ACCIONES DEL PARAMILITARISMO 25 AÑOS DE IMPUNIDAD DE LAS MASACRES EN CÓRDOBA

Escrito por Super User
Por: Domingo Cogollo Narváez
Viernes, 03 Mayo 2013
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De las masacres cometidas en Córdoba por los grupos paramilitares, ninguna de ellas ha sido investigada a cabalidad por los organismos judiciales. Ha habido impunidad total en estos hechos que se registraron desde1988, hace 25 años, cuando comenzaron las primeras tragedias.

En esa época, cuando los grupos de autodefensas perpetraron más de 20 matanzas, se produjo una cifra superior a los 200 muertos, en diferentes partes de esta sección del país.

En esa ocasión hubo asesinatos en Volador un corregimiento del municipio de Tierralta, Mejor Esquina, perteneciente a Buenavista y El Tomate, jurisdicción de Canalete. Eso, para sólo mencionar tres de los casos más relevantes.

Pero lo único que se sabe por parte de los entes investigativos es que esa vez, luego del desastre de Mejor Esquina, hubo nueve personas capturadas en Montería, ocho de las cuales fueron absueltas y una condenada por porte ilegal de armas, pero recibió beneficio de rebaja de penas por aceptar cargos.

Hace un año, el Tribunal de Justicia y Paz de Medellín, ordenó a la Fiscalía investigar al juez que estuvo al frente del caso, se trata delex juez Segundo Especializado de Montería, Freddy Vásquez Ferrer. Según el alto tribunal, hubo negligencia por parte del juez que favoreció la impunidad.

En el caso de El Tomate fue sindicado el extinto Jesús María López Gómez, quien por esos tiempo era alcalde de Montería. A la postre se convirtió en el primer alcalde popular de la capital cordobesa. A “El Mono” López como era conocido, lo capturaron en abril de 1991, pero luego fue puesto en libertad.

Sobre los hechos de Volador no se encontró ninguna clase de investigación. Aparentemente, las víctimas de esa población no se atrevieron a denunciar los asesinatos y las desapariciones.

En estos tres casos hubo desplazamiento forzado después de cometidos los homicidios. Y son pocas las familias que regresaron a su sitio de origen. La mayoría, deambula por diferentes lugares del departamento pasando hambre y miseria.

Personas de estas tres localidades, que pidieron completa reserva, dijeron que 25 años después,ha sido poca o nula la atención recibida por parte del Estado. Además, todavía existen grupos armados al margen de la ley en esas zonas.

“En la actualidad es peor, porque antes había una cabeza con quién hablar”, (refiriéndose a Carlos Castaño o Salvatore Mancuso, los últimos comandantes de las autodefensas). “Pero ahora, con las bandas criminales, no se sabe quién está al frente de cada grupo”, puntualizó una de las personas que pidió reserva.

Veinticinco años después, ninguna entidad está atendiendo a estas familias. La Unidad de Víctimas dijo que eso le corresponde al Departamento para la Prosperidad Social (DPS). Sin embargo, esta última, afirma que le toca a la Unidad de Víctimas. La Unidad de Restitución de Tierras, todavía no atiende esos municipios.

Volador, la primera masacre

Aunque las más sonadas y divulgadas, fueron las de Mejor Esquina y El Tomate, que le dieron la vuelta al mundo, en su momento. Hay que aclarar que la primera masacre cometida por los ‘paras’ en Córdoba, fue la de Volador.

La matanza en esa población ocurrió el primero de marzo de 1988. La cometió el autodenominado grupo ‘Los Tangueros’, dirigido por el entonces cabecilla de esa organización, Fidel Antonio Castaño Gil. Los sicarios, según vecinos, habían sido observados vigilando en la hacienda Las Tangas.

El entonces director del DAS, general (r) Miguel Maza Márquez, sindicó, además de Castaño, conocido como “Rambo”, al narcotraficante César Cura de Montelíbano, que después fue asesinado en Santa Marta.

