JOSÉ AGUSTÍN BRUNO Padre
AZUCENA ILDA SEMERIA Madre
DANIELA BRUNO Hermana
Sres.
Por la presente, nos dirigimos a Ud., a fin de hacerle llegar por este medio, la denuncia por el asesinato de Federico José Bruno a manos del ejército colombiano, mientras se encontraba desarrollando su trabajo de reportero gráfico.
Federico José Bruno trabajaba como reportero gráfico independiente desde hacía algunos años.
En 1995 realizó su primer viaje por Sudamérica desde Salta (Arg.) a Bogotá (Colombia).
En 1996, su viaje tuvo un objetivo periodístico concreto: (ya había asistido a los cursos en el CIEVYC, en esa oportunidad participó, como guionista o director en seis cortometrajes. También asistió a cursos en el Foto Club de Buenos Aires) viajar a Santa Cruz de la Sierra y a Valle Grande (Bolivia) para seguir de cerca el trabajo de los antropólogos que buscaban los restos de Ernesto Guevara.
A mediados del año 1997, inició su viaje como periodista gráfico independiente por Centroamérica (se adjunta proyecto).
Se contactó con las Naciones Unidas con quienes, si bien no adquirió ningún compromiso laboral, recibió a cambio la posibilidad de hacer público su trabajo acerca de la explotación de la mujer y el niño en Centroamérica (si su material era aceptado).
Partió con un itinerario concreto el 28 de Junio de 1997 con plan de regreso para el 28 de Agosto del mismo año; vía Lan Chile, código de emisora 55990756.
El viaje estaba programado para pocos días en Colombia. Luego su destino sería Panamá, San José (Costa Rica), Managua (Nicaragua), San Salvador (El Salvador), Tegucigalpa (Honduras), Guatemala (Guatemala) y Belmopan (Belize).
Dejó a la familia nombres, teléfonos y direcciones de las oficinas de información de Naciones Unidas para que, en caso de emergencia, se comunicaran con ellos.
Su último objetivo era contactarse con el Dr. Abel Pascualini (Médicos en Catástrofes) quien, en ese momento estaba en Guatemala.
Apenas llegó a Bogotá tuvo (ocasionalmente) la oportunidad de contactarse con el sacerdote Manuel Pérez, jefe del E.L.N. Por ese motivo, cambió de rumbo y se dirigió hacia la región de Santander. Su condición de periodista independiente sumada al fallecimiento del sacerdote, demoraron su estadía en Colombia.
Durante toda su estadía en la región, Federico José mantuvo contacto regular con su familia, sus colegas y sus amigos, informándoles de los progresos en su labor periodística y sus planes futuros.
El 20 de Julio de 1998, Federico se contactó por última vez con su familia (vía fax) para comunicarles que se encontraba bien y que debían notificarle a su amigo camarógrafo que se preparara para partir hacia Colombia en pocos días, ya que iba a necesitar su ayuda para relevar el material al que tendría acceso.
La única noticia que la familia recibió relacionada con su fallecimiento, fueron los comunicados periodísticos, confeccionados a partir de los partes de prensa del Ejército Colombiano, donde informaban que un ciudadano argentino, de apellido Bruno había sido abatido en un enfrentamiento armado. Que el ciudadano argentino en cuestión se encontraba incorporado a una columna del Ejército de Liberación Nacional y formaba parte de los guerrilleros muertos en el enfrentamiento.
Sus familiares inmediatamente se pusieron en contacto con la embajada argentina en Colombia y, a través del Consulado Argentino y el personal diplomático acreditado comenzaron a recibir información telefónica que señalaba que el cuerpo de Federico había sido dispuesto por el Ejército Colombiano y que se le había negado la posibilidad de intervención a la Justicia Civil.
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También conforme a las versiones telefónicas del personal diplomático acreditado en Colombia, se le informó a los familiares que se procedería a realizar una autopsia del cadáver y que se dispondría su sepultura en una fosa común en un cementerio de la Ciudad de Bucaramanga.
