Miembro de las Comunidades Eclesiales de Base, promotor de Derechos Humanos de San Callxto, Norte de Santander.
CINEP Y JUSTICIA Y PAZ
Noche y Niebla N°2
El 10 de noviembre de 1996, mientras se encontraba en una tienda del barrio El Carretero del municipio de Ocaña fue ejecutado de nueve impactos de bala por dos sicarios al servicio de un grupo paramilitar, quienes se cercionaron pasmosamente de su muerte.
Había nacido en el municipio de Morales, departamento de Bolívar el 18 de abril de 1963. Sus estudios primarios los realizó en la escuela de Río Viejo, Bolívar y los secundarios en el colegio Cayetano Franco de San Calixto, Norte de Santander. La universidad Francisco de Paula Santander -Seccional Ocaña -le otorgó el título de Tecnólogo en Producción Agropecuaria. Desde muy temprana edad se sintió con el compromiso cristiano de animar a las comunidades en procura del desarrollo de su región. Desde su quehacer universitario se integró al trabajo que realizaban las Comunidades Eclesiales de Base y en particular como responsable de diversos talleres de derechos humanos y con especial atención al trabajo ambientalista.
Su vinculación al servicio público a través del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en San Martín, en Aguachica en Río de Oro y en San Calixto – a través del programa estatal UMATA – lo hicieron un conocedor extraordinario de la zona y de su dinámica de violencia. Su auténtica condición de líder comunitario lo proyectó públicamente como defensor de los derechos humanos en los departamentos de Norte de Santander y Cesar.
Antes de ser ejecutado JAFETH ya había sido ”dado de baja en combate” por parte de tropas de la base militar Morrison de San Martín y Aguas Claras de Aguachica, en un hecho que traduce que su sentencia de muerte había sido dictada desde entonces: El 16 de noviembre de 1992 los militares reportaron la muerte de tres guerrilleros en combate, entre los que se encontraba el nombre de JAFETH. Para ese entonces se desempeñaba como técnico forestal y miembro de la UMATA en San Martín y presentó una denuncia por sentirse hostigado física y psicológicamente. A la postre los ”guerrilleros dados de baja en combate” resultaron ser Nelson Duran Chinchilla, promotor de juntas de acción comunal de San Martín, Manuel Galarcio y Rafael Rojas, quienes habían sido arbitrariamente detenidos, torturados y ejecutados por miembros de esas unidades militares. Luego de instaurar la queja debió abandonar el municipio por lis amenazas en su contra.
Jocoso y amable – sus amigos lo llamaban cariñosamente ”amistad” -, amplio de corazón, mantuvo un compromiso como laico al servicio del evangelio que lo llevó a asumir la coordinación de las Comunidades Eclesiales de Base en el municipio de San Calixto desde 1993.
En ese empeño se encontraba cuando fue asesinado: Justamente en horas de la mañana del fatídico domingo 10, JAFETH había participado activamente de la peregrinación al santuario de la virgen de Torcoroma y en la celebración de los Mártires, actividad coordinada por las Comunidades Eclesiales de Base de la regional Ocaña, con el objeto de hacer memoria de los doce años del asesinato del sacerdote indígena Alvaro Ulcué Chocué y de todos los mártires de la región de Ocaña, sur del Cesar y sur de Bolívar. Este, que fue el último acto de reafirmación de su compromiso de defender la vida y la dignidad humana en una región tan gravemente azotada por la violencia, llevó a JAFETH a sumarse a la lista de defensores sacrificados por denunciar las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de las fuerzas militares y los paramilitares que con su aquiescencia y colaboración actúan en la región.