En 2007 fueron asesinados seis periodistas, pero solo uno de los casos tiene relación con la profesión. Aunque es cierto que se ha reducido el número de crímenes contra profesionales de los medios de comunicación durante la presidencia de Alvaro Uribe, él no duda en señalar a algunos periodistas, hasta el punto de poner en peligro su seguridad. La prensa sigue siendo objetivo de los grupos armados, y seis periodistas tuvieron que exiliarse en este año.
REPORTEROS SIN FRONTERAS
http://www.acnur.org/t3/uploads/media/COI_2364.pdf?view=1
COLOMBIA
Superficie : 1.138.910 km2
Población : 45.558.000.
Idioma : español.
Jefe del Estado :Alvaro Uribe Vélez.
Conocido tarde, el asesinato de Elacio Murillo Mosquera, corresponsal del semanario Chocó 7 Días y director de un programa en la emisora Canalete Estéreo, es el único de este año que se puede relacionar con la profesión de la víctima. Asesinado con arma de fuego por un motorista – que después fue detenido -, el periodista estaba investigando las actuaciones de los grupos armados en el departamento costero de Chocó, y había cubierto la desmovilización de ciento cincuenta paramilitares del “Bloque Pacífico” de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Si se descartara definitivamente la hipótesis profesional en este caso, el año 2007 sería el primero desde 1985 en que ningún periodista habría pagado sus actividades con la vida. En el segundo semestre se cometieron cinco homicidios de profesionales de los medios, pero por motivos independientes de su trabajo .
La disminución de crímenes de prensa bajo la presidencia de Alvaro Uribe, elegido en 2002 y reelegido en 2006 con un programa basado en la seguridad, merece subrayarse en un país en guerra desde hace cuarenta y cinco años, y famoso por su extremada peligrosidad. Sin embargo, eso no significa que la libertad de prensa haya progresado realmente. Oficialmente desmovilizados entre 2003 y 2006, los paramilitares no se han desarmado y siguen ejerciendo su influencia incluso en el ámbito político, donde no toda la prensa está en olor de santidad. La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) renovó en el primer semestre su reputación de predador, en especial contra algunos periodistas del departamento de Tolima (Centro). Reportero gráfico independiente, Afranio Franco fue incluso secuestrado y despojado de sus grabaciones por dos individuos armados en Planadas (Tolima), tras recibir amenazas de muerte que se atribuyen a la guerrilla-. En Neiva, en el departamento de Huila (Sudoeste), un artefacto de plástico que explotó el 22 de marzo en la emisora de radio HJ Doble K, que aquel día recibía a la alcaldesa de la ciudad, Cielo González Villa, hirió a diez de sus trabajadores.
Las amenazas atribuidas a las FARC obligaron también al director de Caracol Radio, Darío Arizmendi, a marcharse de Colombia el 8 de marzo. Director del Diario del Huila en Neiva, Germán Hernández Vera tomó el mismo camino en la segunda quincena del mes de marzo. Se habló de amenazas de las FARC, incluso aunque el periodista acababa de revelar un caso de desvío de fondos.
EL EXILIO O LA MUERTE
En disminución, los asesinatos de periodistas han cedido el puesto a los repetidos exilios forzosos. El balance de 2007 se parece mucho al de 2006, año en el que seis periodistas tuvieron que abandonar el país, o su región. En 2007, seis corrieron la misma suerte, y para algunos se trató de revivirla. Así Hollman Morris, productor del programa “Contravía” – actualmente suspendido de la parilla de programación del canal público Canal Uno, por carecer de financiación -, tuvo que refugiarse con su familia, el 21 de octubre, en Estados Unidos, después de volver a recibir amenazas de muerte por correo electrónico. Obligado ya a exiliarse en 2005, entonces fue señalado como “portavoz de las FARC” en un vídeo trucado, y difundido por un grupo paramilitar.
