Testimonio del docente Silas Perea Pérez, hermano del docente asesinado Elías Perea Pérez.
TIRÁNDOLE LIBROS A LAS BALAS
Memoria de la violencia antisindical contra los educadores de Adida, 1978-2008
Investigación realizada por la Escuela Nacional Sindical (ENS) y la Asociación de Institutores de Antioquia (ADIDA)
Medellín, 2011
Elías Perea Pérez fue asesinado el 3 de noviembre de 2006 en Vegades, municipio de Vigía del Fuerte. Era educador de primaria y contaba con 48 años de edad al día de su muerte. De 13 hermanos, 5 fueron docentes. Tenía esposa y 4 hijos que estaban entre 2 y 12 años de edad.
Elías era evangélico y estaba bastante comprometido con su religión, tanto que había empezado a estudiar teología en la Universidad Santo Tomás, sede Quibdó, donde iba a clases cada ocho días y luego regresaba a la vereda.
Fue una persona muy correcta, cuidaba de mí porque era el mayor, y era mucho más inteligente que yo. Me gustaba mucho su tipo de letra, era muy pulido para escribir. En su vereda hacía muchas cosas. Aparte de ser el director de la escuela, pertenecía a la junta de acción comunal de la vereda. Era quien organizaba allí los restaurantes escolares y quien, con la ayuda del programa Antioquia Presente, organizó lo que se denominó el Club de Ancianos. Los atendían en lo básico, sobre todo en la parte de la medicina, ya que había muchos hipertensos. Como allá ataca mucho el paludismo, a él lo capacitaron para que aprendiera a manejar el microscopio y detectar cuándo una persona tenía paludismo.
Elías era de los más ilustrados de la vereda, la religión y su iglesia también eran sus prioridades. Él no solamente se preocupaba por lo de las clases, sino también por mejorar la escuela. Hacía parte de la junta de acción comunal porque estando allí podría gestionar cosas a la alcaldía en pro de la comunidad: que vamos para Vigía a hablar con el alcalde, yo me llevo la comisión. Entonces se llevaba el presidente de la junta, el tesorero para hablar con el alcalde. Hicieron una escuela, gestionada por él, muy bonita, con la ayuda de la junta de acción comunal y el grupito de ancianos.
Elías era cotizante de Adida. En el año de 1982 fue delegado por elecciones en el municipio de Turbo, porque él ese año trabajó en Nueva Colonia. Luego fue trasladado a Murindó, donde también fue delegado en el año de 1984.
Elías fue asesinado dos días después de haber recibido su título en Teología. Fue a recibir su grado a Vigía del Fuerte y cuando regresó a la vereda fue asesinado vilmente delante de su esposa y sus 4 hijos. Él decía que tenía varios proyectos en su vida. El primero era terminar sus estudios, lo cual logró. Pero su propósito era acceder a un mejor salario, ya que tenía cuatro hijos y necesitaba rápidamente graduarse y poder tener una mejor capacidad económica para construir su casa en Quibdó. Su otro sueño era que sus hijos salieran adelante. Dijo que los llevaría a Quibdó porque en la vereda solamente había hasta quinto. Él por su parte seguiría trabajando en la vereda porque los proyectos los tenía allá. No le gustaba empezar una cosa y dejarla tirada. El se sentía a gusto con el trabajo que tenía con los ancianos, que estaban por ahí desamparados Con la muerte de mi hermano sus hijos casi se enloquecen, al igual que mi cuñada. Los tuvieron que llevar durante mucho tiempo donde un psicólogo, traumatizados. Todos dependían totalmente de él. Les tocó desplazarse a Quibdó, donde durante mucho tiempo estuvieron en terapias. Desafortunadamente en Quibdó no hay muchos psicólogos para tratar ese tipo de casos. El hijo mayor, que tenía 12 años, estuvo muy traumatizado, daba tristeza ese pobre muchacho. Y mi cuñada casi se enloquece porque a ella le tocó prácticamente recogerlo del piso, estaban solos allá. La vereda se quedó ese resto de año sin maestro, no mandaron ninguno, y los estudiantes tuvieron dificultades para estudiar el siguiente año. Hubo muchas dificultades, la comunidad perdió un líder, su mejor líder.
En nuestra familia se rompió la tradición de reunirnos allá en las festividades de fin de año. Inclusive este 24 de diciembre mi hermana me llamó llorando. Nosotros nos llamábamos el 31 de diciembre a darnos los felices años, pero el 24 de diciembre no nos llamábamos. Yo le pregunté qué pasó, por qué llora. Y ella me dijo que de recordar ese tiempo en que nos reuníamos aquí. Estaba solita allá en la casa, porque nadie fue, ya no había estimulo para ir.
Escuché que a la iglesia evangélica de la veredita le iban a poner su nombre. Me parece muy valioso eso de reconstruir la historia de la persona. También sería importante, y me gustaría mucho, que estas historias puedan llegar a las comunidades, que la gente conozca que aquí estuvo julano de tal, que ya no está. Qué bueno que la gente pudiera saber esto porque ocurre que la historia se va olvidando. Debe haber realmente vedad, justicia y reparación. Y lo otro es no repetición.
Muchas veces en las teorías se dicen muchas cosas pero ya en el terreno no lo ensayamos. Debemos defendernos por nosotros mismos, que la misma comunidad sea autónoma para tomar sus propias decisiones. Podemos hacerlo, al principio fue posible, porque apenas la gente era capaz de hacer las cosas, nos colaborábamos. Pero cuando llegan estos grupos armados y toman el mando, cuando los líderes empiezan a reaccionar entonces los matan y el resto queda prácticamente a merced de ellos. Muchos de estos líderes terminan siendo mandados, y ya no trabajan con una visión de comunidad sino con la visión de servirles a ellos.