Cuando la población se organiza, los poderosos la condenan a muerte
Equipo Nizkor- Derechos Human Rights
16jul01
http://www.sutimac.org/php/index.php?option=com_content&task=view&id=151&Itemid=49
Parte 2
En esa reunión los trabajadores reiteraron las denuncias sobre la persecución de la que estaban siendo víctimas; los representantes del gobierno rechazaron estos hechos y se comprometieron a desarrollar las acciones legales tendientes a detener los crímenes y sancionar a los responsables. Algunas de las medidas con que el gobierno pretendió solucionar la situación que estaban viviendo los trabajadores de Puerto Nare fueron: a). Prohibición del porte de armas en el municipio; b). Instalación de un Juzgado de Instrucción Criminal en el corregimiento La Sierra; c). Nombramiento en propiedad del Inspector Departamental en el corregimiento La Sierra; d).Pronta y rigurosa evaluación del desempeño de la Policía Nacional en el corregimiento La Sierra, etc.
Sobre esta base los trabajadores se comprometieron a levantar el paro que estaban realizando.
Obviamente estas medidas no apuntaban a solucionar el problema de fondo que en Nare se estaba dando: el exterminio de los trabajadores y dirigentes políticos. Ninguna de ellas estaba orientada a erradicar de raíz la política de exterminio físico que allí se estaba viviendo, solo eran paños de agua tibia que en nada ayudaron a superar los hechos que se estaban presentando. Los crímenes continuaron. Menos de una semana después de haberse dado esta reunión el terror retomó su dinámica:
• El 24 de febrero de 1988, los campesinos José Alquiver Betancur de 33 años de edad, José Santos Bermudez de 36 años y Luis Eduardo Apango Quiceno de 36 años, fueron encontrados asesinados.
• El 28 de marzo de 1988, Jesús Aníbal Parra Castrillon, Directivo de Sutimac fue asesinado por desconocidos.
• El 22 de abril de 1988, José Guillermo Ramírez l, Administrador de una finca ganadera, fue acribillado por sujetos desconocidos en sector rural.
• El 4 de septiembre de 1988, José Manuel Herrera de 32 años de edad, integrante del Comité de Organización del Sindicato de Cementos Nare fue asesinado de dos tiros en la espalda, uno en el mentón y otro en la oreja derecha por desconocidos quienes lo emboscaron cuando se dirigía a casa de su suegra en compañía de ésta y una de sus hijas, en el corregimiento La Sierra.
• El 21 de septiembre de 1988, el administrador de la mina El Galeón Milciades Fernandez, El Gerente de la Caja Agraria de Puerto Nare y el Conductor de éste último, fueron torturados y asesinados en la inspección departamental La Sierra, por orden del Comandante del B-2 de la XIV Brigada, Coronel Hernando Navas Rubio. El crimen fue perpetrado por los paramilitares: Henry de Jesús Pérez Duran; Alonso de Jesús Baquero Agudelo; Wilson de Jesús Pérez Duran, alias ”Chorólo”; Joaquín Emilio Cataño Hernández; Rafael Iván Cataño Hernández; Jesús Pelaez y los alias ”Carga Larga” y ”Michín”.
• El 1 de diciembre de 1988, José Cárdenas, de 35 años de edad, mayordomo de la hacienda Jardín, fue asesinado a balazos por desconocidos.
El 22 de diciembre de 1988, el periódico Voz, publicó un documento escrito por el Comité de Exiliados del Magdalena Medio, en éste se denuncia: ”Nosotros, ciudadanos colombianos, exiliados dentro de nuestra propia patria y de nuestra propia piel, gracias a la Máquina de la Muerte creada en el Magdalena Medio Antioqueño y que nos obligó a abandonar nuestra tierra queremos denunciar el baño de sangre efectuado por órdenes de la trinca de patronos, altos mandos militares y el MAS y de la cual forman parte Hernán Jaramillo, Gustavo Salazar, Libardo Villada, Octavio Bedoya (alias El Barbado), Fabio Ramírez, entre otros.