‘Los Tangueros’ fueron llamados así, porque tenían sede en la tristemente célebre hacienda Las Tangas, ubicada en el corregimiento de Villanueva, municipio de Valencia, margen izquierda del río Sinú.

Esa finca, al igual que Misiguay y Jaraguay, había sido adquirida por Castaño Gil a comienzo de los años 80, cuando se empezó a mencionar que un cachaco, sólo llamado como“Don Fidel”, había llegado a comprar grandes extensiones de tierras en esa jurisdicción.

Hay que precisar que, el padre de Castaño Gil, había muerto en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), después de ser secuestrado en Antioquia.

A su llegada al Sinú, Castaño Gil se alió con el narcotraficante hondureño, Miguel Matta Ballesteros y con ganaderos de Córdoba y Urabá antioqueño, que estaban asediados por la guerrilla.

Matta Ballesteros había adquirido las haciendas El Danubio, Macaniyal y Cocosolo, situadas en comprensión de Tierralta, margen derecha del río Sinú. Los predios aparecían a nombre de Inversiones Vásquez.

En ese entonces tenían presencia en Córdoba los grupos subversivos de las Farc, el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Al frente de Las Tangas, cruzando el río, queda Velador, en cuyo lugar, y sectores aledaños de Tierralta y Montería, estaban algunos de esos grupos guerrilleros.

Por ese motivo Fidel Castaño ordenó a ocho de sus hombres, armados con fusiles R-15 y pistolas que mataran a varios de los pobladores de Volador ya que tendrían vínculos con la subversión. Otros fueron desaparecidos.

Los muertos y desaparecidos desde esa vez, fueron alrededor de 20 personas. De los desaparecidos,jamás se volvió a saber. La matanza comenzó a las 7 de la noche de la fecha antes anotada.

En zonas adyacentes a Volador, todavía se comenta que muchas de las personas desaparecidas, fueron descuartizadas y sus partes lanzadas a las aguas del río.

Algunos pescadores, con sus atarrayas, en esa época, sacaron extremidades de humanos de las aguas del Sinú. También se asegura que algunos cuerpos les echaron piedras en el vientre, para que no los encontraran jamás. Otros cadáveres se fueron río abajo manchando de sangre la corriente.

De esa manera Volador se convirtió, de la noche a la mañana, en un pueblo fantasma. Las personas que quedaron vivas, unas 600 familias, tuvieron que salir,presas del pánico, con lo poco que tenían. Se desplazaron a Tierralta, Montería y otras poblaciones de Córdoba.

Esa vez, sólo quedaron en la mencionada localidad, cuatro familias, encabezadas por Julio Murillo, Antonio Lamasa, Enrique Jaraba y Anselmo Escobar. Este último, murió hace algunos años, con la pena moral de haber observado la primera masacre de la época reciente en Córdoba.

Algunas de las familias volvieron a la población, pero la mayoría no se atrevió a retornar por temor a ser asesinados como muchos de sus compañeros que perdieron la vida de forma inmisericorde. Hoy en día andan regados por diferentes localidades de Córdoba.

Pero la persona más recordada en Volador, es al profesor Carlos Conde Anaya, que entonces tenía 29 años. El docente había sido contratado por el propio Fidel Castaño para que educara a los niños de ese lugar. Sin embargo, fue el primero en ser asesinado.

Una mujer, que hoy tiene 35 años, lo recuerda, con lágrimas en los ojos: “Era una gran persona, muy serio, de muchos conocimientos y tenía deseos de enseñar a los niños de la población”, reitera.

De fiesta a masacre

Mientras tanto, en Mejor Esquina se realizaba una fiesta de fandango, el 3 de abril, Domingo de Resurrección. El fandango era amenizado por Banda 3 de Mayo de Montelíbano y se efectuaba en la finca La Florida, a la entrada de la población.

En horas de la noche, arribó un grupo de diez hombres armados hasta los dientes con fusiles Galil, R-15 y pistolas 9 milímetros. Los sicarios se movilizaban en dos vehículos. Los fandangos en el Sinú, siempre empiezan a las 9 de la noche. O sea que no hacía mucho que se había iniciado la fiesta.

