LA CUARTA MASACRE DE CAÑOSIBAO, LA MUERTE DE MARÍA MERCEDES

LUIS GUILLERMO PÉREZ CASAS
Testimonio de vida de Josué Giraldo Cardona
Equipo Nizkor, 8 de agosto de 1997

Me encontraba yo en el despacho del Gobernador poniéndole al corriente de otros hechos de violencia contra miembros de la Unión Patriótica, cuando recibió una llamada en la que le anunciaban que hacía diez minutos se había producido una masacre en el municipio del Castillo. El Gobernador llamó inmediatamente a la policía y al ejército para que se desplazaran urgentemente al lugar por si había heridos que pudiesen salvar.

José Rodrigo, el esposo de María Mercedes, que vivía en Villavicencio, una vez se enteró que ella era una de las víctima tomó un carro y se fue al sitio del atentado. Llegó a las ocho de la noche a Cañosibao. Ni la policía ni el ejército se habían hecho presente pese a los llamados del Gobernador, lo que indicaba su responsabilidad en la matanza. Cuando se les reclamó por qué no había ido dijeron que posiblemente era una celada de la guerrilla.

En esta nueva masacre en el Castillo murieron cinco personas: María Mercedes que era la alcalde saliente, William Ocampo, que era el alcalde electo, y otros militantes de la Unión Patriótica. Conocemos que en esta masacre participaron, entre otros, ”Rasguño’, ”Puntillón’, los hermanos Silva, paramilitares del Dorado. Luego de la matanza se refugiaron en el batallón XXI Vargas en Granada.

También como tantas, fue otra masacre anunciada. María Mercedes se había dirigido muchas veces al Ministerio de Gobierno, a la Fiscalía General, a la Procuraduría y a la Gobernación denunciando los planes que se conocían para atentar contra su vida.

Cuando fue electo William para suceder a María Mercedes, al pueblo del Castillo llegaron miembros de la policía y del ejército a indagar por los datos familiares del nuevo mandatario y las personas que lo acompañarían en la dirección de su gestión gubernamental. Sin reparos le solicitaron la información a la propia María Mercedes. Ella, por supuesto que los rechazó con base en los antecedentes de las masacres anteriores. Preguntándoles si era que también los querían matar, les recordó que en esas muertes había sido evidente la participación de la Fuerza Pública. Sobre estos hechos María Mercedes hizo las denuncias a todas las instancias correspondientes previendo que se venía venir un atentado contra las nuevas autoridades municipales.

María Mercedes tenía cuatro niñas. Mientras cumplía con sus responsabilidades políticas las había dejado a cuidar con unos amigos en una institución que se ocupa de los huérfanos de la violencia, evitando tenerlas a su lado para que ellas no corrieran riesgos. Estaba feliz porque al terminar su mandato podría rencontrarlas. Tampoco estaban con su padre, José Rodrigo García, porque éste era diputado por la Unión Patriótica en el departamento y corrían iguales riesgos.