El fantasma de Consuelo Marín retornó a la vereda La Chorrera para llevarse a 12 de sus vecinos, que posteriormente fueron asesinados por las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Por: NESTOR LOPEZ LOPEZ. Enviado especial de EL TIEMPO
eltiempo.com
14 de octubre de 2000
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Ayer, por el camino que conduce de ese sitio a la vereda La Tolda, en jurisdicción de Barbosa (Antioquia), las autoridades recogieron los cadáveres de Mónica, José Luis y Blas Sánchez; Dionisio, Abraham y Arcadio Morales, y William Posada, Abigail Cañas, Luz Mila Díaz, Falconery Agudelo y Víctor Bedoya. Todos con un tiro de fusil en la cabeza y separados unos 10 metros uno del otro. Asdrúbal Uribe, quien logró escapar con vida, murió ayer en el hospital local.
Era gente inocente, trabajadores y amas de casa , relató una persona que vio cómo 18 hombres armados y vestidos de camuflado llegaron a La Chorrera el jueves a las 6 de la mañana y reunieron a unas 60 personas en la tienda de doña Teresa .
Mientras unos pintaban las paredes con consignas de las Auc, y explicaban que su propósito era limpiar esta tierra de guerrilla, otros, a punta de empellones, sacaron de sus casas a 13 habitantes, los amarraron con las manos atrás y los sentaron al frente de los demás vecinos.
Al resto le dijeron que se libraban mientras llegaba la mujer, que esa era la salvación, o si no, todos nos teníamos que ir , contó un habitante. Todos se sorprendieron al ver que la uniformada alta y morena que guiaba a los paramilitares en su redada era Consuelo Marín, a quien creían muerta, pues el 11 de septiembre el mismo comando se la había llevado, acusándola de ser colaboradora del Eln.
Según creen sus vecinos, la mujer cambió su vida y la de dos sobrinos que también viven en la vereda, por las del resto de habitantes.
Hacia las 10:30 de ese mismo día, el comando regresó por el mismo camino de La Tolda, y se llevó a 13 campesinos. Aprovechando que en su furor los paras incurrieron en un descuido, uno de los sentenciados esquivó tres disparos y echó a rodar por el cafetal.
Tres iban en bestias. Subían ligero y a veces se sentaban con los que llevaban amarrados. En un momento me pareció como que discutían , relató ayer una mujer que apreció la escena por el ojo de la puerta.
Al caer la tarde, 5 balazos de fusil interrumpieron el silencio que reinaba desde la mañana en La Chorrera y los habitantes se refugiaron temerosos en el monte, pues los paramilitares prometieron volver.
Posteriormente, tres hombres rociaron con gasolina la tienda de Gilberto Agudelo y le prendieron fuego. En una anterior incursión en La Chorrera, hace 20 días, las autodefensas quemaron la casa de Agudelo, a unos cinco minutos de distancia, como venganza por no haberlo encontrado.
Ante el temor que generó la masacre, ayer al mediodía ya se habían marchado unas 30 familias y el resto se aprestaba a imitarlas.
El comandante del batallón del Ejército Pedro Nel Ospina, coronel Alvaro Witingham, dijo que presumiblemente la masacre la cometieron integrantes del Bloque Oriental de las Auc, que huyeron por las montañas hacia el oriente antioqueño.