Testimonio de la docente Luz Marina Castrillón, ex compañera sentimental del docente asesinado Joaquín Londoño Castrillón.
TIRÁNDOLE LIBROS A LAS BALAS
Memoria de la violencia antisindical contra los educadores de Adida, 1978-2008
Investigación realizada por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y la Asociación de Institutores de Antioquia (ADIDA)
Medellín, 2011
Enamorado, enamorado, compañero, convivimos el tiempo que estuvo aquí, ocho meses, es que él llegó y se fue súper rápido…
José Joaquín Londoño Castillón, asesinado en Chigorodó el 27 de noviembre de 1996, diez meses después de haber llegado, contaba con 40 años de edad al día de su muerte. Era oriundo del municipio de Zaragoza, donde tenía dos hijos y se había iniciado como docente cuando recién iniciaba la atención de estudiantes por cobertura. También trabajó en el municipio de Alejandría, donde fue profesor del área de matemáticas.
Joaquín era un hombre muy solidario, entregado a la gente, muy paciente, el enamoraba con la forma de ser. Él vivía pendiente de todas sus hermanas, era como el único hombre, tanto así que tenía una hermana muy enferma y cada vez que se iba para Medellín la surtía de droga. Inclusive cuando Joaquín murió, tenía como tres semanas de haber ido a Medellín. Él iba y le compraba y le mandaba droga a su hermana para varios meses, la había dejado surtida.
Joaquín era tan dado a la comunidad que jugaba fútbol con tal de estar con la gente. En el colegio los muchachos siempre tenían su equipo de fútbol y él se metía a hacer cosas así nunca las hubiera hecho. Cuando aquí se metió a la cancha a jugar fútbol todo el mundo era cagado de la risa porque se metió sólo a perseguir el balón. Ese era Joaquín, lo hacía por estar con la gente. Apreciaba mucho a sus compañeros, a los que invitaba los sábados y domingos que él cocinaba. Pero no sabía cocinar, lo único que hacía era sancochos.
Fue miembro de la subdirectiva de Adida en el municipio de Alejandría. Pero cuando llegó aquí dijo que no venía a hacer trabajo sindical. No sé qué le pasó, pero tuvo un problema por el trabajo sindical, no sé cuál fue el problema. Sin embargo siempre estaba en todas las actividades que había, no como dirigente, pero siempre estuvo. Como dirigente se metió a organizar el colegio San Sebastián, eso fue iniciativa suya. Él buscó para que les hicieran el curso de cooperativismo, él ya había hecho uno en Zaragoza; pensó que los maestros estaban perdiendo una oportunidad y empezó y organizó eso. No quiso meterse como presidente, se metió como vicepresidente.
Juntos comenzamos a estudiar educación sexual. Pensó que eso iba a ser un desastre, un matemático meterse en educación sexual, pero se encarretó mucho con la especialización. Tenía muchísimo carisma, a las peladas les gustaba mucho, les generaba confianza, por tanto se acercaban bastante.
Ese diciembre de 1996 me iba a llevar a conocer el pueblo de él… Había dicho que iba a trabajar en la nocturna, porque se estaba gozando la región, estaba muy enamorado de Urabá, le gustaba mucho el verde de esta tierra, el contraste con los amarillos, disfrutaba eso. Iba a coger varias jornadas porque pensaba arraigarse definitivamente en la región, ya hasta había metido solicitudes de trabajo en el Sena. Nosotros no estuvimos sino ocho meses juntos, se nos quedaron todos los planes, se nos quedaron todos los sueños. Yo no sé que hubiera sido de mi vida si a Joaquín no lo hubieran asesinado, nos hubiéramos seguido amando como nos estábamos amando en ese momento. Es que Joaquín y yo compartíamos todo, los mismos libros, la misma lectura, los mismos gustos, nos compenetrábamos mucho. Yo me imagino que hubiéramos escrito mucho.