Los hombres,que vestían uniformes de la policía, se autodenominaron como ‘Los Magníficos’ y asesinaron a varias personas que comenzaban a departir en la fiesta. Esa vez se habló de 28, 36 y después, de más de 50 los muertos.

La confusión en la cifra se debió a que muchas de las personas asesinadas no vivían en Mejor Esquina, sino en lugares vecinos. Cuando llegaron las autoridades judiciales a hacer los levantamientos de los cadáveres, algunos familiares ya se los habían llevado.

‘Los Magníficos’, era un grupo paramilitar, que iba en busca de Isidro Antonio Martínez Pastrana, alias ‘El Viejo Rafa’. En ese entonces jefe de finanzas del EPL en el San Jorge y el Sinú. Él, acostumbra asistir a cuanta fiesta se efectuaba en la región.

Algunos habitantes de la población, aseguran que ‘El Viejo Rafa’ estuvo en la fiesta desde las primeras horas de la tarde. Pero antes del anochecer se marchó. De pronto presagiando lo que se avecinaba. Pero otros aseguran que nunca llegó al lugar.

Aunque los criminales no encontraron a ‘El Viejo Rafa’, mataron a muchos habitantes de Mejor Esquina y lugares aledaños. Estas personas, en su mayoría,se dedicaban a las labores del campo.

Entre los muertos estuvo un niño de sólo 9 años, de nombre Óscar Sierra. El menor lleno de susto, empezó a llorar cuando vio a los sicarios disparando. Pero no lo perdonaron a pesar de que era un infante. También lo mataron. En Mejor Esquina ese domingo, no fue de resurrección. Fue de muerte.

En un bus fueron a matar

Pero el 30 de agosto del mismo año, se registró la masacre del corregimiento El Tomate, municipio de Canalete. Los sicarios, en número de 30, se movilizaban en un bus e iban armados con fusiles R-15 y pistolas, como en las acciones anteriores.

Los ‘paras’ fueron asesinando gente desde El Cocao, Provincia y por último, El Tomate. Resultado: 17 personas ultimadas. Más tres que mataron en el bus en que se movilizaban, para un total de 20. El automotor fue incinerado, junto con los ocupantes, cerca de Santa Lucía, Montería.

En esa oportunidad el grupo de los paramilitares, para despistar, se hizo pasar como miembros del EPL, el cual operaba en la zona. Dejaron consignas en diferentes sectores de la población. Varias viviendas fueron quemadas.

Uno de los hechos que más le dolió a la comunidad, fue el de Yanio, un niño de sólo dos años y diez meses que murió incinerado. Hoy, la madre recuerda con tristeza esta situación.

Cuando le mencionan lo sucedido, revienta el llanto. Y agrega que no quiere acordarse de esa tragedia. Pide que haya una reparación rápida para ella, y todas las familias que fueron afectadas.

Dice que a raíz de esos hechos tiene problemas siquiátricos y que nunca más volverá a El Tomate, porque le da miedo que le vayan a matar a los otros dos hijos.

Precisó que luego de la masacre, el gobierno les entregó una parcelita a las familias afectadas, pero en 1995, tuvieron que abandonarlas por el pánico que producía la presencia de los ‘paras’.

En conclusión, en ninguna de las investigaciones de las matanzas perpetradas por grupos paramilitares, en Córdoba, en esa época, ha habido resultados por parte de las autoridades, que satisfaga a las víctimas.

Dicen en Colombia que la justicia cojea pero llega. Sin embargo, no ha sucedido así en el caso de las masacres cometidas en Córdoba, por los grupos paramilitares.

Aquí la justicia no ha llegado. Y además deque no ha llegado, le hacen falta las extremidades, para poder caminar, investigar y entregar unos resultados satisfactorios a la sociedad. Por lo tanto, se cumple un cuarto de siglo de total impunidad