En esta zona… No es extraño ver a los engranajes de la Máquina de la Muerte hablando con los comandantes del Ejército y la Policía. En muchas reuniones en Puerto Berrío andan…con el comandante de la 14 Brigada o en la Base Militar de Calderón o en la alcaldía de Puerto Boyacá.
Lamentablemente a quien denuncia lo mandan al cementerio. ¿ Quién delata a los testigos? El mismo Juez promiscuo de Puerto Nare señor Manuel García y los mismo comandantes de Policía y Ejército… esa es la gotera por donde todo se escapa rumbo a los asesinos.
Hay que mirar lo que pasa en la cúspide de Cementos Nare y de Colcarburos. Ellos han financiado las matanzas. Han colocado en la dirección de las fábricas (en las plantas de La Sierra) a sujetos que colaboran con la Máquina de la Muerte. Entre ellos el Gerente de la fábrica, Luis Fernando Tirado, el jefe de relaciones industriales, abogado Carlos Julián Fonnegra, el jefe del casino, señor Luis Fernando Portilla.”
Las denuncias continuaron y el Comité Ejecutivo de la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción, Cemento, Madera y Materiales de Construcción FENALTRACONCEM, en una declaración pública del 19 de enero de 1989, fue más allá, al develar los más oscuros objetivos de la escalada contra los trabajadores y dirigentes políticos de Puerto Nare: ”La guerra sucia que los portadores de la doctrina de la ‘Seguridad Nacional’ han desatado contra nuestro pueblo, es la ofensiva de los sectores derechistas y reaccionarios expresada en una respuesta criminal contra el proceso de participación popular en el escenario unitario que ha venido protagonizando el pueblo Colombiano. Ha sido puesto en práctica contra gente inerme con fines políticos, para atemorizar a la población im-pedir sus luchas y destruir sus organizaciones sociales. La ola criminal desatada en la Región del Nare fue dirigida contra la militancia de la Unión Patriótica para impedir su presencia en el Concejo Municipal de Puerto Nare donde había mantenido dos escaños, cuyos ediles, unos asesinados y otros desterrados, el único ‘delito’ que cometieron fue el de defender con ahínco los derechos de los pobladores del Corregimiento La Sierra. La política de exterminio está dirigida contra la Cooperativa de los trabajadores y sus organizaciones sindicales consecuentes y clasistas.”
Señalan también en la mencionada declaración que ”no es casual que los integrantes de la denominada ‘Autodefensa Popular se paseen orondos por las calles de La Sierra portando armas de corto y largo alcance en presencia de la policía; tampoco es casual que un trabajador de la Compañía Colombiana de Carburo, el cual ha sido acusado de pertenecer al MAS, se le hubiera disparado un tiro de revólver, dentro de la factoría con el cual originó la muerte a un compañero, y las autoridades lo hubieran liberado a los ocho días de haber sido aprehendido, aceptando para ello el absurdo argumento del ‘tiro se escapó’.
Frente a la actitud asumida por las empresas Cementos del Nare y Colcarburos dicen: ”No es tampoco casual que los paros realizados por los trabajadores en defensa del derecho a la vida hayan tenido un tratamiento retaliador por los empresarios, en unos casos solicitando ante el Ministerio de Trabajo su ilegalidad y en otros sancionando drástica y arbitrariamente a los directivos de los sindicatos. Esta situación ha colocado a los trabajadores en medio de dos fuegos: si se protesta y se lucha por el derecho a la vida se recibe sanción y si se denuncia a los responsables de la ola criminal es asesinado, o tiene que salir desterrado como ha ocurrido con varios trabajadores que venían prestando sus servicios a Colombiana de Carburo y Cementos del Nare; lo que han aprovechado las empresas para darle paso al sistema de contratistas.”
