Dos administradores de fincas, dos trabajadores bananeros y dos contratistas de carreteras, fueron asesinados por hombres que incursionaron en una fiesta que se desarrollaba en las calles del barrio Kennedy de Chigorodó (Urabá). Seis personas fueron fusiladas por desconocidos que irrumpieron en una fiesta pública en el municipio de Chigorodó, distante 306 kilómetros de Medellín, en la región de Urabá.
eltiempo.com
24 de agosto de 1992
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-185994
Según el informe oficial, más de treinta personas que disfrutaban de una verbena en el barrio Kennedy de Chigorodó, fueron sorprendidas por unos diez hombres que portaban armas de fuego.
Los agresores pidieron documentos a los asistentes a la fiesta. A los que no los portaban o estaban dentro de una lista que llevaban escrita en un papel, los obligaban a tirarse al piso.
En tierra les disparaban hasta comprobar que estaban muertos, dijo un testigo a las autoridades.
De esa forma y ante el asombro de las decenas de personas que asistían a la fiesta, fueron asesinados los hermanos Javier y Juan de Jesús Gómez Montoya, de 30 y 19 años, respectivamente, contratistas de una firma de ingenieros que pavimenta la carretera Urabá-Medellín.
También cayeron Gustavo de Jesús Alvarez, de 24, trabajador de la finca bananera Santillana de Chigorodó; Cosme Damián Díaz, de 26, obrero de la finca Samaná de Chigorodó; Guido Antonio Zapata Toro, de 33, administrador de una bananera en la región, y Juan Carlos Velásquez, de 23, administrador de otra finca bananera.
Una fuente oficial que pidió no ser identificada dijo que la masacre fue ejecutada a las 2:30 de la madrugada de ayer.
Cuando llegamos al lugar afirmó la fuente encontramos los cuerpos tirados en la calle. Los vecinos que entrevistamos aseguraron que no se dieron cuenta de nada .
Familiares de las víctimas reclamaron sus cuerpos ayer en la morgue del hospital María Auxiliadora de Chigorodó para sepultarlos en Medellín, Santa Rosa de Osos (norte de Antioquia), Sincelejo (Sucre) y Apartadó (Urabá).
La fiesta fue organizada por la natillera Guatapurí. En la calle, que había sido cerrada en sus dos entradas, había instaladas gran cantidad de mesas y sillas alrededor de varios toldos que prestó una firma de gaseosas.
Hasta las 2:15 de la madrugada todo fue normal. A esa hora, los desconocidos ordenaron apagar la música y empezaron a pedir los documentos de identidad.
Aún no comprendemos dijo una fuente oficiasl si los asesinados portaban o no documentos. Si los tenían, fueron despojados de ellos para dificultar el trabajo de las autoridades.
Las autoridades dijeron que en esta oportunidad no se disparó contra todos los presentes como ha ocurrido en otras ocasiones en Antioquia. El crimen fue selectivo y los agresores se ubicaron de tal forma que impedían a los presentes huir del lugar. Muerto concejal Por el tipo de heridas, las autoridades comprobaron que las víctimas fueron asesinadas con armas de corto alcance, al parecer pistolas calibre 9 milímetros.
Aquí nadie se atreve a afirmar si los autores pertenecen a los grupos guerrilleros, paramilitares o demás formas de justicia privada que tienen asiento en la región , aseguraron las autoridades.
Entre tanto, el presidente del Concejo del municipio de Santa Bárbara, 40 kilómetros al sur de Medellín, Fernando Patiño Ruíz, de 38 años de edad, fue asesinado por un desconocido que le disparó cuando ingresaba a su residencia.
Parmenio Villa, secretario de Gobierno de la población, dijo que en el momento del crimen, una de la madrugada del domingo, Patiño estaba acompañado por su suplente en la lista al concejo, Fernando Tangarife.
Agregó que a diez metros de la casa del edil, ubicada en la calle Salgar, un desconocido vació toda la carga de un revólver 38 contra la espalda de Patiño. El acompañante salió ileso. El agresor huyó por un callejón que da a la autopista sur.
Otoniel Martínez, primer vicepresidente del Concejo, dijo que el presidente de la corporación, militante del Sector Democrático del Liberalismo, que orienta en Antioquia Álvaro Uribe Vélez, en ningún momento había recibido amenazas de muerte.
Martínez, agregó que los concejales estaban desconcertados por el hecho. Patiño contaba con todo el apoyo de la comunidad y llevaba cinco períodos como miembro de la Corporación.
Las sesiones del sábado fueron intensas, afirmó Martínez. Después de varias horas de deliberaciones decidimos no aprobar el plan de inversión que presentó la administración municipal y dimos un debate a la administración pasada.
Concluída la reunión, concejales de distintas vertientes políticas se quedaron en un establecimiento público, ubicado en el parque principal, tomándose unos aguardientes. El hecho es ya tradicional entre los dirigentes políticos de la localidad, dijo Martínez.
El dirigente asesinado nunca ocupó cargos públicos. Trabajaba como tesorero de una agencia de apuestas permanentes en Santa Bárbara. El sepelio del político se cumplió a las cinco de la tarde de ayer en el cementerio de la localidad.