Víctimas en estos hechos:14 (Asesinadas: 14 - Desaparecidas: )
Entre 12 y el 15 de junio de 1988 en San Rafael, Antioquia, paramilitares que contaron con apoyo de integrantes de la fuerza pública detuvieron y desaparecieron a 14 personas, entre ellos a 10 mineros, trabajadores de la Cooperativa El Topacio y militantes de la Unión Patriótica y sindicalistas de la Cooperativa de Mineros del río Nare, fundada por Alejo Arango, líder político de la UP en la región.
Las víctimas fueron: OVIDIO BURITICÁ RINCÓN, 24 años, minero, y su hermano ABEL ANTONIO BURITICÁ, 21 años, minero; JESÚS ANTONIO BURITICÁ PARRA, 56 años, agricultor: JULIO ARTURO HINCAPIÉ, 54 años, minero, líder comunitario; ALIRIO DE JESÚS CUERVO, 52 años, minero; FABIO ELÍAS CUERVO, 18 años, minero; ÓSCAR ENRIQUE DAZA GOMEZ, 27 años, minero y su primo DIAFANOR DAZA GOMEZ, 24 años, minero: los hermanos GUILLERMO LEÓN GIRALDO GARCÍA, 18 años, minero, GUSTAVO ADOLFO GIRALDO GARCÍA, 19 años, minero y FREDDY DE JESÚS GIRALDO GARCÍA, 17 años, estudiante, minero ocasional; JUAN DE JESÚS TABORDA COLORADO, 44 años, minero; JUAN MARÍN G., 33 años, agricultor y minero; JOHN MARIO GIRALDO GUTIÉRREZ, 15 años, estudiante.
Una semana después fueron encontrados dos troncos humanos, siete brazos izquierdos, tres piernas, dos cabezas, una quijada, prendas de vestir y un machete con el que presumiblemente se cometió este crimen. Los restos no identificados fueron transportados en un helicóptero de la Gobernación hacia el cementerio de San Rafael, puestos en bolsas de polietileno y sepultados en dos ataúdes. El Capitán Carlos Martínez, ex comandante del puesto militar de San Rafael, quien había sido relevado días antes de los hechos por petición de la Procuraduría Regional, por quejas de la comunidad, acampó por esos días en la vereda El Ingenio, cerca de El Topacio, lugar de los hechos, con miembros de un grupo paramilitar (1).
Según los relatos de familiares de las víctimas, en la madrugada entre el domingo 12 y el lunes 13 de junio de 1988, a eso de la 1 de la mañana, se da inicio a la masacre con la irrupción de un grupo de hombres armados y vistiendo prendas camufladas a dos viviendas contiguas a la de la familia Buriticá. Se llevan a los jóvenes hermanos Abel Antonio y Ovidio Buriticá Rincón acusándolos de guerrilleros.
Continúan su recorrido entre la noche del mismo lunes 13 y el martes 14 con la incursión en la casa de la familia Buriticá Ríos, de donde secuestran al agricultor y padre de familia Jesús Antonio Buriticá Parra. Esa misma noche irrumpen en la tienda de la cooperativa de la junta de acción comunal de la vereda, donde golpean y amenazan a su administrador y siembran el terror entre las otras cuatro personas que se encontraban allí.
Sobre las 5 de la tarde del día martes 14 de junio, cuatro hombres que portaban armas cortas y vistiendo ropas oscuras de civil llegaron hasta el campamento de mineros en el paraje Los Encenillos y se llevaron a diez personas. En silencio y en fila india, muy estrechamente vigilados por los hombres armados, obligaron a los diez mineros a caminar por el sendero río abajo. Esa misma noche entre el martes 14 y miércoles 15, sacan de su casa al minero y líder comunitario Julio Arturo Hincapié; también saquean la tienda de la cooperativa ubicada en el centro de la vereda a unos 50 metros de la escuela. De la muerte de todos estos hombres se vino a saber a raíz del sobrevuelo de gallinazos.
El martes 21 de junio fueron hallados por una comisión encabezada por la inspección de San Julián, partes de los cuerpos desmembrados de los mineros a lo largo de varios kilómetros del lecho del río. Al día siguiente, miércoles 22 de junio, se practicó el levantamiento de 13 fragmentos corporales en avanzado estado de descomposición que son trasladados a San Rafael en el helicóptero de la gobernación de Antioquia, para ser depositados en varios ataúdes en el cementerio central de San Rafael, hecho que es recordado con horror por los habitantes del municipio. Casi un mes después, el miércoles 20 de julio, otra comisión judicial, realiza el levantamiento de otros 14 fragmentos óseos.
INFORMACIÓN PERSONAL
(Perfiles tomados de: Memorias de una masacre olvidada Los mineros de El Topacio, San Rafael (Antioquia), 1988 - Centro Nacional de Memoria Histórica)
Los hermanos ABEL ANTONIO y OVIDIO BURITICÁ RINCÓN pertenecían a una familia tradicional de la vereda El Topacio, que se ha dedicado a la agricultura y a la minería, en especial en el río Nare. En el momento de su desaparición, Ovidio ya había conformado una familia junto a su esposa Flor Gómez, de 16 años, y su hijo Edy, de siete meses. Abel, por su parte, vivía en una vivienda contigua a la de su padre acompañado de su esposa Rubiela Ríos y dos pequeños hijos. Tanto Abel Antonio como Ovidio vivían de la minería en el río Nare, pero también buscaban moverse a otras zonas mineras como el Nordeste antioqueño, casi siempre en los cauces y orillas de los ríos, bien sea vinculados como trabajadores de las dragas o dedicados al oficio del barequeo.