Y del papel asumido por los medios de comunicación frente a la situación vivida en Nare, afirman los trabajadores en el documento ya citado: A raíz del documento del ”Comité de exiliados del Magdalena Medio publicado por el Semanario VOZ en 22 de diciembre… desató la ira de los empresarios de Cementos del Nare y Colombiana de Carburo, quienes visitaron el periódico el dos de enero (de 1989). Obtuvieron la publicación de una comunicación en la cual no solo acusan al periódico de ser el ‘instigador’ del horrendo crimen cometido por paramilitares contra mandos medios de la Compañía Cementos Nare sino que, además, manifiestan haber tomado todas las medidas de seguridad necesarias para garantizar la integridad física de los trabajadores.” En la comunicación de los trabajadores se condena ese asesinato, pero manifiestan a su vez que ”ello no amerita que se mienta tan descaradamente a la opinión pública. Los empresarios de Nare y Colombiana de Carburo pusieron en práctica apenas algunas de las tantas medidas propuestas por los sindicatos, no desde el mismo momento en que fue asesinado el primer compañero. Julio Cesar Uribe, sino cuando ya pasaba de una decena el número de asesinados.” La gran prensa nacional, particularmente el periódico El Tiempo, que había guardado silencio ante los asesinatos de trabajadores cuyas denuncias le eran enviadas por la organización sindical, se indignó ante el paro de trabajadores cementeros por el derecho a la vida, dicen respecto a esto los trabajadores ”…El Tiempo jamás publicó uno solo de nuestros documentos, en los cuales a la vez que protestábamos, clamábamos ante los diferentes estamentos del Estado, por alto al derramamiento de sangre de nuestros compañeros y de la población en general. Cómo lo iba a hacer?. Si el señor Pablo Guarín, ya fallecido, máximo dirigente del MAS en el Magdalena Medio era corresponsal del Tiempo en Puerto Boyacá y a través de uno de sus matones, distribuía en las fabricas Nare y Colombiana de Carburo un periódico con cierta anuencia patronal, ya que se hacían los de la vista gorda, por el cual se inducía a cometer crímenes contra los dirigentes sindicales. Varios ejemplares reposan en poder de las autoridades. Cuando el paro por el derecho a la vida adelantado por los cementeros, la ‘gran prensa’ aulló desesperada y salió en defensa del monopolio cementero, solicitando al Ministerio de Trabajo la ilegalidad del paro y la aplicación de sus nefastas consecuencias. Le importó un comino la sangre derramada. Era de Obreros!”.
A pesar que los trabajadores por diferentes medios, en diferentes momentos e incrementando el riesgo de sus propias vidas habían evidenciado los diferentes intereses que se movían detrás del exterminio que se estaba viviendo en Puerto Nare, ninguna autoridad asumió en serio su deber de defensores de la vida de estos ciudadanos colombianos y los crímenes contra ellos continuaron. Varios de los que quedaban vivos y pudieron man-tenerse en sus puestos de trabajo siguieron siendo victimizados:
• El 28 de enero de 1989, Carlos Alfonso Tobon Zapata de 26 años de edad, Vocal de Sintracolcarburos y miembro del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria del Cemento (SUTIMAC), fue asesinado de 6 cuchilladas por varios desconocidos que se movilizaban en una moto; el hecho ocurrió cuando la víctima salía de una tienda en la Inspección Departamental de La Sierra.
• El 12 de agosto de 1989, Juan Rivera, Operario de la empresa Colcarburos en el municipio de Caracoli y vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de los Materiales de la Construcción (SUTIMAC), fue asesinado por desconocidos cuando ingresaba a su residencia en horas de la mañana.
• El 29 de septiembre de 1989, Luis E. Duran, Trabajador cementero afiliado a Sutimac, fue asesinado por sicarios cuando se desplazaba del trabajo hacia su casa.
