JUAN RAFAEL ATEHORTÚA, NOS ENSEÑÓ A PREGUNTAR SIEMPRE ¿POR QUÉ?…

Testimonio de Clara Inés Atehortúa Arredondo, hija del docente asesinado Rafael Atehortúa.

TIRÁNDOLE LIBROS A LAS BALAS
Memoria de la violencia antisindical contra los educadores de Adida, 1978-2008
Investigación realizada por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y la Asociación de Institutores de Antioquia (ADIDA)
Medellín, 2011

Juan Rafael Atehortúa, oriundo de Santa Elena, corregimiento de Medellín, perteneció a una familia de maestros. De sus 8 hermanos, 6 son docentes. Él fue el primero en titularse para luego impulsar a los demás. Era licenciado en idiomas y en matemáticas. Le gustaba mucho la música, la salsa en particular, también el vallenato, tocaba guitarra y lira. Disfrutaba mucho caminar, por eso visitar a su familia en Santa Elena era de las cosa que más le gustaba hacer, aprovechaba para caminar.

Como docente trabajó en Chigorodó. Siempre fue de la idea de querer cambiar el mundo, por esta razón se vinculó a múltiples expresiones de lucha y transformación social, que terminaron poniendo en riesgo su vida. Al interior del magisterio hacía parte del movimiento político A Luchar. Como su hija recuerdo la consigna, esa que me aprendí bien chiquita: “A luchar, ABC, vamos es por el poder”. Íbamos a cuanto convite y protesta había, salíamos todos los primeros de mayo. Él era muy de izquierda, de la izquierda fuerte, la idea del estado liberal capitalista no era la opción, y contra eso lucha desde su trabajo sindical. En casa había mucha literatura marxista, toda la obra completa de Marx, Engels y demás.

En Chigorodó lo detuvieron una vez y lo dejaron en el calabozo 48 horas. Eso fue en los ochenta, estaba yo muy chiquita, tendría 5 o 6 años. Lo soltaron por la presión de una manifestación. Él siempre estuvo en organizaciones, era muy activo.

Él desde Chigorodó siempre nos enviaba cartas a mi hermana y a mí, ponía juegos, como complete la línea, y había que contestarle la carta. Era un juego muy divertido. Estando allá, y debido a las actividades que desempeñaba en su ejercicio sindical, fue amenazado. Mi papá tenía un fuerte contacto con el sindicato bananero de Urabá, de ahí viene parte de la persecución que había contra él, no era solo por ser de Adida. Estaba vinculado a otros sindicatos, además tenían la idea de llevar a Urabá el IPC (Instituto Popular de Capacitación). Todo eso hizo que fuera amenazado y posteriormente trasladado a Támesis, al corregimiento de Palermo.

Él nos hablaba mucho de Chigorodó, de su Idem, también de Palermo, de sus grupos de teatro, las tunas y los estudiantes. Él donde estuviera tenía un trabajo cultural. Muchas de esas cosas las preparaba en casa, eso lo recuerdo mucho. Mi hermanita y mi mamá fueron inclusive a la presentación de una obra de teatro suya, que era algo así como “Morir Joven”. Era la que estaba montando cuando lo mataron.

… ”En lo pedagógico era muy entregado a los muchachos, que lo querían mucho. Le gustaba mucho todo lo cultural, había montado una tuna, el teatro, que lo enfocaba sobre el sindicalismo. Era muy entregado a la parte pedagógica, a los muchachos. Cuando él faltó, hasta ahí llegó la tuna y el teatro. Se paró el proceso. Solamente se vino a revivir hace tres años que yo lo manejé con un grupo de alumnos, pero no fue más”…1

Ya en Támesis, como es más cerca, venía cada ocho días: desde el viernes por la noche hasta el domingo por la tarde. El día que lo asesinaron salió el lunes por la noche, y al martes por la mañana lo mataron.

…Juan Rafael Atehortúa trabajó en la institución educativa donde yo estoy en estos momentos, la Santiago Ángel Santa María. A él lo asesinaron tipo 7 de la mañana. Llegaron preguntándole a la rectora por él. Ella como que sospechó, vio algo, entonces reaccionó y brincó a avisarle a Rafael, que en ese momento estaba entrando al aula de clase. Le dispararon por encima del hombro de la rectora, que lo iba a poner en alerta. Los asesinos se perdieron…2

Mi hermana Sonia lloró mucho, de eso es lo que más me acuerdo. Todas las noches se dormía llorando. Dificultades, todas. Lo económico fue muy duro, hacía falta el papá. Lo que pasa es que cuando uno está tan chiquito no se da cuenta que hace tanta falta, uno se da cuenta es después.

Frente a los responsables, claramente fue el comandante de la policía de Támesis, y los que lo hicieron fueron dos pelados de 16 años de aquí de Medellín, que lo estaban siguiendo desde antes. Estaban parados en la esquina de la casa y lo siguieron hasta allá. Llegó el martes y lo mataron. Luego nos enteramos que la orden venía desde Chigorodó, de los paramilitares de Urabá. Había cierta idea de que había que eliminar a cierta gente, y entre esos estaba mi papá. Debe ser muy peligroso tener un profesor haciendo arte en un pueblo y poniendo a la gente preguntar por qué, y encima de todo el historial del sindicalismo. Mi papá era directivo en ese sector, era bien problemático el asunto. Todo esto desencadenó su asesinato. Yo de alguna forma siempre intuí que a mi papá lo iban a matar, eso me caló en la conciencia desde muy chiquita. Mi papá de muerte natural no iba a morir.

No hubo ningún tipo de ayuda, ni siquiera la pensión. A mi papá no le tocó pensión. Tenía 45 años cuando murió, le faltaba un tiempo para poder nosotros acceder a la pensión. Por eso te digo que en lo económico no es lo que uno más resienta pero fue horrible. La situación fue muy precaria, no ahí mismo sino después.

De mi papá me quedan grandes recuerdos. Era un gran lector. El primer libro que me regaló fue El Moro. Le encontré a Huasipungo, que sé que es de él porque en la casa había dos bibliotecas, la de mi mamá y la de mi papá, y yo nunca tuve claro cuál era de cuál. Esas son como las dos obras que yo me acuerdo. También tenía un cuento, no contaba sino ese cuento, que se llamaba Las aventuras de Tío Conejo, que era un conejo con tres quesos. Mi papá siempre estaba leyendo, me acuerdo mucho que leía mucha prensa. Lo que más me duele haber perdido es que yo no recuerdo su olor. Ese fue el primer recuerdo que se me perdió, el olor. No he podido, es que no existe más, no hay como recuperarlo.

En fin, mi papá fue muy buen papá. A mí me emputa esa frase que dicen que la mamá es la que cuenta porque el papá se consigue en cualquier esquina. Esa frase me da una cosa… No. Papá no se consigue en cualquier esquina, es bonito también tener una figura paterna, mi papá.

1. Testimonio de Luis Evelio Álvarez, docente miembro de la subdirectiva municipal Adida en Támesis.
2. Ibíd.