JESÚS ANTONIO BURITICÁ tenía 56 años al momento de su desaparición, casado con Rosa Elena Ríos, tío de Abel Antonio y Ovidio. Desempeñaba su oficio de agricultor en su pequeño lote o como trabajador en la finca del señor Humberto Agudelo. Cultivaba los productos tradicionales de esta zona, como caña, fríjol, maíz, plátano y yuca. Era padre de Oliverio y Luis, los jóvenes que habían sido capturados en San Rafael el 4 de mayo de 1987 como autores materiales de la muerte del señor Jaime Rincón y acusados de trabajar como sicarios al servicio de la guerrilla de las FARC.
JULIO ARTURO HINCAPIÉ tenía 54 años, era padre de cinco hijos y esposo de Clara Rosa Parra de 48 años. Estuvo dedicado a la minería en el río Nare, oficio al que integró a toda su familia y en el que acompañó en sus últimos años, principalmente, su hija Arelis, de 14 años de edad. Fue líder comunitario de la vereda El Chico y El Topacio, donde llegó a ser presidente de la Junta de Acción Comunal.
ALIRIO DE JESÚS CUERVO estuvo gran parte de su vida dedicado a la agricultura en la hacienda La Piadosa, de propiedad de la parroquia de San Rafael, de donde tuvo que salir desde 1986 cuando la hacienda fue inundada por el Embalse Playas. Su dedicación a la minería llegó al perder su empleo como trabajador de la mencionada hacienda. Después de errar en diversos oficios temporales decidió trabajar en la mina desde inicios del mismo año 1987. Tenía 52 años, viudo y padre de ocho hijos; además, hermano de la señora Ofelia Cuervo, encargada de la cocina en el campamento de Los Encenillos.
El joven de 18 años FABIO ELÍAS CUERVO llegó a la mina por invitación de sus tíos Alirio de Jesús y Ofelia, pero tenía experiencia en ella desde sus 12 años. Con esta labor sostenía a su abuela y a una de sus tías.
ÓSCAR DAZA GÓMEZ, de 27 años de edad, se había dedicado a la mina en el río por varios años, pero frecuentó la mina de Los Encenillos desde finales 1987. Invitó a su primo Diofanor Daza a trabajar en ella para que tuviera una posibilidad de empleo
DIOFANOR DAZA llevaba un poco menos de un mes trabajando en la mina de Los Encenillos cuando fue desaparecido. Recién graduado de bachillerato en el colegio de San Rafael, aceptó la invitación de su primo de irse a trabajar en la mina con el fin de acopiar un dinero que le sirviera como primer impulso para seguir la carrera de medicina. Su padre le había ofrecido estadía en Rionegro, pero él quería disponer de sus propios recursos. Tenía 24 años al momento de su desaparición.
Los hermanos GUSTAVO ADOLFO, de 19 años, GUILLERMO LEÓN, de 18, y FREDY DE JESÚS GIRALDO GARCÍA, de 17, hacían parte de una familia sanrafaelita conformada por trece hermanos y sus padres Ramón Julio y Rosalba. Por el número de integrantes y por la limitación de recursos, los hijos iniciaban su trabajo desde niños en diversos oficios agrícolas y mineros, pero ha sido siempre la minería en los ríos el oficio principal de la familia. Sus hermanos mayores, incluso, llevaban mucho más tiempo dedicados al oficio en el río Nare, hasta el martes 14 de junio cuando se produce la desaparición. Fredy también se hallaba de manera ocasional en la mina, aprovechando las vacaciones del colegio de San Rafael, donde estudiaba su bachillerato.
JUAN DE JESÚS TABORDA COLORADO era esposo de la que había sido profesora de la vereda El Topacio, Oliva García, quien, a su vez, era tía de los jóvenes Gustavo, Guillermo y Fredy Giraldo. Su dedicación plena a la mina también la asumió como alternativa de empleo, después de haber trabajado en varias compañías contratadas para la construcción de las hidroeléctricas.
JUAN MARÍN era agricultor y minero del municipio de San Roque. Tenía 33 años de edad, padre de dos hijos y casado con Irene Gutiérrez, prima de la madre del niño de 15 años John Mario Giraldo, quien acompañó a Juan a la mina. De todos los mineros presentes en Los Encenillos cuando se produjo el secuestro, era el de relación más estrecha con la cooperativa de mineros gerenciada por Alejo Arango y el que llevaba más tiempo laborando en esas inmediaciones. Una de las razones es que su familia tradicionalmente había trabajado la minería en el sector desde hacía unos cuarenta años.
JOHN MARIO GIRALDO era estudiante de bachillerato en Puerto Berrío, donde vivía con su madre, Martha Gutiérrez. A John Mario lo caracterizaba su ánimo trabajador, quiso acompañar a su tío hasta la mina para aprovechar sus vacaciones estudiantiles y, de paso, ganar algún dinero.
(2).
Fuentes: 1) CINEP Paramilitarismo de Estado en Colombia 1988 - 2003 - 2) Memorias de una masacre olvidada Los mineros de El Topacio, San Rafael (Antioquia), 1988 - Centro Nacional de Memoria Histórica