ÁLVARO GARCÉS PARRA

PROYECTO COLOMBIA NUNCA MÁS ZONA 5ª
Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad 1966-1998
Segunda Parte – Sectores sociales atacados: Militantes de partidos y movimientos políticos de oposición

Desde que la UP consiguió en 1986 la mayoría en el Concejo Municipal y fue nombrado Alcalde de Sabana de Torres, Álvaro Garcés Parra estaba convencido de la certeza y proximidad de su muerte. Su memorando personal se volvió, para él, como una especie de diario personal, donde apuntaba las amenazas que recibía, los seguimientos de que era objeto y los hostigamientos de que era víctima. Por razones de seguridad había evacuado toda su familia hacia Bucaramanga. La esposa de Álvaro, Luz Mar caballero, además de su madre, Doña Rosa y sus dos hermanas Miriam y Yolanda Garcés Parra, lo visitaban frecuentemente, viajando desde Bucaramanga, lugar que Álvaro consideraba conveniente para salvaguardar la vida de su familia, después de las amenazas sufridas durante todo el transcurso de su administración como Alcalde. Sus parientes venían a menudo a Sabana de Torres cuando él no podía subir a la capital. Sus dos hijos lo extrañaban mucho ya que no podían verlo muy seguido y Oscar y William, sus hermanos, lo apoyaban y cuidaban continuamente.

En no pocas ocasiones Álvaro tuvo fuertes enfrentamientos con las autoridades militares y de policía acantonadas en su municipio. En una oportunidad el Cabo Ramírez, cuando era comandante del Puesto de Policía de Sabana de Torres, lo amenazó públicamente y le gritó: “Alcalde guerrillero”. El Concejal Orlando Bretón y un dirigente del Movimiento Liberal FILA de apellido Amado, lo habían denunciado penalmente con el fin de inhabilitarlo para la elección popular de alcaldes, pues Álvaro Garcés decidió renunciar a sus ocupaciones para presentarse como candidato en 1988 en esa contienda electoral. En varias oportunidades, otro miembro del FILA, el Concejal José Dolores Alvarado, lo había amenazado. Frecuentemente recibía cartas y llamadas de amenazas de muerte: tras investigar él mismo sobre la identidad de sus autores, llegó a la conclusión de que el doctor Amorocho estaba detrás de ese hostigamiento, y así lo dejó anotado en su memorando personal. Este doctor Amorocho era frecuentemente visto en compañía de Hernando Palomino Berrío, contratista del Idema en Sabana de Torres.

Álvaro, al igual que la mayoría de los miembros de la UP del municipio, había decidido armarse con un revólver para protegerse de los agentes paraestatales. La población misma se convirtió en ojos y oídos que vigilaban atentos para descubrir cualquier movimiento sospechoso que indicara que algo se intentaba contra el burgomaestre. Desde la misma Gobernación de Santander se le hostigaba; tres o cuatro investigaciones fueron adelantadas por diferentes motivos contra él. La única que había concluido con sanción, era por haber apoyado el paro de los trabajadores de la salud y negarse a despedirlos. En esa oportunidad, el Gobernador lo suspendió en el ejercicio del cargo de Alcalde, pero el inmediato y prolongado paro cívico en el que se lanzó la población de Sabana de Torres, en respaldo a su Alcalde, hizo que el Jefe Administrativo de Santander echara pie atrás en la decisión.