PROYECTO COLOMBIA NUNCA MAS ZONA 5ª
Segunda Parte: Sectores sociales atacados
Durante el año 1988 fueron asesinados en acciones encubiertas nueve empleados o dirigentes sindicales de la empresa estatal Ecopetrol, entre ellos HUMBERTO AGUDELO POVEDA, de 39 años; MANUEL GUSTAVO CHACÓN, JOSE DANIEL MORALES TIRANA, MARCO AURELIO GONZÁLEZ COGOLLO, ALONSO VILLARREAL TRESPALACIOS, ARNULFO SUÁREZ y los dirigentes de la USO JAMES CARDONA y JORGE MONTES DE LA ESPRIELLA.
A finales de julio de 1988, la Coordinadora Popular de Barrancabermeja denunció que eran más de 100 los asesinatos perpetrados en la ciudad, todos sin establecer responsables. El 90% fueron asesinatos políticos, esto es, contra dirigentes políticos, campesinos, sindicales y populares. La modalidad más recurrente fue el uso de sicarios. En este año la Sede Nacional de la USO fue objeto de un atentado que dejó como resultado varias personas heridas.
El primer asesinato del año y que conmovió al puerto petrolero fue el de el dirigente MANUEL GUSTAVO CHACÓN SARMIENTO, asesinado en Barrancabermeja el 15 de enero de 1988 por un grupo de agentes del Estado encubiertos, entre los que se pudo identificar a un miembro de la Armada Naval Nacional.
Manuel Gustavo Chacón era miembro de la Subdirectiva de la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo en la Refinería de Barrancabermeja y militante del movimiento político A Luchar. Además de obrero era músico,escultor en piedra, cantante y artesano.
Desde 1985 Manuel Gustavo había sido amenazado y hostigado por agentes del Estado y amenazado por supuestos grupos paramilitares. En 1987, llegaron a su vivienda unos volantes en los que le decían que no lo querían ver más en Barranca y que se fuera: “Afuera comunista, afuera revolucionario”, suscritos por los llamados “Comité Cívico de Barrancabermeja” y “Comité de Gentes Honestas de Barrancabermeja”.
En marzo de 1987, llegó otra nota en donde le decían que “fuera alistando la maleta pero que no empacara mucho porque para donde iba no iba a necesitar demasiado, que contara los días porque se le agotaba el tiempo”. También había una carta donde en forma poética se expresaban diciendo que “como en el otoño, las hojas de los árboles caían, así van cayendo uno a uno…”.
El 28 de febrero de 1987, Manuel Gustavo fue víctima de un atentando en el barrio Buenavista, cuando un hombre le disparó en varias oportunidades, saliendo ileso. En junio de 1987, a las diez y media de la noche y a la altura del Teatro los Fundadores, dos hombres en una moto sin placas hostigaron a Manuel quien se refugió en el restaurante Avenida y estando allí le dispararon sin herirlo.
Durante el paro cívico del Nororiente de 1987, Manuel Gustavo permaneció detenido 24 horas en la Estación de Policía de Barrancabermeja y estando allí, el Teniente Raúl Baquero Baquero lo amenazó con asesinarlo a él y a su familia. Amenazas que se hicieron realidad el 14 de mayo, cuando fue víctima de otro atentado, en el que participaron el Capitán Reyes, Comandante de la Estación de Policía de la Refinería, el agente José Ananías Ramírez y dos escoltas del oficial.
Finalmente fue asesinado el 15 de enero de 1988. Luego de su asesinato el grupo paramilitar MAS hizo llegar una amenaza contra los integrantes de la Coordinadora Popular de Barrancabermeja, en la que reivindicaban el asesinato de Manuel Gustavo. La nota decía: “…su vida o la de su familia será la venganza por si algún hecho lamentable le llegara a suceder a los representantes de las entidades antes mencionadas”. Se referían a las fuerzas militares y de policía, a Ecopetrol, al Gobierno Nacional y Municipal, a los que la Coordinadora responsabilizó por el asesinato de Manuel Gustavo.
Como protesta por el asesinato del dirigente sindical, la USO y la ciudadanía de Barrancabermeja realizó un paro cívico el cual se inició el 16 de enero con la total parálisis de las plantas de refinería y marchas por las principales calles de la ciudad. En el marco de la protesta fue asesinado el estudiante de 17 años JOHN JAIRO VANEGAS ECHEVERRI,
cuando miembros del Ejército dispararon sobre los manifestantes desde una tanqueta cascabel identificada con el No. C-21. Una bala entró por el hombro de John y salió por la espalda a la altura de la cintura. Cuando las personas que iban con él intentaron levantarlo, un militar se bajó del carro cascabel, con el pie volteó el cuerpo de John e impidió que fuera recogido. Los hechos dejaron otras 21 personas heridas por miembros del Ejército y la Policía, quienes pretendían dispersar la protesta.
El cabo Oswaldo González Gutiérrez presentó el hecho como si hubiera sido el producto de un enfrentamiento armado con la insurgencia, pero esto quedó desmentido con las declaraciones de varios particulares hechas ante el juzgado 14 de Instrucción Criminal. No obstante, al otro día, 19 de enero, el Comandante de la Policía declaró a la prensa regional (Vanguardia Liberal) que se trataba de un guerrillero y publicaron una fotografía que mostraba el armamento que supuestamente le habían encontrado.
Tras sus diligencias en diversas instancias y las denuncias ante la Procuraduría, la madre de John fue amenazada: recibió tres llamadas el jueves 25 de febrero en las que le preguntaban si no sabía que estaba amenazada de muerte y que si tenía miedo.