Simultáneamente, el Ejército Colombiano comenzó a difundir comunicados de prensa en los que intentaba ratificar la acusación de que Federico José Bruno formaba parte de la guerrilla. Mientras se negaba todo tipo de información oficial, tanto a los familiares como a los representantes diplomáticos argentinos, el ejército colombiano difundía partes de prensa encubriendo la ejecución de un periodista extranjero.
El cinismo llegó hasta el extremo de difundir a los medios de prensa una fotografía de Federico José Bruno vestido con uniforme de combate y armado, sin que se entregaran los efectos personales, los negativos, las cámaras y, lo más importante, el diario de viaje que Federico llevaba con absoluta minuciosidad.
Las autoridades diplomáticas argentinas acreditadas en Colombia, nos informaron que estaban haciendo gestiones para el envío del cuerpo de Federico a la Argentina. Se le recomendaba a la familia que procediera a su inmediata cremación o inhumación a cajón cerrado y que la única constancia legal de su muerte era un certificado de inhumación provisorio expedido por alguna autoridad administrativa de Santander, donde se consignaba además de su nombre y apellido, como causa de muerte: violenta.
Los familiares de Federico José fueron contactados con los abogados de las Madres de Plaza de Mayo y solicitaron una inmediata intervención judicial y requerir la realización de una necropsia por parte del Cuerpo Médico Forense. El deseo de los familiares era comprobar la identidad de Federico José, y acreditar mínimamente la causa y forma de su fallecimiento.
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Mientras la documentación oficial no consignaba ningún dato acerca de las heridas recibidas, el Ejército Colombiano continuaba distribuyendo información a la prensa que describía algunas de las heridas de bala que habrían constatado en el cuerpo.
Luego de una firme insistencia por parte de los letrados patrocinantes y los familiares, se logró vencer la renuencia del Juez a cargo del Juzgado de Instrucción Nº39, y se procedió a realizar la necropsia y la identificación del cadáver. La identificación estuvo a cargo de la hermana de Federico José, la Srta. Daniela Bruno, quien no pudo identificar a su hermano en virtud del deterioro del cuerpo y las mutilaciones que presentaba.
Se logró, sin embargo, rescatar de los restos un juego de huellas digitales que permitió lograr su identificación.
Las autoridades colombianas entregaron los restos de Federico José Bruno completamente eviscerado, saturado en Formol. El cuerpo había sido sometido a una técnica bastante precaria de embalsamamiento que, si bien permitía conservarlo, dificultaba la identificación de todas las heridas y la determinación de la trayectoria exacta de los proyectiles.
Los médicos forenses actuaron en forma conjunta con la Médica Legista del Equipo de Abogados de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y llegaron a las siguientes conclusiones:
El cuerpo de Federico José Bruno recibió no menos de 8 disparos de arma de fuego.
Las heridas se distribuyeron en las siguientes posiciones y direcciones: La pericia realizada por los médicos forenses y la médica legista designada por la familia, demostró que los disparos procedieron desde un punto situado detrás y a la derecha del cuerpo. El cadáver presenta una herida de bala que penetra cerca de la cien derecha, destruye el ojo y el tabique nasal ; otra herida de bala que ingresa por la planta del pie y destruye los huesos de la pierna. Una herida de bala que ingresa por detrás del cuerpo destruyendo parte de las costillas. Una herida en la mano que ingresa por el dorso y sale por la palma. otros disparos en las piernas que cruzan ambas extremidades destruyendo huesos.
Todos los disparos fueron realizados desde una distancia mayor a 1.5 metros; y todos desde detrás del cuerpo.
Es probable que Federico José estuviese descalzo en el momento de recibir los disparos, ya que se encontraron rastros de tierra en los pies.