Evidentemente, el narcotráfico figura en cabeza de los temas de alto riesgo. La enorme curiosidad de Rubén Valencia, director del diario regional Q’hubo de Cali (Sudoeste) en relación con Olmes Durán Ibargüen, alias “El Doctor”, jefe del cartel de la costa del pacífico detenido en Bogotá el 15 de junio, se saldó con la puesta en marcha de un “contrato” por la cabeza del periodista, y unas precipitadas vacaciones. El tratamiento de casos de corrupción entre la clase política, particularmente mal aceptado durante la campaña de las elecciones regionales del mes de octubre, le valió a Giovanni Alvarez, de la radio comunitaria La Nueva de Barranquilla (Norte), serias amenazas y un vuelo intempestivo en dirección al extranjero.
No resulta bueno, sobre todo, abordar muy de cerca las relaciones entre las autoridades y los paramilitares después de su relativa desmovilización, lo que algunos llaman la “para-política”. Las amenazas de muerte a periodistas de antiguos, o nuevos,AUC en ocasiones se producen a las pocas horas de haber recriminado algo a un cargo electo, un representante de la fuerza pública, o incluso al Jefe del Estado.
UN PRESIDENTE IRASCIBLE
Tolerando difícilmente la crítica, Alvaro Uribe no duda en tomar la palabra para acusar personalmente a un periodista. El proceder pasaría inadvertido si no estuviera en juego la seguridad de los medios de comunicación, y el Jefe del Estado no hubiera recurrido a él al menos tres veces en este año. En febrero,Alvaro Uribe acusó directamente, en las ondas de Caracol Radio, a Carlos Lozano, director del semanario comunista Voz, de estar “a sueldo de las FARC”. Daniel Coronell, director de información del canal público Canal Uno y editorialista de la revista Semana, tuvo que batallar en directo con el Presidente de la República en la antena de la radio La FM, el 9 de octubre de 2007. Furioso al escuchar que el periodista retomaba las revelaciones de una antigua amante del jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar (abatido en 1993), acerca de la connivencia que existió entre ambos cuando era gobernador del departamento de Antioquia, el Jefe del Estado llamó sobre la marcha a Daniel Coronell para replicar. Pocas horas después del incidente, el periodista recibió el siguiente correo electrónico firmado por el grupo paramilitar de las Aguilas Negras: “Quien ataca a nuestro presidente firma su sentencia de muerte”. Acusado por Alvaro Uribe, por idénticos motivos que Daniel Coronell en la prensa escrita, seis días antes Gonzálo Guillén, corresponsal del diario norteamericano en lengua española El Nuevo Herald, prefirió exiliarse. Su denuncia contra el Jefe del Estado, por “calumnias” ha quedado en suspenso, y su regreso al país, a comienzos del mes de diciembre, le ha supuesto un número incalculable de amenazas.
UN CANAL EN PELIGRO
Además de todos estos episodios, el escándalo de las escuchas telefónicas, efectuadas por los servicios de inteligencia de la policía a algunas personalidades de la oposición, o consideradas como tales, como Hollman Morris – un asunto que reveló en persona el propio Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, el 14 de mayo -, no parece que pueda contribuir a apaciguar un clima por lo menos tenso, entre la presidencia y una parte de la prensa. La suerte corrida por el canal latinoamericano Telesur en Colombia tampoco parece que vaya a propiciar el acercamiento entre Alvaro Uribe y su homólogo venezolano Hugo Chávez, promotor del medio y mediador en la liberación de rehenes de las FARC. Puesto en libertad el 9 de enero de 2007 tras permanecer detenido cincuenta días, uno de los corresponsales del canal, Freddy Muñoz, al que los paramilitares señalaron como miembro de la guerrilla apoyándose en una foto posiblemente trucada, fue objeto de otra orden de detención por “terrorismo”, el 7 de febrero siguiente. En el mes de noviembre, el director de la policía, general Oscar Naranjo, implicó a otro periodista de Telesur,William Parra, en el secuestro por las FARC de un policía, al que había entrevistado. La grabación de la entrevista debería servir, al presidente Hugo Chávez en su mediación, como “prueba de vida” del rehén.