eltiempo.com
Autor EDISON PARRA
8 de octubre de 1998
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La gritería de 42 niños de la escuela Puenes, en Ipiales, no perturbó a los dos sicarios que balearon a la profesora Orfa Ligia Mejía en pleno salón de clases. Incluso, uno de los asesinos hirió a bala a una niña de siete años porque no pudo contener el llanto. El hecho conmoción a los habitantes de Nariño, que ayer cumplieron su primer día de paro cívico con el bloqueo de carreteras, el taponamiento de la frontera con Ecuador, el cierre del comercio y la suspensión del transporte público.
Tras conocerse el asesinato de Mejía, los voceros del magisterio dijeron que este hecho refuerza su decisión de apoyar el movimiento con el fin de exigir el respeto por la vida de los educadores y el pago de sus salarios.
Por lo pronto, la niña se recupera en el hospital de Ipiales. Según los médicos, aunque la bala le entró por la boca y le salió por la nariz, ya está fuera de peligro.
El incidente, en el que mataron a su profesora Orfa Ligia Mejía, ocurrió a las 5:10 p.m. del martes. Los asesinos llegaron a bordo de una motocicleta, entraron a tres salones preguntando por la profesora y cuando la encontraron le dispararon, según relataron los alumnos y profesores.
La mujer, de 47 años, fue monja franciscana, y se le consideraba como la guía espiritual de la zona. Hace dos años se había retirado de la comunidad religiosa para trabajar y ayudar con el sostenimiento de su familia.
La Policía cree que el homicidio obedece a venganzas personales, pero el sindicato de maestros pidió que se investigue con rigurosidad las causas por las que fue asesinada Mejía, a la que no se le conocían enemigos.
