COLOMBIA NUNCA MAS ZONA 5ª
CUARTO MODELO REPRESIVO: REINGENIERÍA MILITAR Y EXPANSIÓN DEL PARAMILITARISMO, 1991-1995
San José de Cúcuta, capital de Norte de Santander, es una ciudad de vocación comercial, con un incipiente sector industrial y un alto componente de economía informal, es una frontera muy dinámica desde el punto de vista político, comercial y de flujos migratorios con el país vecino de Venezuela. La existencia de importantes vías de comunicación como la carretera Bolivariana y Panamericana, que interconecta a varios municipios del departamento con Venezuela, imprime gran importancia estratégica a la región.
Debido al dinamismo comercial de la ciudad, esta se ha convertido en uno de los centros principales de la migración de personas provenientes de casi todas las regiones del país, situación que se incrementó a partir de 1983, año en el que arribaron a la capital 250.000 desplazados, primero por la violencia y después por la bonanza de la economía venezolana. El acelerado incremento de la población condujo a la proliferación de barrios informales y el deterioro en la prestación de los servicios públicos, los cuales en muchos casos son prácticamente inaccesibles para la población que reside en la zona periférica de la capital.
Las reiteradas crisis económicas que se han presentado en Cúcuta desde comienzos de la década del noventa han conducido al aumento de los niveles de desempleo y en consecuencia al deterioro de las condiciones de vida de sus habitantes. A la falta de oportunidades de empleo se suma la continua inmigración de campesinos desplazados por la violencia paraestatal, quienes constituyen el 49% de sus habitantes. Esta situación desemboca paralelamente en el aumento del comercio informal y la marginalidad de los barrios, a los que como ya se anotó, hasta ahora no han podido llegar los servicios básicos.
La ciudad está dividida en 10 comunas que agrupan a más de 150 barrios, 10 corregimientos y 72 veredas, en un área de 1.176 kilómetros cuadrados; en este amplio territorio “la inseguridad y la violencia encuentran un nicho propicio en las condiciones sociales de inequidad, corrupción, impunidad e injusticia imperantes. Es notoria la precaria legitimidad de instituciones estatales, la marcada desconfianza en los organismos de seguridad legales y la carencia de fuertes mecanismos sociales y comunitarios de apoyo, dado el alto costo humano y social que ha representado la intolerancia y la violencia política desatada durante las últimas décadas”70 y que se intensificó en las comunas 6, 7 y 8 correspondientes al sector popular conocido como “Juan Atalaya”, zona en la que la comisión de Crímenes de Lesa Humanidad ha sido una constante desde finales de la década de los ochenta. La comisión de CLH contra la población de Cúcuta no se centró únicamente contra el sector popular y marginal del municipio, pero estos sectores fueron los más afectados como lo resume el siguiente cuadro.