MOVICE Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado
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Sus amigos recuerdan a Manuel Gustavo como ”El loco Chacón”, “así le decíamos porque era un hombre que constantemente rompía con los esquemas de esta sociedad agonizante; su obsesión: la justicia y la libertad; sus armas: el arte y la risa, y esas particularidades de hombre bueno, valiente y decidido le permitieron ganarse el aprecio y cariño de todo el pueblo barranqueño y todo el campesinado de la región”.
Su esposa, María Elisa, a propósito de solidaridad del pueblo de Barrancabermeja en su sentida manifestación de rechazo ante el crimen de Manuel Gustavo había dicho en una oportunidad que: ”La gente respondió como él en realidad lo mereció, porque él fue un hombre que se entregó al pueblo, a la clase marginal, al campesinado; él acudía a quien lo necesitaba; él prestaba de cualquier manera apoyo y yo creo que esta gente respondió”. Manuel estaba casado con Maria Elisa desde 1976 y tenían tres hijos que al momento de su asesinato tenían 10, 7 y 3 años cumplidos.
En un testimonio posterior, María Elisa trazo el siguiente perfil humano de su esposo: ”Dirigente de la Unión Sindical Obrera USO. Líder popular inagotable Cálido poeta obrero. Se entrega a su pueblo en cuerpo y alma. Sus poemas y canciones son la esencia de la cotidianidad de un pueblo que sufre el rigor del sistema que lo somete. Cuando él empieza a expresar su sentimiento como poeta, cuando es buscado por el obrero oprimido, cuando es buscado por el campesinado, por el estudiante, por la clase más necesitada, en ese momento empieza a ceñirse sobre él una corona de amenazas. Amenazas que empiezan como cartas anónimas, donde le dicen que se vaya de Barrancabermeja, que no quieren comunistas ni revolucionarios en la ciudad; eso fue en los años 85 y 86. Luego, estas simples amenazas se tornan cada vez más agresivas pues ya atentan directamente contra su vida cuando él transitaba en un vehículo del sindicato (1987); luego, cuando es detenido por 24 horas dizque porque perifoneaba sin permiso. Empiezan a hacerle una guerra sicológica diciéndole que le iban a matar uno a uno los miembros de su familia (Esposa e hijos) y luego terminaban con él.
Nuevamente atentan contra su vida sin lograr su objetivo (1987). El, con el coraje que lo caracterizó, siguió desafiando la muerte hasta que un día no fue ajeno a su suerte. Estos hechos me han obligado a coger mis hijos y huir despavorida, dejar atrás mi pueblo y mi gente que tanto adoro, por temor a que mis hijos puedan correr la misma suerte que Sandra Rondón y también porque creo que lo hicieron como escarmiento para mí. Ahora mi familia se ha reducido y no quiero separarme prematuramente de mis hijos ni que mis hijos lo hagan de mí.”
Otro perfil de Manuel, esta vez de otro amigo, dice ”Manuel… tierno canto de la vida. En una mañana del 15 de enero de 1988 soleada la muerte descendió del campo y de las nubes de goleros que durante años revolotearon en círculos interminables sobre los cuerpos mutilados que bajaban por el Río Magdalena y montada en una camioneta de la Armada Nacional, conducida por uno de sus suboficiales, se quedó en las calles de Barrancabermeja.
A las 10 de la mañana 17 descargas de metralla perforaron una flauta, una voz, la del poeta y cantautor, Manuel Gustavo Chacón, dirigente de la Unión Sindical Obrera en el Complejo Industrial de Barrancabermeja, que no aceptó contener su indignación frente a los estragos que el terror hecho política de Estado ha ocasionado en todo el Magdalena Medio.
No soportaron el trinar de su flauta infatigable por las riveras del Río Magdalena que cruzó su valle, remontó los campos productores de petróleo y alimentos que nutren a Barrancabermeja, ubicada en uno de sus recodos, donde luces titilantes de la refinería bañan de colorido sus aguas en noches de ensoñación. Llegó hasta donde el colosal Nevado del Ruiz anunció a los sensores sísmicos durante meses la inminencia de su erupción sin que la desidia institucional lo percibiese. En su verso quedó impresa la permisividad de la Corrupción Gubernamental con las fuerzas de la destrucción; por omisión frente a las ciegas fuerzas de la naturaleza y por acción cómplice con las aciagas fuerzas económicas de la Texas y el Cártel de Medellín, de cuyas manos naciera el proyecto paramilitar de Estado que hoy sacude toda la geografía nacional.
Manuel mitigó con su flauta y con su verso el dolor del labrador, sobreviviente del ametrallamiento y bombardeo, se adentró en la noche de su destierro donde dejan todo, menos el estigma impuesto por los mandos militares ”apoyo insurgente”, que arrastra cual paria por la vasta geografía del terrorismo de Estado”.
Pasados apenas tres días del asesinato de Manuel Gustavo y en el marco de una protesta por su crimen, es asesinado el 18 de enero, el estudiante de 17 años JOHN JAIRO VANEGAS ECHEVERRI, por miembros del Ejército, quienes dispararon sobre los manifestantes desde una tanqueta cascabel identificada con el No. C-21. Una bala entró por el hombro de John y salió por la espalda a la altura de la cintura. Cuando las personas que iban con el intentaron levantarlo, un militar se bajo del carro cascabel, con el pie volteó el cuerpo de John e impidió que fuera recogido. Los hechos dejaron otras 21 personas heridas por miembros del Ejército y la Policía, quienes pretendían dispersar la protesta.