El presidente de Sintraunicol fue encontrado en una fosa en Santander. Hace pocos días, su esposa y tres hijas pudieron sepultar sus restos. El sindicalista fue desaparecido hace 5 años, tras amenazas de Auc.
ELCOLOMBIANO.COM
Por Glemis Mogollón Vergara
Medellín
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Cinco largos años de espera, de soñarlo vivo y de regreso, acabaron para Nelly García el pasado 18 de octubre, cuando en una caja de cartón recibió los huesos de su esposo, Gilberto Agudelo Martínez.
Para el 6 de abril de 2000, el último día que supo de él, Gilberto llevaba 24 años compartiendo su vida con ella, tenían tres hijas y, al mismo tiempo, era el presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores y Empleados Universitarios de Colombia (Sintraunicol).
”El 7 de junio de 2000 supimos con certeza que algo le había pasado, pero yo sospechaba desde antes porque pasó el cumpleaños de Liliana (una de sus hijas) y no llamó. El Día de la Madre tampoco llamó y nunca llegó a la marcha del 1 de mayo”, recuerda Nelly aquellos primeros días de la espera, que jamás creyó fuera tan larga.
Por las amenazas que antes y después de la desaparición hicieron las Auc al Sindicato, presidido por Agudelo desde 1998, las evidencias señalan a este grupo armado como principal sospechoso del hecho.
Días de miedo
”En esos días se le había solicitado protección al Ministerio del Interior y Justicia”, cuenta Fernel Peralta, quien a los pocos días recibió un Avantel, que era para su compañero de sindicato, porque debió asumir las luchas del desaparecido.
La esposa y los compañeros de trabajo en la sede Medellín de la Universidad Nacional creen que el sindicalista llegó el 7 de abril de 2000 a Bucaramanga, donde debía ir a la Universidad Industrial de Santander.
Los restos fueron exhumados en mayo pasado por una comisión de la Unidad de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Fiscalía, que los halló en una fosa en una vereda de Matanza (Santander), por información de ex combatientes de las Auc.
Por eso Nelly García recibió la caja de cartón en Bucaramanga, donde, por la investigación de la Fiscalía, todavía quedaron los objetos personales del Presidente de Sintraunicol. ”La esperanza de encontrarlo nunca la perdí, así fueran los huesitos”, dice Nelly con el dolor renovado por el hallazgo.
Cinco años fueron mucho para la esposa y las hijas de Agudelo, pero el caso de Gilberto es excepcional. Según la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Asfaddes), no es usual que una familia encuentre los restos de un desaparecido, a menos que alguien que haya visto o participado en el hecho entregue información. ”De 1.000 casos, en uno se ve lo que pasó con Gilberto”, comenta una vocera de la Asociación.
Persona excepcional
Antes de la lucha sindical, el presidente de Sintraunicol fue apasionado por el fútbol. ”Cuando éramos novios me invitaba a los partidos en los que era arbitro”, recuerda Nelly del hombre que le pidió matrimonio en 1976, después de ocho meses de noviazgo.
Pero el sindicalismo fue desplazando el fútbol y a pesar de haber estudiado solo hasta quinto de primaria y de trabajar en el área de mantenimiento de la Universidad Nacional, su búsqueda por un mundo igualitario lo llevó a defender con pasión los derechos de los trabajadores de todas las universidades públicas del país.
”Yo soy de los trabajadores y por ellos muero”, decía cuando empezaron a rondar las amenazas. Hoy el nombre de Gilberto Agudelo Martínez lo lleva el bloque de Mantenimiento de la Unal Medellín y desde el pasado 19 de octubre está en al lápida de un osario del cementerio Montesacro, donde por fin descansa en paz.
Ayuda al lector
Época de ataques a la universidad pública
Gilberto Agudelo Martínez desapareció en una época dura para la universidad pública, que había comenzado a ser atacada por grupos paramilitares. En el primer semestre de 2000, en solo en la universidad de Córdoba fueron asesinados cinco estudiantes y profesores de las facultades de Ciencias Sociales y Acuicultura, y otros alumnos fueron secuestrados o desplazados por amenazas de muerte. En 1999, en la universidad de Antioquia fueron asesinados el director del Instituto Regionales (Iner), el profesor Hernán Henao, y el dirigente estudiantil Gustavo Marulanda. 
También en la Nacional de Bogotá fue asesinado el profesor y ex consejero presidencial Jesús Antonio Bejarano. En ese tiempo, cinco investigadores y estudiantes del Instituto de Estudios Políticos de la misma Unal fueron exiliados.
