ACCIÓN DE LAS BRIGADAS MÓVILES EN LAS ZONAS RURALES

PROYECTO COLOMBIA NUNCA MÁS
ZONA 5ª – CUARTO MODELO REPRESIVO
REINGENIERÍA MILITAR Y EXPANSIÓN DEL PARAMILITARISMO, 1991-1995

Las Brigadas Móviles son unidades de contrainsurgencia creadas a principios de los años noventa debido al fracaso de las negociaciones de paz adelantadas con los grupos insurgentes y como una forma operativa militar para que las Fuerzas Armadas mejoraran tácticamente su lucha contra la guerrilla. Compuestas por soldados profesionales con adiestramiento específico y un armamento muy sofisticado, se despliegan en las regiones del país en las que la guerrilla mantiene enclaves resistentes. Las Brigadas Móviles emplearon en sus operativos estrategias de terror de carácter físico y psicológico, siendo responsables de torturas, ejecuciones extrajudiciales, quema de viviendas y cultivos, bombardeos, amenazas y hostigamientos. Igualmente, las incursiones militares de las Brigadas Móviles fueron acompañadas por paramilitares. Se destacan las agresiones de tipo sexual que adelantaron los hombres de esta Brigada contra hombres y mujeres de la región.

La Brigada Móvil número 2 tiene su centro de mando en la provincia de Ocaña, departamento de Norte de Santander; forma parte de la V Brigada, con base en Bucaramanga, departamento de Santander, de la que dependen otras unidades militares que actúan en la región, como el Batallón Santander, la Fuerza de Tarea número 7 o el Batallón “Los Guanes”; todos involucrados en graves violaciones a los derechos humanos y en la perpetración de Crímenes de Lesa Humanidad.

Para 1994 están organizadas tres Brigadas Móviles: la Móvil No. 1, con sede inicialmente en Granada, Meta, centrando sus operativos en este departamento; la Móvil No. 2, situada en la región del Magdalena Medio, con sede en Barrancabermeja, Santander; y la Móvil No. 16, cuyo objetivo militar era la protección de la infraestructura petrolífera de Arauca y Casanare, con sede en Yopal, Casanare. Pese a los discursos oficiales, las incursiones operativas de las Brigadas Móviles contribuyen “al aumento preocupante del número de refugiados internos, especialmente en el departamento del Meta y en la región del Magdalena Medio (…) Quienes permanecen en la zona son obligados a conformar grupos paramilitares organizados por las Brigadas Móviles para combatir los llamados ‘núcleos de subversión’”.

Luego de su puesta en marcha, las Brigadas Móviles marcaron un punto de inflexión en la estrategia militar de contrainsurgencia. Con la instalación de la Brigada Móvil No. 2, primero en Barrancabermeja y posteriormente en Ocaña, se comenzó a observar un “coincidencial” auge de los grupos paramilitares en regiones patrulladas por estos comandos de contrainsurgencia.78 Como fue constatado en numerosos casos, a propósito del accionar de estas unidades, “ha sido claro que cuando los soldados buscan guerrilleros no se encargan de minimizar los daños superfluos y los sufrimientos innecesarios de los civiles, como lo exige el Derecho Internacional Humanitario. Lo que es peor, han actuado con despreocupación por la vida e integridad de civiles inocentes”.

La Brigada Móvil Nº 2 en Norte de Santander

Relata la fuente: “En la región de El Catatumbo se implantó el paramilitarismo de forma simlar a la utilizada en otras regiones. En 1993 ingresó el Ejército, por medio de la Brigada Móvil No. 2 acompañados de civiles que hacían las veces de informantes, luego se presentaron muchos asesinatos perpetrados por desconocidos y, finalmente, en el año 1995 se presentaron retenes e incursiones de ejércitos paramilitares.

Según denuncias de los pobladores y de organizaciones de Derechos Humanos, desde la llegada de la Brigada Móvil No. 2 a la región del Catatumbo, fueron múltiples los atropellos contra la población civil que habita la zona. El señalamiento, la tortura, desaparición y asesinato hacen parte de las formas de operatividad regular empleadas por la Brigada Móvil No. 2 para “controlar toda la región”. Las víctimas y sus familias eran sometidas a torturas físicas y sicológicas, golpes, intimidación a menores, amenazas etc.; en fin, infinidad de actos escarnecedores que, aunados a la sindicación o presentación de campesinos como guerrilleros caídos en combate, constituyeron formas de sometimiento del campesinado, cubiertas bajo la mentira y la impunidad para que, al final y sin importar la infinidad de reclamaciones de las gentes de Norte de Santander, los militares de la Móvil perpetuaran su represión, con lo que también se continuaba la práctica de crímenes de lesa humanidad.

De este modo, desde los primeros días de 1993, las tropas de la Brigada Móvil No. 2, dieron curso a las operaciones de contrainsurgencia en toda la región del Catatumbo. A medida que militarizaban la zona, los efectivos del Ejército llevaban a cabo toda clase de agresiones y hostigamientos contra la población.