La posición de los disparos hace presumir que, o bien se encontraba corriendo, escapando de la agresión, o fue ejecutado mientras se encontraba arrodillado y con los brazos en alto a la altura de la nuca.
De esto dan cuenta las heridas recibidas en el dorso de la mano, la cabeza, y la de la planta del pie.
Los familiares de Federico José Bruno han solicitado al Tribunal interviniente, el Juzgado Federal Nº2, a cargo del Dr. Ferreyra Pella, que se solicite al Ejército Colombiano a través de las autoridades correspondientes la devolución de todos sus efectos personales, ropa, equipo fotográfico, cuadernos de notas y diario de viaje. Y, muy especialmente, todo el material fotográfico y los negativos de las fotografías distribuidas a la prensa por el Ejército.
También se ha solicitado la entrega de copias completas del expediente de la Justicia Militar y la autopsia realizada al cadáver antes de su embalsamamiento.
Los partes de prensa señalan al General Fernando Millán, Jefe de la V Brigada, como el responsable militar de la zona en la que fue asesinado Federico José Bruno. Este mismo responsable, fue el que habría negado el acceso a la Justicia Civil a la autopsia y pertenencias secuestradas, alegando que la jurisdicción correspondía a la Justicia Militar. Los Jueces Militares mantienen aún bajo estricto secreto de sumario las actuaciones relacionadas con este asesinato. Sin embargo, el General Millán que se negó a entregar las pertenencias secuestradas, distribuyó a la Prensa las supuestas fotografías de Federico José vestido con ropa militar.
Los familiares de Federico José Bruno no rechazan ni se avergüenzan de la posibilidad de que su hijo hubiese elegido integrarse en el Ejército de Liberación Nacional. Creen que su hijo era un joven guiado siempre por los más altos ideales de justicia y, que la elección de los temas para su trabajo como reportero gráfico, estaba determinada por su inmenso compromiso con la realidad del pueblo latinoamericano.
Sin embargo, Federico José Bruno, se desempeñaba como reportero gráfico y fue asesinado –ejecutado- por la espalda por el Ejército Colombiano, mientras realizaba una tarea periodística.
Nadie desconoce los riesgos que conlleva el trabajo de los corresponsales de guerra y las posibilidades de resultar muerto en medio de la confusión de la batalla.
Pero Federico José fue ejecutado por la espalda, acribillado por el Ejército Colombiano sin contemplaciones y, luego, se intentó inventar un enfrentamiento armado.
La explicación oficial de un enfrentamiento armado con la guerrilla se vio frustrada por la presencia de un periodista extranjero. La solución lógica del Ejército Colombiano fue inventar la historia de que un argentino de nombre Federico José Bruno había sido abatido cuando integraba las filas del ELN.
Cuando los familiares de Federico comenzaron a explicar que su hijo estaba trabajando como periodista, entonces el ejército difunde unas fotografías donde se lo ve vestido con uniforme militar y portando un arma, pero sin entregar los originales ni los efectos personales.
Tenemos la más firme convicción de que Federico José Bruno fue asesinado mientras trabajaba como reportero gráfico en la región de Santander, cerca de la ciudad de Bucaramanga, en Colombia.
El ELN distribuyó un comunicado a sus familiares cuyo contenido transcribimos a continuación:
Ejército de Liberación Nacional
Familia Bruno:
Va para Ustedes nuestro saludo amigo y fraterno.
Les comentamos que son pocos los periodistas que viven la entrega a su profesión como la vivió Federico. Es fácil hacer informes sensacionalistas, amarillistas, superficiales, dirigidos a vender alguna revista o algún periódico y tal vez también a ganarse fácilmente un salario; pero es bien difícil entrar a una realidad, penetrar en ella, vivirla con toda su intensidad, comprenderla en toda su dimensión, conocerla verdaderamente, o sea conocerla a profundidad para entonces poder lograr informar con objetividad, con confianza, sin engaños, sobre esa realidad. Y si la realidad es un conflicto como el de la realidad colombiana se hace aún más difícil entrar en ella y vivirla con intensidad, porque encierran no sólo las pequeñas dificultades cotidianas sino también los peligros… y las tensiones que esos peligros conllevan; las tensiones son grandes cuando los peligros que se viven entrañan la posibilidad de la muerte.