• El 22 de octubre de 1990, Fredy De Jesús Zapata Arboleda, Norberto de Jesús Arboleda y Francisco Javier Zapata Arboleda, activistas sindicales y políticos fueron desaparecidos cuando se encontraban cazando. La desaparición ocurrió en las horas de la noche, entre las veredas El Pescado y El Diamante. Los familiares denunciaron que fueron detenidos y desaparecidos por autoridades militares. Los tres habían sido sometidos a hostigamiento por parte de la fuerza pública: En diciembre de I988. Norberto de Jesús Arboleda fue detenido, torturado y hubo intento de desaparecerlo; Francisco Javier Zapata Arboleda había sido sindicalista de SINTRACOLCARBUROS y militante de la UP y como tal expuesto a toda clase de señalamientos ya Francisco Javier Zapata le habían desaparecido de la cárcel a un familiar sindicalista de SUTIMAC que estaba preso por razones políticas.
• El 13 de febrero de 1991, Albeiro De Jesús Gómez Ramírez, obrero de Cementos Nare y afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Industria de Materiales de la Construcción -SUTIMAC-, fue desaparecido,
torturado y asesinado. Su cadáver fue encontrado a orillas del río Cauca, en jurisdicción de la inspección departamental La Sierra. Pre-sentaba señales de tortura y varios impactos de bala.
• El 22 de febrero de 1991, Danilo Barrera Aguirre, trabajador de Cementos Nare y sindicalista, fue asesinado por desconocidos en he-cho sucedido en la inspección departamental La Sierra.
• El 7 de mayo de 1992, Evelio De Jesús Martínez Gómez y Aníbal de Jesús Cano, de 17 años de edad, fueron asesinados por dos sujetos encapuchados que llegaron hasta el campamento de obreros de la finca Loa Angeles y, con lista en mano, preguntaron por las víctimas, los hicieron salir y los asesinaron con armas de fuego. Se sindica del crimen a grupos paramilitares que operan en la zona.
El 21 de abril de 1993, Gustavo Alberto Bedoya Duque de 35años de edad, Dirigente sindical de la Empresa Colombiana de Carburos(COLCARBUROS), fue asesinado por varios desconocidos que le dispararon cuando ingresaba a su casa, ubicada en la inspección departa-mental La Sierra; el crimen fue cometido a la 1 de la madrugada; voceros del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción, Cementos y Maderas (SUTIMAC), rechazaron el hecho responsabilizando a organizaciones paramilitares que actuaban en la región, y convocaron a una jornada de duelo de 48 horas.
El 4 de mayo de 1993, Jorge Ivan Bedoya Gómez de 43 años de edad, líder obrero de la empresa Colcarburos, fue asesinado por paramilitares que lo atacaron poco después de salir de su trabajo, cuan-do se dirigía hacia su casa. Catorce días antes, en circunstancias similares, había sido asesinado Gustavo Alberto Bedoya, integrante de la Junta Directiva del Sindicato de la empresa. Por los dos asesinatos, los160 trabajadores declararon un cese de actividades de 48 horas. La dirigencia sindical atribuyó estos crímenes a grupos paramilitares. La Investigación penal por éste crimen, se inició El 6 de mayo de 1993 bajo el radicado No. 273 y fue archivada el 10 de junio de 1994.
El 4 de mayo de 1993, Jorge Jiménez Bustos y Luis Aguirre Marín, pescadores, fueron desaparecidos en circunstancias no precisadas, en la inspección departamental La Sierra.
Habían salido en una embarcación de motor a pescar en el río Magdalena y luego la embarcación fue encontrada aunque sin motor. El mismo día paramilitares asesinaron a un dirigente sindical de la empresa Colcarburos, en la misma inspección.
