ELN que operan en la zona. En los libros de «población» y de «servicios de información» del Comando del Distrito XII de la Policía acantonado en Segovia, los uniformados anotaron ese día que el Cuartel había sufrido hacia las 18:50 de la noche un ataque de «bandoleros al parecer de la Coordinadora Nacional [guerrillera] por todos los flancos», no obstante que los testigos nunca vieron que se hubiera atacado a las instalaciones de la Policía y los impactos que tenía su fachada habían sido producidos en una incursión guerrillera registrada un mes antes de la masacre del 11 de noviembre de 1988. Días después, en una emisora radial de la ciudad de Medellín, el grupo paramilitar denominado DENIS, ramificación del MRN, reivindicaba la autoría de la masacre.

Según se pudo establecer, todo correspondía al diseño del plan concertado desde finales de 1987 por el Batallón Bomboná en contra de la Unión Patriótica, tendiente a conseguir suficiente información que les permitiera a los militares preparar una acción de retaliación contra la población del nordeste antioqueño. Así lo dejó esclarecido un documento enviado a los jueces y procuradores que adelantaban las respectivas investigaciones.

Según este documento, la masacre fue planeada en el mismo comando de la XIV Brigada, y una vez se ultimaron los detalles arrojados por las labores de inteligencia militar, se conformó por parte del Estado Mayor de esa Brigada un grupo integrado por miembros del B2 y paramilitares de Puerto Berrio, bajo el mando de «El Negro Vladimir», el cual salió de Puerto Berrio, pasando por tres retenes. El documento describió los tipos y placas de los vehículos utilizados y los cambios que recibieron con posterioridad a la ejecución de la masacre. Al respecto, en una indagatoria recepcionada a Alonso de Jesús Baquero Agudelo alias «El Negro Vladimir», éste señaló en idéntico sentido las modificaciones efectuadas a los vehículos automotores utilizados en la masacre. La Juez investigadora comprobó la veracidad de las reuniones efectuadas por los altos mandos militares y la permanente presencia de alias «El Negro Vladimir» al interior de las instalaciones de la Brigada de Puerto Berrío.

Otro testigo de excepción confirmó ante el DAS la participación de «El Negro Vladimir» en los hechos y la integración del grupo especial de miembros del Ejército y los paramilitares. En versiones suministradas a las autoridades jurisdiccionales por Alonso de Jesús Baquero Agudelo, alias «El Negro Vladimir», uno de los autores materiales de la masacre, sostiene que ”el iniciador de los hechos fue César Pérez García, porque él le pidió a Fidel Castaño que sacara a la U.P. de Segovia, Fidel Castaño lo conectó con Henry Pérez y ya ellos en reunión se explicaron los motivos para la masacre. Yo hago la conexión con el Coronel Londoño, que me presenta al Mayor Blanco, al Teniente Hernández, al Capitán Blandón, al Capitán Báez, que es un grupo que él tiene seleccionado para estos trabajos en la parte urbana y la parte rural. A través del Coronel Navas y el Coronel Londoño seleccionamos una lista de personas colaboradoras de la guerrilla de Segovia, pero para mí como era un trabajo bastante complicado, me dirigí personalmente a verificar unas direcciones y esos nombres, y por eso la masacre se concretó en la calle la Reina en Segovia que era donde residían las personas de la misma, de esa lista se salvaron seis personas y la alcaldesa que no se encontraba en el municipio el día de la masacre”.

En otra de sus declaraciones ‘El Negro Vladimir’ ”señala que se reunió en varías ocasiones con Navas, cuando éste estaba adscrito a la XIV brigada de Puerto Berrío (Antioquia). Según Baquero, Navas fue uno de los oficiales que más presión ejerció para que se ejecutara la matanza de Segovia… bajo las órdenes del conocido líder paramilitar Henry Pérez. (…) ‘La idea cuenta Vladimir era ablandar a Segovia. Por un lado estaba o sea, Fidel Castaño, presionando que por qué no se le metía el diente allá y por otro lado, por medio del Coronel Navas de la Decimocuarta Brigada de Puerto Berrío y el Coronel Londoño del Batallón Bomboná. Tuvimos dos reuniones con ellos, con el Coronel Navas y con el Coronel Londoño -prosigue Baquero -. En la última reunión nos dijeron: (sic) Yo me reuní después en Puerto Boyacá con Henry de Jesús Pérez y le planteé la situación -dice Vladimir-. Entonces acordamos dos planes a seguir…”

De igual manera el oficial Rene Carvajal López, encargado de las comunicaciones para la fecha de la masacre, ”declaró en el infolio, que el negro BAQUERO llegaba al Batallón Bomboná donde se entrevistaba con el jefe de inteligencia y así lo hizo tres días antes de la masacre, fecha en la que : se dio orden de levantar los retenes que normalmente se hacían en la vía ‘ que de Puerto Berrío conduce a Segovia. A través de los radios pudo escuchar la voz del negro BAQUERO, dando el parte de la operación en la que se habían tomado la población y les había ido bien. Así dijo (el oficial): ‘…yo me enteré en el momento que empezó la masacre por medio de los ; radios de comunicación con los que contaba o tenía el Batallón… ese día ; aproximadamente a las seis de la tarde llegó a comunicaciones el Coronel NAVAS RUBIO, me dijo que si pasaba algo raro él se encontraba en el casino de oficiales, que le avisara cualquier cosa. Cuando llamaron de Segovia yo llamé por radio a mi Coronel NAVAS y le dije que estaban hostigando la base de Segovia y él me dijo , cuando ya se tuvo conocimiento de lo ocurrido en Segovia le volvía comunicar a mi Coronel NAVAS y me ordenó que tomara todos los datos que estuvieran pasando de allá.(…) un día me lo mostraron, me dijeron ése es el NEGRO VLADIMIR, precisamente tres días antes de la masacre de Segovia lo vi entrar a las instalaciones del Batallón Bomboná; él llegó con dos o tres vehículos tipo campero, color blanco uno, los otros no recuerdo, iba acompañado de otros sujetos, les alcancé a ver armas largas, estuvieron en la Sección de Inteligencia, no supe con quien se reunió ahí… PREGUNTADO: díganos si cuando BAQUERO AGUDELO estuvo en la guarnición militar anotada, se encontraba allí el Coronel NAVAS RUBIO? CONTESTO: no sé, supongo que él estaba en las instalaciones de la Brigada en ese momento, porque él poco iba al Bomboná, inclusive el día que llegó Baquero al Batallón Bomboná, prohibieron el paso de soldados por la sección segunda… la orden provino necesariamente de un oficial,… lo que sisé, es que antes de la masacre, me parece que el día anterior o dos días antes, se dio la orden de suspender retenes en la vía que conduce de Berrío a Segovia… no tengo conocimiento si él usara los equipos del Ejército pero en monitoreos que yo hacía a titulo personal escuché que se estaba planeando la toma de alguna población o guarnición militar… esto me preocupó y personalmente le informé al jefe de inteligencia de la Brigada… éste me dijo que siguiera monitoreando y que los estuviera poniendo al tanto; el día siguiente a la masacre coloqué los radios en la frecuencia que estaba yo monitoreando y escuché al NEGRO BLADIMIR hablar por éste y preguntaba que