Testimonio de Mariana Murillo Díaz, esposa del docente asesinado José Domingo Ureche.
TIRÁNDOLE LIBROS A LAS BALAS
Memoria de la violencia antisindical contra los educadores de Adida, 1978-2008
Investigación realizada por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y la Asociación de Institutores de Antioquia (ADIDA)
Medellín, 2011
José Domingo Ureche, oriundo del municipio de Barranca, Guajira, profesor de matemáticas en el Instituto Agrícola en Chigorodó, fue asesinado el 24 de septiembre de 1990 en esta localidad. Ureche, como comúnmente era conocido, era un hombre muy servicial, divertido y responsable; un profesor que decía que a un alumno no se le podía calificar conducta porque el ser humano era variable: un día estaba de un modo, otro día de otro. Él no estaba de acuerdo con que a una persona le calificaran la conducta, y nunca calificaba a un alumno con uno. Decía que por el sólo hecho de presentarse al salón ya tenía derecho a un tres. Además podía ser que el mal rendimiento el alumno se debiera a que tenía hambre, o a que en su casa tenía problemas con la familia. Así era Ureche, un hombre social, súper amigo de los alumnos y de las personas, un hombre muy sincero, la verdad por delante, muy metódico y discreto. Le gustaba el ajedrez. Sus hijas, estando muy pequeñitas, ya sabían jugar ajedrez porque él les enseñaba.
Como compañero fue un gran esposo, me quedaron tres hijos de él. En la casa era una persona que no era como esposo ni papá, sino como un amigo. Al morir, el niño nos quedó de 18 meses. Milenis, una de sus hijas estaba entrando a los 8 años, y la mayor, también mujer, tenía 9 años.
…mi papá parecía papá y mamá, porque mi mamá era como más desprendida de nosotros y mi papá como que exageraba con nosotros. Él siempre nos vestía, nos bañaba, nos organizaba, nos llevaba a tomar fotos los fines de semana. Íbamos a misa, nos llevaba a los parques a jugar, nos montaba a caballito. Tenemos muchos recuerdos de él, nos ayudaba a hacer tareas… Como papá fue demasiado consentidor, la comida nos la daba picada en pedacitos. Mi mamá no tenía esa paciencia, de mi papá tenemos muchos recuerdos vacanos…1
Cuando Ureche faltó fue muy difícil, muy triste, porque las niñas quedaron muy agobiadas. Me tocaba darles mucho valor. En la noche, cuando ya estaban acostadas, se levantaban y decían: ¡papi, papi, no te vayas¡ Eso es horrible, la gente no sabe todo el daño que hace…
…Es un vacío muy grande, que ya está uno grande y no lo llena. Uno como que siempre guarda la esperanza de que esa persona va a volver, tocan la puerta y uno guarda la esperanza de que sea él. Pero ya abrir la puerta y saber que no va a volver, es muy duro, y más uno pequeño que no alcanza a entender. Yo tenía siete años y medio y uno como que no lo asimila…2
Para el niño también fue muy triste. Él se paraba todas las tardes a esperarlo. Como el papá era el que lo siempre le daba la comida, entonces desde que daban las cinco de la tarde no recibía nada de nadie hasta que no llegara el papá. Eso es horrible. Si Ureche hubiera estado vivo, mis hijas seguramente no hubiesen tenido que trabajar siendo menores de edad.
Como quedé sola, siempre ganándose un mínimo, mis dos hijas tuvieron que trabajar.
El proyecto de vida de Ureche era sacar sus hijos adelante. Siempre me decía que él trabajaba para que sus hijos salieran adelante. Hoy en día la mayor es psicóloga, ya se casó, tiene una hermosa bebé que allá el abuelo debe estar feliz de esa bebé. La otra hija estudia contaduría en Apartadó, va en quinto semestre, y el bebé, que ya es grandecito, está en Montería cursando octavo semestre de agronomía.
En la biblioteca le hicieron un acto cívico, la sala múltiple de la biblioteca del Instituto Agrícola tiene el nombre de él, y tiene la placa y una foto de él grande con sus dos hijas, cada una de la mano. Eso lo lideraron los alumnos, los directores, los profesores, todos lo querían mucho.
1. Testimonio de Milenys Ureche Murillo, Hija del docente.
2. Ibíd.