El 20 de mayo de 1993, Ángel Parra Zapata, Orlando Gaviria Reina Ester Escobar Parra y Rubén Darío Cadavid, sindicalistas de la empresa Colcarburos fueron asesinados por varios desconocidos que cubrían sus rostros con capuchas y portaban armas de largo y corto alcance, en la inspección departamental La Sierra. Lo victimarios sacaron a las víctimas de sus sitios de trabajo y los acribillaron en presencia de sus compañeros. Al momento del asesinato se estaba-negociando el Pliego de Peticiones presentado por los trabajadores a la Empresa.
• El 30 de octubre de 1998, Luis Camacho, obrero y veterano dirigente sindical del sector cementero, quien formaba parte déla directiva sindical de la Compañía de Cementos Nare y de la Federación Departamental de Trabajadores de Antioquia, FEDETA, adscrito a la regional de la CUT, fue asesinado por paramilitares en el muelle de la cementera sobre el río Nare, en el corregimiento La Sierra.
Puerto Nare se bañó de sangre desde el 8 de diciembre de 1986, y a pesar de que la oleada de muerte y terror que azotó a la población disminuyó considerablemente a partir de 1989, esos 30 meses fueron suficientes para que, como lo afirmaron hasta el cansancio los trabajadores, la máquina de la muerte compuesta por una alianza de patronos, altos mandos militares y el MAS lograra desvertebrar la organización sindical de los trabajadores de Cementos del Nare y Colcarburo y de paso el partido político que había encarnado las aspiraciones de transformación social de Puerto Nare, La Unión Patriótica.
Las empresas Cementos del Nare y Colcarburo se beneficiaron de la situación generada ya que al decir de los mismos trabajadores aprovecharon la salida masiva de trabajadores para implantar el sistema de trabajo por contratos, que permite que sin obligación de brindar seguridad social, prestaciones sociales ni estabilidad laboral a los nuevos trabajadores, se mantenga la producción con unos costos más bajos que los que significa mantener una planta de personal que tenga derecho a los beneficios que debe tener todo trabajador. Especialmente cuando estos se organizan y luchan por ellos.
Se beneficiaron los que después de la época de terror y muerte que se vivió, pregonan sin ningún reato de conciencia, al referirse a la Cooperativa COOMUNA que: Como anécdota de lo que son los hombres convencidos a sus realizaciones y propósitos, es bueno destacarlos altibajos que en principio tuvo la consolidación de esta cooperativa…en el comienzo se presentaron hechos de orden público lamentables, donde murieron varios de los fundadores, causando entre los demás el temor natural por conservar la vida. El hecho dispersó y ausentó de la organización a todos…la situación, que afortunadamente fue pasajera, en pocos días volvió a la calma–Es evidente que esas situaciones (difíciles) dignifican y enaltecen los espíritus de los líderes para animarlos en la consumación de sus deseos. Actualmente COOMUNA sigue funcionando después de esa anécdota que a juicio del que la describe no pasó de ser eso.
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Notas:
1. ANGULO MIRA, Gustavo. San José de Nare (Puerto Nare) camino de la paz
2. Idem
3. Idem
4. ANGULO MIRA, Gustavo. San José de Nare (Puerto Nare) camino de la paz. Págs:89/90
5. SEMANARIO VOZ. Diciembre 22 de 1988. Pág. 9.
6. Carta dirigida al gobernador de Antioquia Antonio Yepez Parra por dirigítes sindicales de Sintra Colcarburos, Sutimac Nare y Sutimac Caracoli elde abril de 1987.
7. Revista Colombia Hoy, Nro. 54, Bogotá febrero de 1988. Pág. 43
8. Idem pág 44
9. Declaración de la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria deConstrucción, Cemento, Madera y Materiales de Construcción. Bogotá, Enero 19 de 1989.
10. Periódico VOZ, Bogotá, diciembre 22 de 1988. Pág. 9” ÁNGULO MIRA, Gustavo. Op. Cit. Pág. 90
11. ANGULO MIRA, Gustavo. Op Cit pag.90