A veces una pequeña dificultad nos aleja de la realización de alguna obra también relativamente pequeña, mucho más son obstáculo las dificultades mayores; pero cuando nos comprometemos en el papel de transformadores de la sociedad, de transformadores del mundo, porque lo entendemos como necesario, entonces ya no nos dejamos vencer de ninguna dificultad, por difícil y grande que ella sea. Creemos que Federico llegó a ese estado de entrega a su profesión en la que se hace su propio trabajo particular, pero en función de otro trabajo más grande: la transformación de la sociedad en beneficio de toda la sociedad, y no para beneficio de unos cuantos. Llegado ese momento entonces la muerte ya no asusta (o casi no asusta), se puede caminar junto a ella sin sufrir ningún trauma ni desmayo. Nos atrevemos a poner en boca de Federico estas palabras: ”ya sentía yo a la muerte como amiga, ella me hacia guiños y yo tranquilamente le sonreía”.
El compromiso y la entrega de los hombres para con un trabajo, para con una meta, para con el Pueblo, puede medirse en las labores diarias, en la transformación de su pensamiento y de su vida.
El compromiso y la entrega de Federico eran grandes. De esto podemos dar testimonio como Organización.
Casi se nos olvida comentar que Federico y el CHE son hermanos; ambos argentinos, ambos murieron en tierra ”extraña” (aparentemente extraña), y ambos dieron lo más valioso -su vida- por la verdad y por el Pueblo.
Haremos todo lo posible por poner en sus manos lo que logremos recoger del material periodístico de su hijo. Esto llevará un tiempo, cuando lo tengamos se lo haremos saber.
Va un fraternal abrazo,
Delegación del ELN en Europa.
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Es en virtud de todo lo expuesto precedentemente, que nos dirigimos a Ud., para solicitar que por su intermedio -u organización a la que pertenece-, se formule un reclamo formal al Estado Colombiano por el accionar criminal del Ejército. Responsabilizamos especialmente al Comando Militar de la V Brigada, al mando del General Fernando Millán por el asesinato del reportero gráfico Federico José Bruno.
Sabemos que esta denuncia no le devolverá la vida a Federico pero, probablemente, constituirá un alerta para el gobierno de Colombia con relación a la protección de quienes arriesgan sus vidas en el ejercicio de la labor periodística.
Miles de periodistas han sido asesinados en América Latina mientras cumplían con su trabajo.
Miles más caerán intentando mostrarnos la verdad en medio de los conflictos humanos, las guerras y los intereses de las grandes potencias.
Si algo sabemos del sufrimiento de los pueblos, de la lucha desesperada de millones de hombres y mujeres por sobrevivir, es gracias a quienes arriesgan sus vidas, con una cámara, un grabador, una filmadora o un trozo de papel para traernos la otra cara de la historia contemporánea.
Federico José fue un joven dispuesto a entregar la vida por sus ideales y es nuestro deber recordar su compromiso, su trabajo y su sacrificio.
Agradeciendo desde ya la atención dispensada, saludamos a Ud., muy atentamente,
JOSÉ AGUSTÍN BRUNO Padre
AZUCENA ILDA SEMERIA Madre
DANIELA BRUNO Hermana
El cuerpo de Federico José Bruno está sepultado en su pueblo natal (Argentina) gracias al trabajo excepcional del Dr. Sergio Schoklender y a su equipo de colaboradores.
Si todos los abogados del mundo trabajaran como él, los que perdieron a un ser querido no se sentirían tan solos.